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La nueva extensión de la humanidad: una mierda diferente, pero mierda al fin y al cabo.

Un ejemplo de lo que nos gobierna

Hola, culebras.

No me voy a explayar mucho con esta criatura, porque es indigna de semejante esfuerzo. Responde al nombre de Isabel López i Chamosa, y es diputada por Barcelona por el G.P. Socialista ( GS ).

Me llamó la atención al verla en la tele como portavoz del Partido Socialista para el Pacto de Toledo. Me pareció que su intervención era… ¿cómo decirlo? ¿atolondrada? Pero vamos, nada nuevo entre esa jauría política que nos dirige o nos opone.

Sin embargo esta tarde a través de menéame llegué por casualidad a su blog (sin saber que le pertenecía a ella) y me quedé de piedra. Sé que con los años me hago más intransigente en lo que se refiere a escribir bien, sí, pero lo de esa web me llegó al alma: no pude llegar al segundo párrafo del último post. Copio y pego esa joya:

ELecciones Catalanas

Como todos/as conocéis, el proximo 28 de noviembre celebramos elecciones en Catalunya, por lo cual estamos emplena campaña electoral. El primer fin de semana se han dicho cosas que desde mi punto de vista de deberían sacar los colores al que lo dice: primero fue el Candidato Artur MAS, que acusa al PSC de recurrir al primo de Zumosol (en referencia a Zapatero ). Pues sí, señor MAS, los socialistas catalanes formamos parte de una gran familia socialista con parientes en España, en Europa y en el mundo, de lo cual nos sentimos muy orgullosos. Lo siento por usted si su familia es tan pequeña que no pude contar con madie.

Todo es suyo, absolutamente suyo, desde las primeras ‘ELecciones’ al último ‘madie’. Im-presionante.

No pude evitar poner un par de comentarios (creo que moderados) y me añadí al seguimiento de los mismos. Entre ellos la mayoría coincidían en mayor o menor medida con mi opinión: no era el único que pensaba que, más allá de los ideales políticos, hay que saber mantener las formas. Más aún, dado que su trabajo es cara al público, como representante de los ciudadanos, debe tener un mínimo de educación y pericia en esto que es nuestra lengua.

Los comentarios siguieron, con algún que otro amigo de la dueña del blog tratando de… de… algo. Porque si eso era defender a la señora Isabel, mejor que se hubiera callado.

Pero es que en eso que aparece un comentario de la propietaria del blog. De nuevo copio y pego de manera literal:

Bueno, me alegro muchisimo que nuestra juventud esté tan bien preparada y sin faltas de ortografia, porque eso es bueno para el país, pero lamento que tengan tan poco talante democrático como para no tolerar la opinion diferente, y que toda su critica se base en que he puesto palabras mal escritas. Si se lee bien se entenderá enseguida que ha sido al hacerlo desde el escaño y con rapidez. Quiero decirles a todos los que se creen mas preparados que yo que me alegro mucho por ellos y que cada cuatro años todos tenemos la oportunidad de presentarnos a las elecciones, es decir, sometermos a la voluntad de los ciudadanos. Ellos con su voto nos ponen a cada uno en su lugar.
Por otro lado quiero agradecer a todos los que ponéis vuestros comentarios en un sentido o en otro vuestras aportaciones, porque soy de las que piensan que en el debate salen las buenas ideas y los mejores acuerdos. Y a los que tienen tanta cultura y son tan perfecto, decirles que no se mezclen con las obreras como yo: vosotros no perdéis nada y yo sigo feliz cumunicando con los ciudadanos que por encima de todo nos respetamos los unos a los otros.

Como he dicho no voy a hacer muchos comentarios de esta señora. Sólo uno: en su intento de echar balones fuera, de decir ‘pos facedlo vosotros que sois tan listos’ y demás, ha dicho lo que más podría tocarme los cojones. ¿El qué? Pues algo muy tonto: admitir que mientras está en el puesto para el que se supone la han elegido, el congreso de los di-puta-dos, ella se dedica a trastear con internet y poner ‘sobre la marcha’ entradas vergonzantes a un blog. A ver si lo entiendo: excusa su falta de rigor a la hora de escribir aduciendo que lo hace mientras está trabajando en eso para lo que se la paga una pasta.

