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George H. White – Gran saga de los Aznar, tomo 5

Hola, culebras.

Quinta entrega de la saga de los Aznar y ya se confirma lo que sin duda es el estilo de la prosa del señor White: no me extraña que se mantenga de aquí al final de la serie. Pero vamos a lo importante, lo leído.

Rendición no contesta tienen como premisa primera el anhelado regreso a rendición, un viaje que se torna en pesadilla debido a la reaparición de  los hombres de silicio. Estos han vuelto para asolar todo lo que había en el planeta, y planteando un nuevo y gran problema a los viajeros de Valera. La novela entretiene si bien adolece de los mismos defectos de las anteriores historias (diálogos exagerados, personajes planos y tópicos, escenas forzadas) que suponen la marca de la casa. El nuevo final con boda ya empieza a oler mal. Los cristalitos resultan ser un clon de los japoneses de postguerra: copian las tecnologías sin acabar de comprenderlas, mucho menos mejorarlas. Esta actitud copiona llega al colmo del ridículo en el caso de copiar las naves no sólo en forma, sino incluso en la disposición interna de los mamparos, pasillos y salas. También hay que destacar de nuevo la cerrazón del autor para la «solución final«; sólo cabe una manera de solventar el problema con los extraterrestres no antropomorfos: el exterminio del no humano. Se pierde la oportunidad de un enriquecimiento entre especies tan dispares pasando a la cavernícola disyuntiva de ‘o tú o yo’.

Mundo siniestro. Cuarto ejemplo de la atrayente (sin duda para el autor) teoría de la evolución convergente, llevada al extremo con ejemplos de compatibilidad genética y reproductiva. El escenario resulta ridículo (incluso con un fuerte sentimiento de deja vú de Star Trek) ya de manera extrema en lo que se refiere a los detalles físicos: por ejemplo el que en una superficie cubierta en casi un 100% de agua luego resulta que es la superficie de una esfera hueca con un sol interno y con gravedad dentro de la misma. Joer, la caña del space opera, pero totalmente en contra del concepto de campo en física. En lo que respecta a la trama, de nuevo todo de bastante forzado, encontrándose justo con los personajes oportunos en el momento oportuno. Entretenida y poco más.

División Equis. Números enormes, ejércitos mastodónticos. Todo a lo grande, como debe ser para poder recuperar Redención, para poder exterminar a toda una raza inteligente distinta del hombre. Hagamos que Hitler, Himmler y Göring sean simples aficionados. Ya no se sabrá nada más de ellos, ni de su historia, ni de sus logros, ni de su psicologia. Todos al paredón y punto. Eso sí, entre medias otra boda. Digamos adiós a los silicatos, adiós a las tramas profundas. Vamos, una nueva apología del holocausto.

Bueno, que sí, que lo pongo regular, pero en el fondo es divertido… salvando el de Mando siniestro que definitivamente no me gustó.

Veredicto: un 6 es lo que se merece.

Adiós.

George H. White – Gran saga de los Aznar, tomo 4

Hola, ofidios.

Había escrito un pequeño montón de palabras (exactamente 869) acerca de lo malo que es meter números en un libro: los números (y las fechas, que al fin y al cabo son otro tipo de números) esclavizan a un autor. La mayor parte de las veces pueden llegar a hundir un libro. En mi parrafada (de casi 900 palabras) hablaba de las fechas incluidas en la primera novela del libro (Salida hacia la Tierra), de los tiempos de viaje a velocidades relativistas (incluyendo referencias a las transformadas de Lorentz y a una calculadora de los resultados de las transformadas), de las edades de patriarcas casi bíblicos, de progresiones numéricas en cuanto a descendencia (cual conejos y Fibonacci).

Pero es que al releerlo descubrí que soltar todo ese rollo significaba una auténtica pérdida de tiempo: no sólo porque tengo muy oxidada la física, sino porque White tampoco da suficientes datos como para realizar un estudio serio.

