Stephen King – Todo oscuro, sin estrellas

Hola, ofidios.

Hace mucho que agarraba un King y tras la última lectura, toda una obra de terror, necesitaba otra. Lo que se dice, una clavo saca a otro clavo. Tenía este libro de relatos en la pila desde hacía unos años y me ha parecido una buena manera de cambiar de aires. Al fin y al cabo, incluso con sus defectos (que los tiene), King no suele dejar mal sabor de boca.

O eso debería suceder. Porque esta recopilación tiene luces, pero también sombras. Y muy densas, como la noche a la que hace referencia el título.

Veamos lo que ha deparado Todo oscuro, sin estrellas.

Stephen King - Todo oscuro, sin estrellas

Stephen King – Todo oscuro, sin estrellas

No me voy a andar con ambages. Al poco de empezar a leer ‘1922’ uno empieza a adivinar el tufillo a ‘El corazón delator’. ¿Hay a estas alturas alguien que no conozca ese magistral relato de Poe? Para los que levanten la mano: la puesta está por ahí. No regresen hasta enmendar ese pecado capital. A lo que iba: ‘1922’. Si algo hay que destacar de este relato sin duda alguna eso es la ‘mano de King’. Su manera de escribir tan directa y llana, pero al mismo tiempo detallista le permite a uno meterse en la historia y vivirla paso a paso. La naturalidad con la que introduce detalles y trasfondo hace que uno se sumerja en esa América rural pre depresión sin el menor problema y, aunque lo conozca a fondo puede participar de la vida de su protagonista. ¿Qué el estilo resulta tosco y vulgar? Se supone que lo escribe un granjero en primera persona, así que no se le puede exigir el estilo de un literato. Y sé que ese truco lo he puesto a parir varias veces en referencia a esa nueva hornada de seudoescritores Z. Pero entre King y ellos hay una diferencia muy grande: lo que he descrito unas frases antes, la capacidad de cautivar con las palabras. Pero como decía, el relato (más allá de ‘la mano de King’) poco aporta a su bibliografía. Unas pocas escenas ‘espectrales’ bastante manidas y una tensión que no acaba de cuajar. Al menos en lo relativo al aspecto fantasioso del cuento; la vertiente realista se hace mucho más interesante haciendo casi innecesario lo fantasioso. Y aquí volvemos a ‘El corazón delator’. Poe no necesitó de ratas ni similar para crear esa sensación que Wilf describe a lo largo de las páginas de ‘1922’. Y Poe lo hace en mucho menos espacio y de una manera más efectiva. En definitiva, relato de relleno de King, y que se lleva un 6 más que nada por el retrato de una sociedad y momento histórico.

Si el anterior cuento se libró de ningún tipo de paliza en cuanto a estilo debido a que estaba narrado en primera persona, no sucede lo mismo con ‘Camionero grande’. Aquí King no se puede escudar en el que ‘lo que lees es lo que dice el protagonista’. No, aquí existe la figura de un narrador omnisciente, una tercera persona que nos describe lo que pasa. Pero lo hace de una forma poco menos que vergonzosa. Me dicen que este texto no proviene de la mano de King y no lo dudo ni un segundo. De hecho ni siquiera un milisegundo. Horrible me parece que se queda corto. Ya de entrada decir que abusa, sobreabusa e incluso vomita adverbios modales. Sí, se supone que este cuento proviene de ese hombre que dijo eso de que ‘el camino al infierno está enlosado de adverbios’. Pues bien, aquí no sólo pavimenta el suelo con ellos sino que con ellos crea un túnel grisáceo e interminable de –mentes. Por no hablar del abuso de los verbos comodín. Hay secciones que parecen un campo minado: ‘seres’ por todas partes. HORRIBLE. En serio, vergonzoso. A eso se añade que algunos párrafos posean tan torpeza narrativa que me hace pensar en la mano de un negro, no en la de King, como autora de esto. Lo de ‘mostrar, no contar’ parece que lo olvida. Terrible. Pero el problema no se limita a la forma. Durante un primera parte del cuanto dije ‘vale, ¿y ahora?’, para de seguido pensar ‘porque no va a ocurrir esto, ¿verdad? ¿Verdad?’. Y va y sucede. De cabo a rabo. Como en un cuento de misterio tan malo que ni hay misterio ni nada. Juntando todos estos detalles llega un momento de la lectura en la que, por eso de no tirar el cuento a la basura uno pone el piloto automático y deja de ‘saborear’ el texto, limitándose a seguir leyendo hasta que llegas a la última página. Una vez acabado de leer sin poderme creer que este cuento haya salido de una pluma tan laureada (y valorada por mí mismo). Tampoco me trago que lo escribiera por necesidad de dinero. Se trata de un texto descuidado, apresurado y sin la menor corrección de estilo, poco menos que un insulto a la figura y arte de King. Le pongo un 3 por ponerle algo, pero dado el nombre que lo firma se merecería mucho menos.