Bien. Lo has bordado, Isabel. Me siento más tranquilo sabiendo que parte de los impuestos que pagamos todos esos pringados a los que tus amigos y tú queréis alargar la edad de jubilación se invierten en que hagas novillos. Y, por supuesto, lo del blog es lo que en tu palurdez has admitido. Luego esta lo que no admitirás en público… Habráse visto pedazo desfachatez e inconsciencia. Que todos los políticos sean tan torpes como tú, Isabel, que la revolución se producirá más pronto que tarde.

Chau. O ‘arrevoire que dijo voltaire’.

El Apocalipsis ha llegado

Hola.

No soy católico pero por circunstancias familiares y geográficas he mamado esa religión desde pequeño. Además de ello siempre me he declarado declaro ateo y escéptico: la verdad está en la ciencia (y en ‘ciencia’ no incluyo engendros subjetivos como la psicología, la grafología y demás tomaduras de pelo), y la matemática y la física son las únicas herramientas válidas para describir la realidad.

Sin embargo, aun con todo eso y mal que me pese, una idea estúpida se me está clavando poco a poco en la sesera: que la panda de soplagaitas-embaucadores-magufos (encabezada últimamente por el impresentable Friker Jimenez) tenga razón en patrañas como las profecías de San Malaquías. ¿Porqué pienso eso? La raíz del asunto no se limita a que la Gloria del Olivo (léase con el sonsonete de Azucar Moreno) haya llegado justo cuando la iglesia católica está pasando (al menos en Ejpaña) quizá uno de sus peores tragos en sus dos milenios de existencia (y es que, aun siendo curas, les gusta la carne, el lechal, el ternasco y el recentalhumanos). No, esa no es la única razón que me lleva a pensar que el Apocalipsis ha llegado: todo parece apuntar, según los medios y la política, que el mismísimo Anticristo se ha revelado a la humanidad, y responde al nombre de Julian Assange.

Todos los países supuestamente civilizados están luchando contra esa entidad maquivélica que amenaza que hundir la civilización (aunque por ahora no acaban de ganar). Se le persigue, se le acosa, tratan de cortarle la cabeza, los pies… Nunca ha habido tamaña reacción contra una sola persona. Mientras se ha iniciado la caza de la anticristo en otros sitios hay partidos xenófobos y neonazis pululan en muchos paises (incluso el nuestro, ) y no se les ataca como a este hombre y a su obra. Al mismo tiempo que los neutrales dejan de serlo hay estados represores que siguen secuestrando a personas supuestamente buenas (no tan buenas según esos mismos estados), o bien haciendo de su capa un sallo con lo que quieren (ya sea auténticamente patrio o no). Simultáneamente a que Scotland Yard encierra al Anticristo, otros dirigentes se comportan casi como semidioses, o incluso como propios dioses.

Y no pasa nada. O casi nada: la revolución en mátrix empieza a ser algo más real que penosas cibermanifas.

Sin duda, según nos quieren hacer ver lo medios,  Assange es el Anticristo: con él la civilización se va a hundir. Pero tranquilos, que tras ello llegará la nueva Jerusalem, un mundo felizo no tanto (si bien cada día estamos más cerca de una mezcla de esas realidades, con lo peor de cada una).

A ver qué sucede en los próximos meses y años gracias al poder del Anticristo: la información y wikileaks.

Historia de terror de ya.com

Hola.

Curiosa historia de terror que me he encontrado 😛 navegando por ahí. No conozco 😛 a la persona que lo ha escrito, y como no sé si durará mucho o poco en esa web, lo dejo también aquí.

Nuestra penúltima, que lamentablemente no última, experiencia con ya.com empezó un día que descubrimos que nos habían cortado la línea telefónica. Nosotros teníamos contratada la línea de voz con timofónica (cinco años de antigüedad) y la de adsl con ya.com (otros cinco años de antigüedad). Así, el día en que todo empezó, no notamos nada dado que no nos están llamando a todas horas, y lo sí usamos casi de continuo (la adsl) funcionaba sin problemas.