Lo que sí quiero dejar claro es la impresión de error, de que algo no cuadra, con respecto al impás de casi dos mil años entre la partida y el regreso de los Aznar a la Tierra. Supongo que alguno con más conocimientos y más ganas ya habrá realizado los cálculos, así que no me voy a poner a ello. Sólo decir que 42 + (270-¿30?) + 30, por mucho que le apliques la dilatación temporal de viajes relativistas, muy (pero que muy) cerca de la velocidad de la luz debes ir para que dé casi dos milenios. Y eso arrastrando en el viaje de vuelta todo un planetoide de un material supermasivo. ¡Olé sus huevos!

También es un poco de coña (visto desde la perspectiva que da el tiempo y la realidad social actual, se entiende) ese sentimiento tan cristiano de tratar que la liberación coincida con la navidad. Algunos se quejan de lo patriótico y ridículo que es el filme de Roland Emmerich de Independece day, pero casi se diría que el «señor catástrofe» se basó en White.

Más de coña (puro pulp) parece la mezcla de técnicas obsoletas en tiempos tan avanzados como el año 4000:

  • ¿Ocultarse la flota tras un punto ciego? Pero si eso implicaría que el enemigo no tiene nada más que una base de observación. Así sucede lo que sucede, que les descubren a la primera de cambio.
  • Boya de dedona (quiero pensar que con una buena carga eléctrica asociada para que pueda flotar) conectada con un cable a una nave sumergida, y emitiendo una señal de radio pirata. ¿Desconocía Pascual los sistemas de triangulación?
  • ¿Y eso de que usaban una frecuencia que «el enemigo no solía usar»? Ese enemigo, ante la incursión de naves enemigas en su espacio cercano, ¿no se pondría alerta y desplegaría escáneres de frecuencia? ¿Tan tonto y confiado es?
  • El uso del láser como simple comunicación silábica y visual (a modo de morse) entre unidades, nada de paquetes de información.
  • La existencia de televisión casi igual a la que había en el siglo XX.
  • ¿Cómo cojones consiguen mover a velocidades relativistas la enorme masa de Valera? Cuanto más cercana a c es la velocidad mayor energía se necesita. En el gráfico energía/velocidad la velocidad de la luz marca asíntota a infinito. Vamos: intentemos mover toda la masa de un planetoide a velocidades relativistas y tendremos una masa relativista de tres pares de cojones. ¿Qué motor mueve eso?
  • En la novela (las novelas) se habla muchísimo del uso de torpedos blindados en dedona como método principal para la destrucción de objetivos. A mí, en mi ignorancia, y dado que tienen la posibilidad de crear naves esféricas (y sobre todo usando Valera) ¿no hubiera resultado más práctico en esas naves de corte circular colocar aceleradores de partículas y lanzar balas relativistas? Eso sí que sería más efectivo que los torpedos: ostiones relativistas en plan Brigadas del espacio sin duda superan en eficacia a bombas W o torpedos de dedona. Y sin duda usan una munición más fácil de conseguir: tienen para ellos todos los pedrolos del cinturón de asteroides. Y así no desperdician de material tan valioso como la dedona.

Ale, ya me estoy yendo por las ramas. Eso es bueno: el libro (de hecho la saga) me agrada tanto como para perder el tiempo en estas elucubraciones.

Salida hacia la Tierra, al igual que La conquista de un imperio, es una novela con una enorme ración de entreacto: trata de unir un hueco de los dos milenios, entre la huida de la Tierra (y llegada a Redención) y el regreso vengador. Como ya he dicho antes a mi entender no logra explicar la existencia de tan extensa brecha temporal, pero es mi opinión personal y como tal me la hecho a la espalda y sigo leyendo. Por otro lado me queda por sabe qué ha sucedido en Redención en todos esos años: dos mil años de historia son muchos años, más que nada cuando el primero (lo narrado en el tomo 3) resultó tan movidito.

