Archivo mensual: octubre 2009

Theodore Sturgeon – Venus más X

Hola, culebras.

Con el señor Sturgeon hemos topado, con él y su libro Venus más x.  El libro, perteneciente a la colección de Orbis, no da ninguna pista sobre su contenido, y yo no he investigado en la red para evitar posibles destripamientos. Así, con la x como gran incógnita de su temática (aunque el nombre me siguiere algo situado en Venus; uno, que es muy listo), empiezo a leerlo.

El libro arranca con una situación que casi recuerda a una abducción. De forma un poco acelerada nos introduce en un mundo ante el que el calificativo de raro quizá quede corto. Trato de imaginarme a los seres que se encuentra el protagonista y sólo me llega la imagen de los teletubbies. Sí, admito que no resulta del todo exacta, pero mi mente insiste e insiste: son condenados teletubbies.

Avanzo y la sensación de estar en un programa infantil (bizarro, ambientado en otro planeta, lleno de amor, pero infantil) continúa. Entre medias, a modo de interrupciones sin rumbo aparente, la publicidad: las ‘cuitas’ de una familia que niños.

El libro sigue y sigue, introduciéndome en una historia que no me acaba de enganchar, con unos protagonistas que no conectan, con una filosofía demasiado jippi. Sigo leyendo casi por inercia, esperando que en algún momento esto cambie: el discurso que se oculta tras el libro, la huida de la violencia a través de la manipulación de la entidad sexual del individuo, no se me antoja creíble. Más que nada porque forma parte de mis creencias el que el ser humano porta la maldad de serie, social y biológicamente, sin necesidad de agregar/suprimir hormonas sexuales. Pero admito que esa es mi opinión, y a todas luces no coincide con la del autor y la de otras personas.

Acabo el libro y me digo: po fueno, po fale, po malegro. Filosofía jippi que intenta meternos el buenrollismo que aportaría el hombre sin desigualdades sexuales, y la maldad que se oculta tras nuestra sociedad sexuada. Una paja mental. Espero que le haya dejado satisfecho al autor.

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James Herbert – Aullidos

Hola, culebrillas.

Tras una pequeña sesión de cifi patria tocaba regresar al terror. Como este libro de James Herbert era finito y por el nombre me sugería la idea de hombres lobo (entroncado con el más puro clasicismo) lo agarré y empecé a leerlo.

Ante todo aclarar que este Herbert no tiene nada que ver con el archifamoso autor de Dune. Una vez hecho esto contaré mi experiencia con el libro: agridulce es la palabra que mejor lo define.

El lado agrio posee los tintes de engaño, de burla por parte del editor: la contraportada de Aullidos vende a la obra como una historia de angustia, de horror. Nada más lejano: lo que en un primer momento creía iba a ser un libro de terror (y así lo pone bien claro en la contraportada) en realidad se trataba de un relato más o menos budista acerca de la encarnación y el sentido de la vida. Así, tal cual lo digo: del terror, a encontrarme con pensamiento trascendental de medio pelo. Si, vale, no están mal la aventurillas del perrito Fluke (en eso consiste la parte dulce), cómo lo pasa de mal el desgracidito, pero todo ello a nivel de telefilme (con su inevitable carga de moralina) de una tarde de domingo en Antena 3. No para leérmelo yo, que odio los telefilmes, en mis viajes al/del curro. Hasta bien pasada la mitad del libro estuve esperando ese arranque de terror. La espera resultó inútil, por supuesto.

El mayor defecto del libro lo encontramos en que se trata, a todas luces, de un relato corto ampliado: las situaciones se suceden una tras otra, pero la mitad de ellas no aporta nada importante al desenlace de la trama. A no ser, claro, que todas ellas formen parte del ‘crecimiento personal’ que ha de vivir el protagonista: de nuevo habría que recordar que nos encontramos ante un panfleto new age.

A modo de resumen, supongo que algún budista, amante de los animales, jippi o ‘gente similar’ sacarán algo interesante al libro. Yo, a lo sumo, lo considero un entretenimiento menor, y sobre todo ligero, demasiado ligero.

Ale, siguiente que éste no merece la pena.

George H. White – La gran saga de los Aznar, tomo 2

Hola, culebras.

Agh. No lo he podido evitar y tras el primer tomo he agarrado el segundo. Supongo que ese detalle ya servirá de indicio del resultado de la lectura. Sabía lo que me iba a encontrar con este segundo volumen… pero me equivocaba: mucho más. Más grande, más alto, las fuerte, más ruidoso.

Más.

Jaja.

Puro space opera español, indecentemente retro pero adictivo. Pena que no tenga por ahora más libros; con el tiempo deberé hacerme con el resto. ¿Es esto suficiente reseña?