Sin embargo al mediodía intentamos llamar y vimos que la línea de voz estaba muerta. A mi mujer (la que estaba en ese momento en casa) se le ocurrió llamar desde su móvil a nuestro número de fijo. Y alguien la respondió: una voz masculina, mayor, la pregunto el típico ‘¿Quién es?’. Sorprendida, algo asustada y muy cabreada, llamó a timofónica y les explicó lo sucedido. La respuesta de la operadora resulto tan clara como preocupante: ya.com se había de nuestro número de fijo y se lo había vendido a otra persona, cortándonos la línea. Desde timofónica nos dijeron que subsanarían esto, restaurándonos la línea de voz y entrado en contacto con ya.com para informarles de la incidencia.

Así, al cabo de unas horas ya teníamos de nuevo la línea de fijo. Pero con eso empezó la pesadilla: la línea de adsl se murió. Tratamos de llamar atención al cliente. Primero con un número gratuito que nos dieron con el alta y que, por supuesto, no funcionó. Luego con uno de marcación normal sacado de internet, que tampoco funcionó. Al final acabamos llamando al 902 de turno, y tras veinte minutos de musiquita y ‘manténgase a la espera’ colgamos.

Cansados, asqueados y extremadamente cabreados iniciamos el proceso de alta con otra empresa. La otra empresa se supone que ya se encargaba de darnos de baja de esta panda de desgraciados, pero mientras eso ocurría (para colmo) nos llegó nuestra factura de ya.com y ¡la del nuevo abonado! No sólo nos robaban el número y nos cortaban la línea, sino que además ¡nos pasaban el cargo de la línea del señor ese!

Acudimos al banco para anular el cargo adicional (la del banco se rió un poco cuando le contamos nuestra situación, sobre todo porque ella también había tenido problemas de facturación para darse de baja de ya.com).

Un mes después empezaron a llegar las cartas: que les debíamos una factura y que, por favor, ingresáramos el dinero en la cuenta X, so pena de acabar demandados y en lista de morosos. Cartas como esas nos llegaron tres.

Luego llegó la de la gestoría que se supone se hacía cargo de nuestra ‘deuda’. Viendo que ahí ponía un número ‘normal’, llamamos, más que nada ya para reírnos un poco y patalear. Resultó cómico: el chaval (porque por sui voz debía ser un yogurín recién salido de ¿derecho, económicas?), cuando le contamos lo que había ocurrido, sólo pudo empezar a ponerse nervioso, a subir el tono, repetir de que ‘ese no era el problema’ (según se ve, que nos cortaran la línea y que nos llegara la mensualidad duplicada no le parecía algo grave), sino que debíamos pagar la factura ‘debida’, y punto. Luego (cuando vio que por ahí no colaba) se sacó de la manga el que, para darnos de baja debíamos pagar una factura adicional ‘de compensación’, que eso se hacía así ‘por ley’, y que la factura que debíamos era precisamente esa. Por supuesto, no pudo concretar de qué la ley hablaba. Entre cabreados y divertidos (por haberle hecho perder los estribos al mindundi de turno) colgamos.

Ya así seguimos, esperando ver qué pasa.

Que se sepa lo chapuzas y mafiosos que son estos desgraciados de ya.com.

Un saludo.

PD: Casualmente veo que, en esta enésima encarnación del blog, este es el post número 100. Pos fale, pos mu bien.

Seguimos con lo del baneo de google

Hola, culebras.

Pues eso, que seguimos hablando del baneo de mi web en los resultados de búsquedas concretas. Sé que suena a pataleo (y lo es), pero como estoy en mi web y me da la gana decirlo, lo digo, ale 😛

Hace unos días me metí en esa cosa llamada Google Webmaster Tools y me sigue sorprendiendo lo que me encuentro tras el baneo de mi nombre y mi apodo en google.

En la 'ruca' está la clave

Lo último: el motor encuentra mi web en la posición segunda a la búsqueda de mi nombre más la palabra ‘ruca’. Si quitamos ‘ruca’, mi web desaparece de los resultados.

¿Magia? ¿Potagia? A saber. ¿Qué sentido místico posee la palabra ‘ruca’ como para que sólo con ella se invoque mi web en los resultados?

El pasado día 17 de marzo realicé una ‘Solicitud de reconsideración de txisko.com/’. Por supuesto no confío lo más mínimo en los resultados de eso, dado que será un robot el que la realice, seguramente el mismo robot que, a saber porqué, ha excluido mi web de los resultados de búsquedas por mi nombre y mi apodo.