¡Hemos venido a destruir el mundo! resulta entretenidillo con un único fallo, defecto que ya veo que es marca de la casa (de la saga): el apresuramiento. No ha transcurrido ni un año desde el final de la novela anterior cuando sucede lo que sucede en ésta. Vamos, que se ve que nuestro sistema solar (eso que Enguídanos se empeña una y otra vez en llamar erróneamente galaxia) está más concurrido que la línea 6 en hora punta. M.M. Cortina nos promete un mejor dibujo de lo nahumitas en próximas novelas: eso espero, porque de esta novela sólo saco unas pocas impresiones, y que encajan bastante con «comportamiento irracional». La novela se lee con facilidad, como el resto, y da pena el pensar que se trate de escritura rápida: qué hubiera salido de las manos del autor con más tiempo y, sobre todo, más páginas. Sin duda unas historias más elaboradas y más jugosas. Una pena.

Respecto a Guerra de autómatas decir que, como el resto, entretiene al tiempo que aporta nuevos fallitos al universo de Enguídanos, el mayor de ellos curiosamente tiene relación con La horda amarilla, una novela que sí me gustó. Lo que en Horda era desmesurado pero creíble, las cantidades ingentes de aparatos en combate aéreo, aquí resulta ridículo: se puede entender cientos de miles de drones combatiendo como locos sobre los cielos, pero movilizar cientos de miles de naves (mucho más voluminosas y que requieren un espacio de maniobra muchísimo mayor) en torno a un planeta decididamente no. Si se apiñan en un combate pseudoaéreo lo más probable es que nos encontramos con escenas tan penosas como las que aparecen en la película de Las brigadas del espacio (cuando las naves de la flota humana se chocan entre sí huyendo de los «pedos»); si por contra los alejamos a una escala de combate espacial, con decenas (si no cientos) de kilómetros entre nave y nave la cosa tal y como se describe en el libro no cuadra. Eso si no se tiene en cuenta que en algunos párrafos casi parece que Marte o Venus están ahí a lado, como para mandar refuerzos desde sus órbitas así porque sí, de forma casi instantánea.

Otro detalle que me parece un fallo es el que los redentores (tan listos como son) jugaron con el factor sorpresa de Valera tan mal: señores, colocan «el satélite» en una órbita externa a la de la Luna y atraen hace ese escenario a los malos. ¿Colocar a Valera en órbita a la Tierra, pero justo en u punto opuesto a la Luna? Eso para qué, ¿para joder todo el planeta ellos mismos con la fuerza de mareas?

Insisto: las ideas son buenas, graciosas y a veces incluso inspiradas, pero si se hubieran trabajado un poco más, si se hubieran reposado, el resultado final de las novelas hubiera mejorado muchísimo.

Valoración: 6.

George H. White – Gran saga de los Aznar, tomo 3

Hola, culebras.

Retomo la lectura de la saga de los Aznar con los tres volúmenes que me regalé a mi mismo en navidad (a saber, del 3 al 5). Supongo que me los leeré seguiditos para luego dar a la saga el oportuno descanso hasta que me compre otros tres en la siguiente navidad.

Este tercer volumen consta, al contrario que los anteriores, de sólo dos novelas cortas. Según se cuanta en las notas se trata de una revisión por parte del autor de las novelas, revisión que en el caso de las incluidas en este volumen se trata de una prácticamente de una reescritura. Así la novela que cerraría esta trilogía, Dos mundos frente a frente, desaparece.

