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La porra de la revolución

Hola, culebrillas.

No, no hablo de que haya una revolución que sea una porra, no. En principio debería admitir que el término ‘revolución’ quizá sea mucho decir, sobre todo teniendo en cuenta que cxon esa palabra lo primero se me viene a la cabeza sea la francesa (lo único útil de verdad que hicieron los gabachos, pero quizá un poco demasiado radical). Yo, en esta ocasión en vez de revolución hablaría de protestas, un salir a la calle de gentes, más que cabreadas, desesperadas e impotentes.

Ah, que os preguntais de qué hablo, claro 😛 Os lo explico. Ya lo he dicho medio broma, medio en serio en el curro, e incluso en meneame.net: creo que se va a montar la gorda en febrero del año que viene. ¿Que qué gorda? Pues la que se me parece a mí que se está cociendo gracias a esa crisis galopante que recorre el país. Sospecho que en febrero del año que viene la olla a presión va a estallar en forma de manifestaciones (por decir lo más suave) y, conociendo nuestra forma de ser con más de una carrera delante de los deseerebrados antidisturbios. Vamos, cosas inútiles como las manifas esas antiguerra de hace cosa de ¿seis? años. Inútiles no porque la gente no tenga más o menos razón en lo que piden (eso que quede claro, que cada cual tiene derecho de manifestarse en contra de lo que le de la santa gana) sino porque en nuestro sistema de gobierno esas muestras de ‘poder’ de poco valen. Al contrario, muchas veces dan risa.

Oño,  que me voy por las ramas. A lo que iba: la porra. Que va un euro a que en la primera semana de febrero se empieza la gente a mover de muy mala leche.

¿Porqué esa fecha?

Pues es una elucubración mia, nada más, a ojo de mal cubero. Procedo a explicarla:

  • Es agosto y acabamos de cobrar la paga extra. La cosa pinta mal pero como nos ha pillado un poco por sorpresa (bueno, a mi no, pero es que yo soy muy listo 😛  No: hay que ser pero que MUY GILIPOLLAS Y CIEGO para no ver que esto se avecinaba) aun no nos preocupamos de verdad.
  • Luego vienen seis meses de ver cómo el sueldo llega cada vez más justo, de contemplar horrorizados que el Euribor se mantiene, sin bajar, si es que no sube todavía más. Pero aquí está la paga extra de verano, para hacernos flotar esos meses más o menos bien.
  • Aguantaremos asfixiados, pero aguantaremos. Miraremos con odio al jefe, que a su vez nos llorará diciendonos que las cosas van mal, cuando para nosotros desde hace años que no hay diferencia entre si el país va bien o el mal: nuestro sueldo siempre ha estado igual, antes y ahora. El muy cabrón -del jefe- no dirá que en los tiempos de bonanza él se quedó con todos los beneficios, sin repartir nada. Sin embargo ahora insinuará que a la hora de apretarse el cinturon deberemos ‘hacerlo todos’. Vamos, en plan ‘juntos para lo malo, que para lo bueno conmigo mismo me vasto’.
  • En diciembre llegará la paga de navidad con su respiro económico… y la locura consumista. Porque seguro que sí: por muy mal que esté el panorama, el españolito medio, inconsciente, seguirá comprando con ese espíritu psedocristiano de mierda (ya me sale la vena anticristiana, que me pierdo, 😀 ). A lo que iba: el españolito, incluso en medio de la crisis, se gastará buena parte de la paga en regalos y comilonas. Al fin y al cabo, ‘es navidasssssss‘.
  • Y ahora la matamos: que llega la cuesta de enero. La resaca de realidad de las navidades, la bofetada al bolsillo de todos los años. Sólo que este año es una bofetada con carrerilla y puño americano, y nunca mejor dicho: de agosto a ahora ha ido creciendo el paro y la morosidad, el consumo interno enfriándose (o puede que ya directamente congelándose), los lamentos del jefe se han tornado en despidos o intentos de bajar los sueldos (a lo que algún pardillo picará). Hasta ahora se había aguantado de malas maneras, la paga extra de verano se había estirado lo más posible hasta diciembre. Pero esa paga se acabó, y la recién llegada de enero se ha ido de la misma manera que ha llegado.
  • En ese momento veremos que ni siquiera con esa inyección de efectivo se evitan los negativos a fin del mes de enero. Y nos encontramos todavía en enero. Aún queda febrero, marzo, abril… La quiebra amenazará a varios miles de casas más.
  • Ese es el momento en el que la gente creo que saldrá a las calles. Muchos ya lo hicieron por no poder encontrar una casa digna y a un precio razonable. ¿Que pasará ahora, cuando no es un tema de salir de casa de los padres, sino que que los propios padres no tengan para alimentar a sus familias al mismo tiempo que se paga la condenada hipoteca? Habrá que salir a las calles, aunque sea para mostrar tu impotencia y desesperación. Quemar unos cuantos contenedores alegra el día, también mola reventar tiendas en Gran Vía (arrasemos la tienda donde se vende el símbolo yupi e incongrunte de hoy en dia; quememos Timofónica y comámonos los iPhones).

Weno, eso es más o menos la base de mi razonamiento para esta porra. ¿Tienes tú otro? ¿Te animas a participar de La porra de la revolución? Venga, deja tu apuesta en un comentario, o haz un ping desde tu blog con tu propuesta, o algo similar. Pero también ten seguro que, te unas o no a esta porra ridícula, todo dará igual: el mundo seguirá rodando hacia su destrucción leas o no leas este blog de mierda, respondas o no a esta entrada.

Y al final ten seguro que, pagues o no pagues impuestos, morirás… y flotarás. Porque ya lo sabes: en el fondo todos flotan, y hay luces frías que dan miedo. Ya se me vuelve a ir la pinza 😛 Eso es otra historia, una para no dormir.

Adiós, culebrillas. No molesteis mucho al pobre Charlón Gestón.