Nada más por hoy de este tema.

Un saludo.

PD: Ruca, ruca, ruca, que no llevo peluca.

txisko.com ha sido baneado de google

Hola, culebras.

Lo de ‘hola’ es por decir algo, ya que puede que nadie lea esto 😛 Tal y como indica el título de esta entrada, los señores de Google han decidido que esta web (y junto a ella mi nombre oficial y mi mote) no debe aparecer en sus listados tal y como antes aparecía, en los primeros puestos de las respectivas búsquedas. O eso o una conspiración judeomasónica intenta hacer aun más gris mi vida, volviéndome ya por completo invisible en esto de internet.

Hace unas semanas atrás (a lo sumo tres) que me llevo fijando en que las estadísticas de acceso al sitio han bajado en picado. A ver, no es que hubiera muchos accesos (al fin y al cabo este sitio no es nada más que un humilde blog personal), pero es que se habían reducido prácticamente a cero patatero. Hoy me he acordado de mirarlo de nuevo y he comprobado sin lugar a dudas que el dominio raíz, txisko.com, ha sido sacado de google. Aun se mantienen los subdominios, pero lo que se refiere a búsquedas por mi nombre ya mi dominio no aparece por ningún sitio: estoy totalmente borrado.

Antes ponía en google ‘txisko‘, ‘francisco ruiz fernández‘ o incluso sólo ‘francisco ruiz‘ y aparecía el primero. Había otras palabras con las que también salía en la primera página, como ‘carrefouronline‘, por ejemplo, o ‘seur carrefour‘ y ‘timo red6000 navidad‘.

Esto ya no es así: ahora ni aparezco. Desapareció mi web en lo que se refiere a Google (no sé porqué pero uno de las escasas apariciones que hay de mi web aun en los resultados de Google es la de ‘txisko.com/tag/navidad/‘).

Acompaño unas tristes capturas de pantalla a modo de ‘prueba’, si se puede decir eso, de que ya no existo.

'francisco ruiz'

Aviso: Si alguno pretende encontrarme en la calle de Talisio, Madrid, lo lleva crudo 😉

'francisco ruiz fernandez'

Realmente me intriga qué narices habrá en la calle Talisio con mi nombre. No, no usaré Google para descubrirlo.

'txisko'

Después de años lo consiguió: el restaurante de El ciego consigue estar en cabeza de la búsqueda por ‘txisko’. Que no espere que le felicite si él es el culpable de mi defenestracion de Google. No sé si poner un esmaili de coña 😛 , uno de enfado }:-|, uno de tristeza 🙁 o de qué. O nada.

He rellenado el formulario de Google para añadir el sitio a sus sistemas, pero la verdad es que no tengo mucha fe en que sirva de algo. Si, tal y como me temo, la situación no se repara tendré que aguantarme y convertirme en un fantasma internetero (o googlero, que se puede decir que es lo mismo).

Voy a ir practicando el ulular lastimero y fantasmagórico. ¡Uuuuuuuuuuuhhhhhhhhh! ¿Qué tal? ¿Bien?

Chao…

PD: Hay que joderse con las preocupaciones que tiene uno…

PD 2: Me he dado de alta en las herramientas de webmaster de Google, aplicándolo a este dominio, y lo confirmo: para Google, de mi dominio raíz, sólo existe la dirección txisko.com/tag/navidad/. Y para él no existen ni feeds ni leches. Sólo el tag de navidad. He comprobado que no sé porqué el archivo de robots estaba vacío. ¿Puede eso ocurrir así porque sí? Me mosquea porque no recuerdo haberlo tocado en años, y juraría que lo dejé activo para todos los buscadores. ¿El hosting me la ha jugado machacando el viejo? Lo veo muy extraño…

De todas maneras a saber qué cojones han hecho en Google con el resto del dominio. Buscaré alguna manera de hablar con ellos para que me lo expliquen.

Las españas capturadas en Google Reader

Hola, culebras.

Otra muestra de las chorrocientas españas

Esto de al lado me lo encontré ayer mientras leía el gReader. Se trata de una maravillosa y sintomática muestra de la situación estúpida, surrealista y balcánica de este país, una tierra que realmente ya nadie puede llamar ‘suyo’ sin miedo a recibir ladridos desde alguna oscura esquina.