¿Que nos presenta Enguídanos en esta ocasión? La conquista de un imperio es una novela que sigue presentando los mismos defectos que las anteriores: apresuramiento narrativo (todo sucede demasiado rápido) y una prosa recargada y a veces incluso arcaica. Pero precisamente ese apresuramiento, ese querer que todo suceda ya, hace que la novela se vuelva de lectura agradable adictiva (salvando incluso las situaciones a veces excesivamente forzadas). Si hay un defecto argumental en esta novela, algo que para mí supone un fallo de concepto enorme (pero que no sé si se explica más adelante), ese es la supuesta dieta de las criaturas de silicio: ¿criaturas con base de silicio comiendo a otras con base de carbono? Joder, y nosotros comemos arena, sí señor. Supongo que en novelas posteriores tratará de explicar esa soberana metedura de pata, más aún si lo que tengo entre manos son revisiones con textos y tramas mejoradas.

Otro defecto (aunque realmente no lo es, sino una simple necesidad argumental dentro de una arco tan grande), de La conquista de un imperio consiste en su condición de entreacto: se inicia partiendo de una situación extrema por desesperada y concluye con la estabilización en otra mucho más prometedora. Toda la novela se reduce a ese cambio de status de los protagonistas. Ni más ni menos. Como digo, no se trata de un defecto sino de una lógica necesidad argumental, algo que en una novela más extensa hubiera supuesto buena parte del «segundo acto».

Por el contrario con El reino de las tinieblas ya nos encontramos con el arco argumental de nuevo desplegándose. Las cosas suden de manera apresurada, sí (de hecho la acción principal se reduce a días), pero de esta vez con un inicio y un fin de etapa claros: el establecimiento en Redención de la colonia y la eliminación de los competidores. No puedo evitar destacar con un poco de sorna el antropocentrismo tan brutal que demuestra el autor en esta novela: si bien los Aznar buscan el entendimiento y el acuerdo con el resto de seres humanos (y no deja de hacerme gracia la excesiva y forzada convergencia evolutiva entre planetas tan remotos, al punto de que en Redención no sólo hay humanos genéticamente compatible con los de la tierra, sino que además es un criadero de tías jamonas), con los «hombres de silicio» no se realiza ni el menor intento de diálogo. Para ellos sólo cabe el exterminio y la muerte por diferentes. Vamos, quien golpea primero golpea dos veces. Y si del golpe matas al potencial enemigo, pues mejor que mejor.

Pero bueno, no todo tiene porqué ser juego limpio. Y en eso los españoles no nos quedamos atrás. Así que habrá que seguir leyendo las andanzas de estos Aznares. ¿Saldrá algún pendenciero Jose Mari entre ellos?

Valoración: 7

George H. White – La gran saga de los Aznar, tomo 2

Hola, culebras.

Agh. No lo he podido evitar y tras el primer tomo he agarrado el segundo. Supongo que ese detalle ya servirá de indicio del resultado de la lectura. Sabía lo que me iba a encontrar con este segundo volumen… pero me equivocaba: mucho más. Más grande, más alto, las fuerte, más ruidoso.

Más.

Jaja.

Puro space opera español, indecentemente retro pero adictivo. Pena que no tenga por ahora más libros; con el tiempo deberé hacerme con el resto. ¿Es esto suficiente reseña?

No, lo sé. ¿Qué digo? Escenas de batalla con tropas que se cuenta en miles, millones de efectivos, bombas nucleares arrasando planetas, naves espaciales descomunales que desafían las leyes de Newton y a la lógica, los gobernantes de la Tierra postrándose ante el amigo Aznar… diversión alocada a raudales.

Eso y una de las contraportadas más horribles que he visto en mi vida: un spolier descomunal. Pero ¿qué más da? Esto es una locura de lo más jachonda. Que siga.

Ale. Ta luego.

George H. White – La gran saga de los Aznar, tomo 1

Tras diez años en la pila, y no sin cierto miedo, cojo este primer volumen de la supuestamente adictiva, visionaria y sorprendente saga de los Aznar. Recuerdo que cuando oí hablar de ella por primera vez no pude evitar pensar en Chemita, el de las amistades peligrosas. Por supuesto el susodicho mastuerzo no tiene nada que ver con Miguel Angel Aznar de Soto (sí, lo he escrito bien: así aparece en esta edición, ‘Angel’ sin tilde).