No, lo sé. ¿Qué digo? Escenas de batalla con tropas que se cuenta en miles, millones de efectivos, bombas nucleares arrasando planetas, naves espaciales descomunales que desafían las leyes de Newton y a la lógica, los gobernantes de la Tierra postrándose ante el amigo Aznar… diversión alocada a raudales.

Eso y una de las contraportadas más horribles que he visto en mi vida: un spolier descomunal. Pero ¿qué más da? Esto es una locura de lo más jachonda. Que siga.

Ale. Ta luego.

George H. White – La gran saga de los Aznar, tomo 1

Tras diez años en la pila, y no sin cierto miedo, cojo este primer volumen de la supuestamente adictiva, visionaria y sorprendente saga de los Aznar. Recuerdo que cuando oí hablar de ella por primera vez no pude evitar pensar en Chemita, el de las amistades peligrosas. Por supuesto el susodicho mastuerzo no tiene nada que ver con Miguel Angel Aznar de Soto (sí, lo he escrito bien: así aparece en esta edición, ‘Angel’ sin tilde).

Pero no adelantemos acontecimientos. ¿Qué es la saga de los Aznar? La obra de Pascual Enguidanos (nombre auténtico que se oculta tras ese anglófilo George H. White) pertenece a ese batiburillo a veces demencial, otras divertidísimo, que responde al nombre de space opera. Pero se trata de una versión redactada auténticamente a la española, en el formato de las novelas de a duro (formato popularizado por aquel entonces en el país del enano dictador): obras repletas de aventuras (en muchas ocasiones descerebradas), con acción salpicada de romance, todo ello aderezado con la enormidad que hace falta para apabullar al lector adolescente hacia el que iban destinadas. Todo ello, repito, de lo más castizo: en un no muy lejano siglo XXIII el autor nos muestra a Madrid como capital de un imperio que rivalizaría en poder y extensión con el de Felipe II, convirtiéndose en el último bastión de resistencia mundial ante un enemigo implacable; con un español del siglo XX, Miguel Angel-sin-tilde Aznar de Soto, convertido en paladín, caudillo, líder y mesías de las humanidades, hostigadas por ese invasor antes citado.

El primer volumen sirve como presentación del personaje, Miguel Angel-sin-tilde Aznar de Soto, colocándonos en situación: segunda mitad del siglo XX y embarcado en una bastante ridícula persecución de OVNIS. Tenemos intriga, ‘investigación’, flirteos de nuestro heroico, inteligente y musculoso protagonista que acaban en amoríos con la jamona rubia de turno (que por supuesto muy católicamente acaba ipso facto en boda, y con la antes muy lista mujer lobotomizada y convertida en ‘chacha con derecho a folleteo’). Persiguiendo los OVNIS (ya le gustaría a Friker Jiménez tener las luces y los medios del amigo Miguel), y llevando un avión sacado directamente de La Patrullosa (¿habrá pagado Enguidanos algo a Stan Lee por el fusilamiento? Aunque, según esas, ¿pagó algo Lee a Lockheed por copiar su modelo?), viajan nada más y nada menos que a Venus, planeta donde realmente empieza el nudo principal de la saga. El libro acaba con una tercera novelilla que nos introduce en la tecnología que se usará más adelante, y que dará paso a los momentos grandiosos (o grandilocuentes) de la saga.

Personajes planos, tramas lineales y esquemáticas, juegos de blanco y negro; acción, disparos, persecuciones, situaciones al límite. Todo eso nos encontramos en este primer volumen. Lectura rápida, muy rápida, que a pesar de sus defectos (y no pocos) nunca aburre: ideal para autobús/metro/tren.

La edición, realmente una fanedición, tiene los defectos lógicos de algo hecho por aficionados: faltas de ortografía, errores de tipografía, de maquetación, de puntuación… incluso las portadas de mi edición son tan tristes como simple texto, una mezcolanza de tipografías y tamaños en negro sobre blanco. Nada más. Pero se trata de defectos que, dado que nos encontramos ante el trabajo de unos admiradores que deseaban que la obra de su admirado Pascual no se olvidara, se perdonan.

En definitiva, si puede caer en tus manos en un saldo no dudes en hacerte con ella. Lo del saldo lo digo si compras ‘para probar’; si realmente sabes que lo arriba descrito te va a gustar puedes adquirir el libro directamente de sus editores. Y si incluso te encanta seguro que serás bienvenido por esa panda de enfermos en la próxima Aznarcon.

[Editado 2/1/2010, 17:08] En su momento me llamó la atención de la rápida ‘avalancha’ de comentarios realizados por seguidores de La saga de los Aznar en esta entrada y la siguiente, pero hoy mismo me ha llegado vía chivatazo 😛 la explicación a ese singular fenómeno: la existencia de una búsqueda automática de Google en una lista de correo. Eso hizo saltar la liebre. Ciertamente son gente especial, tanto como para ‘supervisar’ la web buscando referencias a La saga.