Mientras unos (el nuevo poder en uno de los dos territorios más ‘quiero ir a mi bola’) intentan que la realidad lingüística se ajuste a la puta-olvidada-y-recordada-según-venga-en-gana, otros (aquellos cuyo gentilicio allende este país ha sido sinónimo tanto de ‘lo nacional’ como de palurdo y estúpido) se ofenden por el uso en sus cortes de la supuesta lengua común.

Este país de la pandereta dentro de unos años, Cthulhu mediante, se convertirá en una panda de reinecillos taifas: algunos harán de madera (triste y llena de añoranza), otros de tripa (el quiero pero no puedo hacer el ruido de antes), unos pocos de grapas (luchando por volver a aglutinar lo que ya no se puede aglutinar) y el resto de escandalosas chapas (dispuestas a seguir con la juerga que nunca dejaron sea como sea).

¡Imperium fail!

Y que yo lo vea.

Humanos, asquerosos humanos…

Mi respuesta a Buzz de Google.

Hola, ofidios.

Entrar en gmail, desplegar la pestaña de ‘más etiquetas’, ir a la sección ‘Etiquetas del sistema’ y en la línea de Buzz pulsar ‘ocultar’. Por supuesto, no darse de alta en ningún momento. Feisbuc, Tuiter y demás chorradas pierde-tiempo para otro.

De nada.

Opinador vs ‘muchos otros’

Hola, culebras.

La verdad es que mi misantropía me suele impedir implicarme en los juegos de estas criaturas despreciables llamadas humanos. Sin embargo de unas semanas acá asisto a un penoso intercambio de comunicados (penosos en parte por lo escandaloso del tema, y en parte por la relevancia que está adquiriendo cuando hay otros -léase el paro- muchísimo más preocupantes ante los cuales no hay ni comunicados globales interneteros, ni reuniones con el ministro de turno ni nada e nada) entre dos bandos.

Entre los del ‘otro’ bando hay uno que me hace mucha gracia porque en esto parece lo único que desea es subir en google, mejorar su pagerank. Hoy me ha dado por satisfacerle un poco. Ahí va una chorrada cortita, en plan twitter, para que su ego crezca una infinitésima más.

Érase una vez un opinador ignorante. Opinaba de lo que otros hacían, y/o de cómo lo hacían. Hasta que uno de ellos mostró otra manera de actuar. ¿El opinador se callará, enterándose de verdad de qué va el asunto? ¿Rectificará? Habrá que esperar su próximo movimiento.

Espero que el opinador se sienta satisfecho por estos milisegundos de gloria que desde este antro internetero se le ha dispensado (si agarra subida de sueldo quiero mi parte, por infinitesimal que ésta sea; si le dan alguna colleja sus mecenas, mejor que se las quede todas él).

Ale, adiós.

Por qué Spotify conmigo no triunfa

Hola, culebras.

Tras haber usado durante un par de meses Spotify veo que no me agrada. Pero nada. Lo seguiré usando durante un tiempo indefinido, seguramente hasta que me harte de él. ¿Qué ha pasado? No, la culpa no la tienen los anuncios (se me apaga el cerebro al oírlos). No la culpa de ello se halla en las propias tripas de la aplicación, en su modelo de servicio. Pero antes de explicar la situación hagamos un poco de historia, que hoy estoy charlatán (total, para quienes me van a oír).

De unos años para acá se está poniendo de moda el llamado streaming, ya sea para audio o para vídeo. Éste consiste en abrir un canal de descarga y, desde tu ordenador (o aparato capacitado) obtener en vivo datos en formato audio o vídeo: escuchas y/o ves un contenido pero no lo almacenas, quedando obligado a volverte a conectar si deseas verlo de nuevo. En pocas palabras: o tienes una conexión viva y lo suficientemente rápida o ‘no te comes nada’.

En nuestro país cada vez hay más gente con conexión (si bien no con datos boyantes, o puede que ni de lejos boyantes), sobre todo con cable o ADSL (y no precisamente gracias a que tales líneas tengan precios muy accesibles, no, pero ese es otro tema). Poco a poco, y mientras la crisis lo permita, los españolitos se van uniendo a esa arma de destrucción de gobiernos (aunque no lo hagan para temas más serios que el cierre de webs)… perdón, a internet.