Pero no adelantemos acontecimientos. ¿Qué es la saga de los Aznar? La obra de Pascual Enguidanos (nombre auténtico que se oculta tras ese anglófilo George H. White) pertenece a ese batiburillo a veces demencial, otras divertidísimo, que responde al nombre de space opera. Pero se trata de una versión redactada auténticamente a la española, en el formato de las novelas de a duro (formato popularizado por aquel entonces en el país del enano dictador): obras repletas de aventuras (en muchas ocasiones descerebradas), con acción salpicada de romance, todo ello aderezado con la enormidad que hace falta para apabullar al lector adolescente hacia el que iban destinadas. Todo ello, repito, de lo más castizo: en un no muy lejano siglo XXIII el autor nos muestra a Madrid como capital de un imperio que rivalizaría en poder y extensión con el de Felipe II, convirtiéndose en el último bastión de resistencia mundial ante un enemigo implacable; con un español del siglo XX, Miguel Angel-sin-tilde Aznar de Soto, convertido en paladín, caudillo, líder y mesías de las humanidades, hostigadas por ese invasor antes citado.

El primer volumen sirve como presentación del personaje, Miguel Angel-sin-tilde Aznar de Soto, colocándonos en situación: segunda mitad del siglo XX y embarcado en una bastante ridícula persecución de OVNIS. Tenemos intriga, ‘investigación’, flirteos de nuestro heroico, inteligente y musculoso protagonista que acaban en amoríos con la jamona rubia de turno (que por supuesto muy católicamente acaba ipso facto en boda, y con la antes muy lista mujer lobotomizada y convertida en ‘chacha con derecho a folleteo’). Persiguiendo los OVNIS (ya le gustaría a Friker Jiménez tener las luces y los medios del amigo Miguel), y llevando un avión sacado directamente de La Patrullosa (¿habrá pagado Enguidanos algo a Stan Lee por el fusilamiento? Aunque, según esas, ¿pagó algo Lee a Lockheed por copiar su modelo?), viajan nada más y nada menos que a Venus, planeta donde realmente empieza el nudo principal de la saga. El libro acaba con una tercera novelilla que nos introduce en la tecnología que se usará más adelante, y que dará paso a los momentos grandiosos (o grandilocuentes) de la saga.

Personajes planos, tramas lineales y esquemáticas, juegos de blanco y negro; acción, disparos, persecuciones, situaciones al límite. Todo eso nos encontramos en este primer volumen. Lectura rápida, muy rápida, que a pesar de sus defectos (y no pocos) nunca aburre: ideal para autobús/metro/tren.

La edición, realmente una fanedición, tiene los defectos lógicos de algo hecho por aficionados: faltas de ortografía, errores de tipografía, de maquetación, de puntuación… incluso las portadas de mi edición son tan tristes como simple texto, una mezcolanza de tipografías y tamaños en negro sobre blanco. Nada más. Pero se trata de defectos que, dado que nos encontramos ante el trabajo de unos admiradores que deseaban que la obra de su admirado Pascual no se olvidara, se perdonan.

En definitiva, si puede caer en tus manos en un saldo no dudes en hacerte con ella. Lo del saldo lo digo si compras ‘para probar’; si realmente sabes que lo arriba descrito te va a gustar puedes adquirir el libro directamente de sus editores. Y si incluso te encanta seguro que serás bienvenido por esa panda de enfermos en la próxima Aznarcon.

[Editado 2/1/2010, 17:08] En su momento me llamó la atención de la rápida ‘avalancha’ de comentarios realizados por seguidores de La saga de los Aznar en esta entrada y la siguiente, pero hoy mismo me ha llegado vía chivatazo 😛 la explicación a ese singular fenómeno: la existencia de una búsqueda automática de Google en una lista de correo. Eso hizo saltar la liebre. Ciertamente son gente especial, tanto como para ‘supervisar’ la web buscando referencias a La saga.