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Colaboración de reseñas con Bukus

Hola, culebrillas.

Bukus Reseñas

Bukus Reseñas

Tal y como reza el título de la entrada voy a empezar a colaborar con Bukus realizando reseñas de libros. Hace años que no me meto en semejantes embrollos (desde los tiempo de Solaris, hace ya mucho), así que espero no haber perdido la maña. ¡Ah, que no la puedo haber perdido porque mi propia web es de reseñas! Pues va a ser que no me va resultar muy difícil, no.

El pero a esa nueva etapa consiste en que no sólo quiero leer ‘sus libros’, sino que deseo seguir con ‘los míos’, con esa enorme Pila que por no decrecer con el paso del tiempo aumenta su tamaño amenazando con fagocitarme. Así que alternando reseñas ‘ajenas’ seguiré con las mías propias, como hasta ahora. Todavía tengo mis dudas sobre si los libros leídos para Bukus seguirán contabilizando para mi resumen anual. Ya veré.

Publico esta entrada cuando ya ha salido a la luz mi primera reseña. A medida que en Bukus las vayan publicando iré colgando en esta web un diminuto extracto de la misma así como el enlace al contenido completo, por supuesto en Bukus.

Un saludo.

¡Una de Liebster Award! ¡Marchando!

Hola, culebrillas.

Hace un tiempo la amable gente de Bukus me nominó con un Liebster Award, premio del que no conocía lo que se dice nada de nada 😛 Pero me han nominado. Olé.

Por supuesto esto supone responder a las preguntas que me hacen y nominar a algunas webs más. En plan piramidal, vamos.

Así que sin más verborrea voy a entrar a responder a las preguntas.

1. ¿Te gusta leer? (Si la respuesta es negativa te retiro el galardón)

No me lo quite, paaaaaaaaaayo, que zi me guzta leé.

2. ¿Por qué empezaste a escribir un blog?

Para ser sincero ya ni lo recuerdo. Me suena que allá por 1997, cuando ni siquiera había comprado el dominio, le dije a un compañero de trabajo (hola, Patri) que pretendía crear una secta para dominar mentes débiles y forrarme sacándoles dinero. Una de los pilares de la idea constaba en la difusión a través de internet, con una web llena de contenidos adictivos y chungos. Al cabo de los años adquirí txisko.com pero, por supuesto, no monté la secta, y lo de los ‘contenidos adictivos y chungos’ mejor dejarlo a un lado. El blog, las cenizas y demás zarandajas vinieron mucho después como ganas de decir en algún lado lo que pensaba.

3. A día de hoy, ¿se han cumplido tus expectativas con los resultados obtenidos por el blog?

Dadas las ridículas expectativas (lo de la secta, la dominación mundial y el hacerme rico sangrando a débiles mentales) creo que me parece bastante éxito que todavía siga con vida. Y de paso con contenidos mucho más interesantes que una nueva Cienciología. Aunque de haber seguido los pasos de Hubbard quizá ya estuviera montado en el dólar.

4. ¿Qué género literario crees que se adapta mejor a tus sueños, fantasías…?

Sin lugar a dudas la fantasía oscura, y la de Clive Barker por encima de todas.

5. Si tuvieras que basar tu vida en una novela que hayas leído, ¿cuál sería? (¿Qué novela se ajusta más a tu vida?)

Dado que el 95% de lo que leo es ciencia ficción y terror no creo que haya ninguna con la que me sienta identificado (aunque bueno, si puedo ponerme en cualquier papel no me importaría por ejemplo personificar un cenobita de The Hellbound Heart). Mi vida es muy gris, con lo que no da ni de lejos para narrar nada interesante. Mucho menos una novela… ni siquiera un cuento.

6. ¿De qué novela te gustaría ser el protagonista y vivir sus aventuras?

Casi sin lugar a dudas La luna es una cruel amante, de Heinlein. O La tierra permanece, de George R. Stewart.

7. ¿Qué héroe/personaje principal debería haber muerto en el primer capítulo?

Gully Foyle, el de Las estrellas mi destino, de Bester. Pero la verdad es que lo elijo no por él mismo, sino porque a lo largo de las páginas conformará una de las novelas que más me han defraudado en toda mi vida. Así que lo mato y me libro de leer todo lo que sigue.

8. ¿Qué malvado/personaje secundario habrías absuelto del funesto final que su escritor le tenía reservado?