Bueno, que me voy por las ramas. Estaba hablando del streaming: el engendro que te obliga a tener una conexión para ver o escuchar cualquier cosa. Existen ya modelos de TV usando streaming, siendo en España el más famoso del Imagenio de timofonica (así escrito, tal y como les gusta a ellos: sin tilde). Los sistemas ‘pedestres’ de streaming, sin pagar una pasta a una multinacional, para la mayoría de los mortales implican ‘estar sentado delante de la pantalla del ordenador’. Vamos, el colmo de la comodidad.

Pero no me voy a extender en el tema vídeo, dado que tengo que admitir que no soy consumidor asiduo del mismo. Vayamos a la música, algo que consumo: paso horas en casa delante del ordenador, y durante años he disfrutado del binomio música-ordenador con mis artistas favoritos sonando primero a todo trapo (cosas de vivir solo) y luego con cascos.

Al principio la música provenía directamente de mi cadena musical, ya de cintas, vinilos o, más tarde, CDs. Luego aparecieron las tarjetas de sonido (supongo que este detalle, el ‘luego’, sorprenderá a algún lector yogurín. Sí, hubo una larga época en la que no existían las tarjetas de sonido, y cuando aparecieron hubo un periodo en el que comprarte una te aseguraba horas de quebraderos de cabeza para conseguir que tu equipo la reconociera bien), y con ellas los ripeadores de CDs, los mp3 y mi fiel winamp. Así, con megas y megas de mp3 (primero sacados de mis propios CDs, luego obtenidos gracias al intercambio en mi primer curro vía ftp con gente de todo el mundo), llené años y años de música. Los CDs de canciones empezaron a volar de manos de un colega a otro: en el mundo hay demasiada música para sólo oír lo que te compras. De hecho llegó un momento en el que sólo compraba lo que sabía de fijo que me iba a gustar, o aquello que ya había escuchado y que me satisfacía como para invertir en ello (a alguno ya le valdría darse cuenta de una vez que en esa manera de actuar se encuentra el futuro de la música; esa y los conciertos, claro).

Pero un día entro en mi vida (no he podido evitar usar esa memez de expresión) el streaming musical. Como si de radio se tratara, algunos colgadillos ponían su winamp en modo emisión y lanzaban a la red sesiones propias de música. Sí, se petaba si había no mucha gente conectada, pero no dejaba de ser una manera de escuchar música de otros, según los gustos de otros (pero previamente ya te asegurabas de que quien ‘pinchaba’ tuviera un perfil acorde al tuyo).

Luego descubrí, hace cosa ya de siete u ocho años, un programita llamado Pandora (nada que ver con la cagada que ahora está de moda). Modesto y no muy llamativo en lo que a la estética se refiere, este software usaba una serie de ‘conceptos’ para catalogar y vincular la música: valoraciones de estilo, tempo, melodía, armonía, ritmo, instrumentación, etc. A través de ellos, y en base a una búsqueda inicial, el programa te iba dando sugerencias que creía que te podían agradar. ¿Qué una canción te gustaba? Se lo decías y él más tarde te ponía una similar, o del mismo grupo; si no te gustaba la ‘marcaba’ para no volverla a pinchar. Así de sencillo. Poniendo Pandora y empezando por grupos que me gustaban me ponía temas de otros (conocidos ya por mí) que también me gustaban… y de otros que desconocía pero que igualmente a veces me sorprendían gratamente. Por desgracia con el paso del tiempo quedó evidenciado que el repertorio de temas no era muy variado: los temas se repetían demasiado, incluso varias veces por sesión, quizá debido a que mis gustos no coincidían con la mayoría.

