Hola, culebrillas.
Así puesto casi parece un trabalenguas, aunque en realidad se trata sencillamente de eso: mi respuesta, humilde pero cabreada, a otra respuesta. Concretamente a la que esperaba mi correo del día 9 de julio pasado, segundo que hice a los eurodiputados españoles a raiz del tema de las enmiendas torpedo. En dicho correo les animaba a dar la cara, explicar su postura, en función de la cual yo adoptaría la mía propia para unas futuras elecciones europeas.
Pues bien, tras casi dos meses la respuesta ha sido esta: {Ø}. O lo que es lo mismo, conjunto vacío, nada de nada, silencio. Éste es el respeto y la educación que tienen ‘mis’ representantes europeos. De ese grupo de impresentables sacacuartos ombliguistas caballeros he de salvar (por su actitud ejemplar para con sus compañeros, preocupándose de responder con prontitud y claridad, tal y como ya indiqué en mi anterior post) a David Hammerstein, eurodiputado de Los Verdes. El resto… sabandijas políticos incapaces de responder a uno de sus propios conciudadanos, de sus votantes. Estos señores, muchos de ellos de ‘renombre’ y de diversos partidos (Jaime Mayor Oreja del PP, o Josep Borrell del PSOE, entre otros), son los culpables de que en las siguientes elecciones europeas el partido en el que militan a día de hoy no tenga mi voto. Así de sencillo: no voy a votar a gente que me ignora. Sí, señores del PSOE, decapiten a Josep Borell (junto al resto de otros eurodiputados de su partido), si por un solo voto no consiguen ganar en las proximas elecciones europeas: sepan que ese voto ausente será el mío. Y lo mismo les digo a los del PP, a Jaime Mayor Oreja y al resto de sus compis.
Muy señores míos, acaban de pasar al lado oscuro. Olvidense de mí para los restos: al menos, mientras ustedes estén en sus cargos jamás, y digo JAMÁS, les votaré. Ahora mismo les acabo de enviar la respuesta siguiente:
Muy señor mío.
En un correo electrónico anterior (concretamente del día 9 de julio de 2008) le he pedido su colaboración. Como ciudadano español y votante he deseado escuchar su opinión y pedirle su apoyo ante una situación que muchos de nosotros, también conciudadanos suyos, consideramos en extremo preocupante.
Su respuesta ha sido el silencio.
Desde este mismo momento le aviso que ha perdido mi voto para unas futuras elecciones europeas. De igual manera difundiré entre mi círculo de contactos su irrespetuosa e irresponsable actitud, para que otros ciudadanos de a pie conozcan la vergonzante manera de actuar de usted como eurodiputado español.
Atentamente le saluda,
Francisco Ruiz Fernández.
Por supuesto que no espero reacción alguna por su parte; reacción que en todo caso será tardía: agua pasada no mueve molino. He tomado la decisión: un político que reacciona tarde ante un problema tan serio como la libertad de sus representados no es un político digno de confianza.
Un saludo a las culebras y a los eurodi-puta-dos que les vaya bonito.