Archivo diario: 14/07/2011

Robert Heinlein – La luna es una cruel amante

Hola, culebras.

Otro libro de Heinlein, si no recuerdo mal mi segundo de este autor tras La puerta al verano. Esta novela, La luna es una cruel amante, ha resultado ser una deliciosa pieza de relojería. Estamos casi ante lo que se podría describir como un estudio histórico novelado de una revolución. Una revolución en un tiempo futuro, en un entorno ahora mismo demasiado remoto en lo relativo a su plausibilidad, pero narrada de una manera tan detallista, tan pormenorizada, tan humana y dotada de tal cercanía que parece envolverle a uno. Una delicia. Tan creíble resulta (o al menos así me lo ha parecido) que me pregunto si soportará un análisis serio, sobre todo en lo relativo a la trama política y a los aspectos tácticos. ¿Qué diría Sun Tzu si lo leyera?

Un detalle de lo más interesante, y muy bien hilvanado, es la descripción de la mentalidad selenita. Especial relevancia merece el tratamiento de la familia lineal, que aparece descrita de una manera tan soberbia que incluso resulta creíble. Teniendo en cuanta que está integrada por miembros de una sociedad tan liberal que roza el extremo opuesto: el anarquismo. Una sociedad así ahora mismo es muy difícil de imaginar en La Tierra. Y a este comentario debo añadir un ‘por desgracia’ seguido de un sonoro suspiro.

A veces el discurso político se vuelve un poco cargante, si bien aparece resuelto de una forma lógica para propiciar el avance de la novela.

Uno de los defectos, que sin embargo acaba por no chirriar demasiado, es el del protagonista no humano. De una precisión casi increíble, casi se diría que lleva de la mano a los protagonistas, lo que depara en cierto determinismo. Un detalle de ese semidios que no me resultó del todo agradable es su misterioso y no explicado origen. Más aun si se tiene en cuenta la arcaica tecnología usada, algo que ha envejecido muy mal. Pero esos defectos se pasan por alto ante el resultado final del conjunto, soberbio.

Curiosamente el final de la novela defrauda: todo lleva a él de una manera predecible y esperada (casi diría que anhelada), y cuando llegas te preguntas ‘¿y no hay más?’. Leyendo esta novela sólo puedo decir que tengo ganas de tener entre mis manos otra de Heinlein.

Esta maravilla de la literatura se merece un indudable 9. El 10 me lo reservo todavía para cuando lea algo… especial.

Adiós.