Ya adicto a este sistema de música online, y sobre todo a la posibilidad de descubrir (eso sí, de forma vaga) nuevos grupos, me mudé a algo similar y que tampoco llevaba mucho tiempo: last.fm. De funcionamiento similar a Pandora, permitía marcar temas como ‘amados’ o como ‘odiados’, lo que en función de las etiquetas vinculadas al tema y al grupo permitía al sistema colarte nueva música acorde a tus gustos. Lo punto flaco en este sistema estaba en que las etiquetas las colocaban los propios usuarios, y eso a veces llevaba a confundir al sistema con clasificaciones demasiado genéricas o incluso de broma. Pese a ello seguí usándolo en casa para oír música mientras enredaba con el ordenador. A lo largo de los años de uso Last.fm me brindó sorpresas muy agradables: descubrí a The Azoic, Panzer AG, Down of Ashes, Wintersun, Agalloch, Funeral (y de paso a Ahab), por nombrar sólo unos pocos. Todo ello aderezado con una reproducción aleatoria que muchas veces casi podría definir como jugosa.

Mientras tanto Pandora seguía a lo suyo, emitiendo música según su algoritmo, hasta que lo cerraron para los no yanquis. Pandora murió como opción para mí.

Sin embargo de un año y poco a acá algo empezó a fallar en last.fm: detecté las mismas deficiencias que me habían sacado de Pandora. Además, al tiempo, avisaron de que el servicio se volvería de pago. Obligatoriamente de pago. Y un día se acabó: me obligaban a pagar. Eso en plena época de crisis, con el Euribor por las nubes. Vamos, el momento ideal para pedir dinero por algo que no es vital: a borrar el usuario y seguir con mis discos.

Al cabo de unos meses ‘descubrí’ (la verdad es que  ya lo conocía de oídas, pero no me había molestado en instalarlo por pura vagancia) esto llamado Spotify. Me lo instalé y me encontré con algo de aspecto ligeramente parecido al horrible iTunes. Bueno, me dije: una cosa es el aspecto y otra el funcionamiento. Puse un grupo de prueba, Feindflug, y la cosa ya empezó a pintar mal: había poco, muy poco. Mejor dicho, nada. Seguí tirando del hilo a cosas más ‘comerciales’, me creé unas pocas listas y le di al [play+random]. La musiquilla agradable empezó a sonar por mis cascos. Bien, bien.

Pero el ‘bien’ no duró mucho. Por más que las listas tuvieran una variedad que me parecía suficiente como para generar al sistema una idea de mis gustos, sólo se me reproducían temas que yo ya había introducido antes, nada nuevo: no había sorpresa, no había esa novedad que me encantaba en last.fm o en Pandora, sólo la lista de lo que yo ya había buscado y marcado antes. Y, para acabar de cagarla, la reproducción aleatoria iba horriblemente mal: las canciones del mismo grupo se encadenaban casi una tras otra (a veces sin el ‘casi’), los grupos se repetían.

¿Cómo, con una lista en la que posiblemente hay un centenar de grupos, se repite un mismo intérprete tres veces en apenas veinte temas?

Mal, está muy mal trabajado el cálculo aleatorio de los temas.

¿Resultado de todo ello? Las listas  de reproducción, aun habiendo sido enriquecidas con mucha variedad de temas y grupos, a veces aburren. Ha muerto Pandora para los no yanquis, se ha suicidado last.fm (al menos para mí), y Spotify no me da lo que busco: música de mi agrado  pero que me sorprenda, novedades. En definitiva, añoro lo que ya no tengo. Jodido inconformismo.

¿Hay algo (no de pago) que se parezca a Pandora o a last.fm? Habrá que investigar un poco…  Pero mejor otro día: hoy estoy muy vago.

Un saludo.

De nuevo Euro6000 tratando de timar a la gente

Hola, culebras.

Esto tiene la pinta de convertirse en un clásico navideño, como Ra-Pa-Él y Hola-soy-Edu-Feliznavidad. La red de embaucadores de Euro 6000 vuelve a lanzar un campaña engañosa… pero engañosa sólo si no te lees la letra ahora no-tan-pequeña. Prometen un descuento del 10%, pero con un máximo de devolución de 20€. Vamos, que de nuevo lo del descuento se queda en agua de borrajas, desleído en unas fechas en las que se gasta bastante más. Se agradece que en la web lo dejen claro (ver el flash embebido), así como en las condiciones de la promoción (leer la sección segunda, que tiene coña la lista de exclusiones).

Al menos en esta ocasión tiene la decencia de no imponer un gasto mínimo (yo no he llegado verlo indicado por sitio alguno). En esta ocasión no es tan engañoso como la otra vez, lo que no implica que resulte atrayente, al menos para mí.