El nivel no se recupera mucho tras leer ‘Una extensión justa’. Decir que se trata de un relato mefistofélico supondría regalarle al cuento un remate que de verdad no posee. En el texto tenemos de nuevo un ejemplo de cómo alguien con gran oficio (capaz de acercarnos al protagonista y sus miserias de una manera eficaz) puede demostrar una dejadez poco menos que vergonzosa. Tras un inicio decente, que no bueno, el cuento se va desinflando y desinflando hacia algo que se supone se debe llamar final. Y lo describo así, ‘se supone’, porque a mí se me ha hecho del todo flojo y vacío. Tras una serie de anécdotas que describen la desgracia de uno de los personajes el relato se limita a acabar. Ni giro, ni golpe de mano final. Nada de nada. Ale, al siguiente cuento, y punto. La leche, me ha parecido la leche. Una nueva muestra de que una vez que tienes incluso los garabatos inconclusos en papel higiénico tienen salida editorial. Este relato se lleva otro 3. Y de nuevo embarra el nombre de King.

El último relato, ‘Un buen matrimonio’, no desentona con los demás. Juega mucho con la psicología de la protagonista, tejiendo muy bien tanto su entorno como lo que supone su descubrimiento. Pero de nuevo tenemos una resolución demasiado simplona, que en ningún caso sorprende. Leyéndolo me ha dado la impresión de estar leyendo una versión novelada de un telefilme de los de después del telediario del mediodía. Vamos, algo muy distante al King famoso. Además de nuevo hay párrafos torpes, auténticos caminos enlosados con esas baldosas que dirigen al infierno. Como telefilme se llevaría un justito 5, más que nada por la manera efectiva de tejer el ambiente, de hacer creíbles y reales los personajes; pero al tratarse de algo surgido de King sólo se merece un 4… y nunca olvidar que incluso los mejores cometen borrones.

Un pequeño apunte más. Curiosa la manera de presentar la mujer en los dos primeros relatos: hay un puñado de frases en las que se dice, más o menos, que las mujeres casadas están para acatar todo lo que dice el marido o, en caso de no hacerlo, para recibir una merecida –y ‘justificada’– paliza. Entiendo de sobra que esas frases forman parte de la representación de una ‘mentalidad’ de parte de la población americana (ni me ofenden, ni me escandalizan ni nada similar), pero se me hace curioso ver cómo en estos cuentos se han juntado citas a esa ‘mentalidad’.

Como media de la recopilación me sale un muy triste 4. Parece mentira que pertenezca a un libro de relatos de uno de mis autores más admirados. Pero lo que he dicho unos párrafos más arriba: no siempre se puede mantener el nivel. Aquí Stephen King sin lugar a dudas suspende. Más aun, incumple sus propios consejos y normas. Una pena, de verdad, pero no por mí: me parecería muy triste que un lector que nunca hubiera leído a King le descubriera con estos cuentos. Se llevaría una impresión errónea del autor que, si no recuerdo mal, descubrí cuando salió en España la primera edición de It, libro que me absorbió y tuve que leer de cabo a rabo de una manera casi obsesa; un autor que, salvando los finales (ese amor/odio que siento por él se debe en parte a su reiterada incapacidad de rematar bien las obras), siempre deja un buen sabor de boca.

Creo que necesito leer más de él para quitarme este mal sabor de boca. Por desgracia ‘sólo’ tengo en la pila la saga de la Torre Oscura, y me prometí no empezar ese tipo de sagas hasta que me leyera de un tirón todos los de Canción de Hielo y Fuego… una vez que Martin los acabara. Dado que eso puede que quede muy lejos (espera a ver si no la palma antes), creo que ponerme con la saga de King no supondrá mucho problema. Ya veré lo que hago.

Adiós.

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