Stephen Hawking – Brevísima historia del tiempo

Hola, culebras.

Hace ya años me compré y leí la versión inicial de este libro de Stephen Hawking, Historia del tiempo. Pero lo perdí y, cuando vi recientemente la oportunidad de que me prestaran esta nueva versión no lo dudé.

Brevísima historia del tiempo en principio se trata de una revisión de la anterior, actualizada a los nuevos descubrimientos realizados en los casi veinte años transcurridos entre ambos libros. Tengo un buen recuerdo del primero, que servía de magnífica introducción a una de las dos únicas ciencias verdaderas, la física (la otra, por supuesto, es la matemática; el resto son derivados o abstracciones de éstas , o bien se trata de disciplinas experimentales). Sin embargo de este otro… hay que decir que no: algo falla en él. Sí, lo adornan de dibujitos, pero por desgracia la mayoría de las veces no aportan absolutamente nada al texto (a veces incluso molestando). La edición que me han dejado, del Círculo de Lectores, resulta poco menos que nefasta, con ese aspecto infantilóide que hace que la mitad de la página se use como margen, además de la injustificada y muy de la casa tapa dura, que vuelve lo que bien pudiera ser un buen libro de mano en un mostrenco casi inmanejable (sobre todo para el poco texto que contiene).

En cuanto al contenido en sí se habla muy por encima de muchos conceptos básico de ciencia, tan de refilón que muchas veces parece que uno atiende al sermón de un cura que narra los misterios de la religión, misterios no discutibles y por tanto no cuestionables. Ósea, el autor pide que tengamos fe en lo que dice. Ese defecto supone un gran lastre a mi entender: la ciencia no es fe, sino seguridad. Sí, el libro está dirigido a legos, pero su discurso carente de referencias se sitúa a un mismo nivel de oscurantismo que la Biblia. Una simple relación de lecturas para quien desee curiosear más en los múltiples conceptos de que se habla le habrían dado más credibilidad al libro (vale, eso lo puede hacer cualquiera con un poco de interés, pero no cuesta nada al autor y al editor el seguir la doctrina científica de añadir bibliografía a los textos). En la última sección del texto se centra bastante en la teoría (o teorías) de cuerdas, y ya se embarra de manera definitiva: la teoría de cuerdas es complicada, pero explicada sólo con palabras ‘mundanas’ resulta ya casa inmanejable.

Ya para acabar, y que me perdonen los físicos y los matemáticos, me ha chirriado horriblemente la sección en la que se habla de la renormalización en el caso del cálculo de energía de partículas virtuales (capítulo 11). Eso de decir que se ‘eliminan infinitos absurdos’ me suena a decir que ∞ – ∞ = 0 (vamos, la típica burrada de instituto). Supongo que explicar la renormalización en palabras cotidianas resultará imposible, pero tal y como lo expresa en el libro más que ayudar, entorpece (y seguro que añadir una pequeña bibliografía sobre esto tampoco ayudaría, lo admito, si esa se limita a libros de álgebra 😛 ).

Bueno, no voy a decir nada más. Simplemente la nota: un seis flojillo. Una pena por esa cuarta parte final del libro y ese aire de discurso basado en la fe, que no ayuda a diferenciar ciencia de religión.

Aaaaaaaaaaaaadiós.

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