En esto tampoco tengo muchas dudas: Moonglum, de la saga de Elric (esa maravilla pergeñada por Moorkock). Cada vez que leo la saga deseo con mucha fuerza que el final cambie para que él sobreviva. Todavía no lo he logrado, pero sigo intentándolo.

9. ¿Qué novela, después de haberla terminado de leer, has seguido pensando en ella y en sus personajes, días después? ¿Por qué?

Aquí me voy a repetir: La luna es una cruel amante. ¿Por qué? Pues porque la novela me pareció uno de los textos más cercanos a la perfección que jamás he leído. Y está llena de un idealismo y un impulso social que sólo tiene un defecto: alaba el liberalismo, algo que un comunista como yo no lleva muy bien.

10. ¿Has escrito una novela o tienes en mente hacerlo? (Si la respuesta es afirmativa dinos su título)

Escribí una hace más tiempo del que quiero recordar, y nunca llegó a tener un título concreto. Cuando la dejé (un primer borrador muy malo) se titulaba Tormenta roja. Como ya he dejado de escribir ­–tiré la toalla­– pues ahí sigue, muerta de risa (que se ría de mí la muy jodía, quiero decir) en un cajón virtual de mi ordenador.

11. Después de comprobar por ti mismo (si aún no lo has comprobado ya lo harás) lo mal que está el mundo del libro, ¿te has planteado dedicarte hacer ganchillo?

Es que ya estoy haciendo eso: en el blog he dejado de hablar de cosas que no sean libros (y sus relativos). Sigo soñando con convertirme en mi querido Lobo y emularle: Txisko, el último terráqueo. Como diría Bender: ‘He tenido un sueño maravilloso. Y tú estabas en él’.

Ahora me toca a mí plantear once preguntas:

  1. Te quedas sin televisión (no vale verla a través del móvil u ordenador). ¿Sufres o te sientes aliviado?
  2. Según tú quién tiene más mérito a la hora de ganarse la vida con su profesión: un dibujante, un escritor de relatos, un novelista, un actor o un deportista. ¿Por qué? ¿Y en España?
  3. ¿Crees que dentro de mil años el Flying Spaguetty Monster estará a la misma altura de Dios, Yavé o Alá?
  4. Supongo que conocerás la paradoja de Fermi. ¿Crees que algún día Iker Jimenez (y resto de magufos) la comprenderá?
  5. Seguimos con cosas serias. A lo mejor conoces la teoría del valle inquietante.  ¿Crees que el hombre la va a superar ese valle con éxito antes de que nos muramos de viejos?
  6. Una similar: ¿veremos un hombre en Marte? ¿Y sin que sea en formato Gran Hermano?
  7. Si tuvieras que identificarte con un malvado literario, ¿quién elegirías? ¿Por qué? Doble puntuación si ese malo muere de manera horrible.
  8. Se ha desencadenado una epidemia zombi (como el subgénero está de moda una pregunta relativa al mismo no podía faltar). ¿Eres de los de armas de filo (para combate cuerpo a cuerpo) o un jachondo y nenaza francotirador que se dedica a volarle la cabeza a clones de Jay Leno (o de Pepe Navarro)?
  9. Seguimos con cosas de zombis. ¿Alice (de las pelis de Resident Evil) debe morir de una condenada vez por pesada? ¿Alguna de estas opciones te parece válida?
    1. Morir descuartizada.
    2. Morir sodomizada y luego descuartizada
    3. Morir sodomizada, descuartizada, rejuntarla, revivirla y vuelta a sodomizar y descuartizar?
  10. Cuándo los escritores de libros de zombis saturen el mercado y no consigan ventas ¿se desatará entre ellos una orgía de comecerebros? ¿O se comerán a los editores que han anegado las estanterías? Perdón: creo que se nota demasiado que estoy hasta los mismísimos de tanto zombi.
  11. Ahora sé sincero: ¿alguna de estas preguntas te ha servido para algo? No digo útil, que eso ya es mucho decir.
  12. Y una pregunta más porque me da la gana: ¿algún día admitirá Literfan que es el hermano secreto de Luis G. Prado?

Y aquí va mi lista de blogs. Como voy a mi bola y las normas del premio este me preocupan poco o nada he reducido la lista a seis siete webs. Además de que, dado que no conozco a mucha gente con blog y mi escasa (de forma voluntaria, que conste) vida social ha soltado amarras de casi toda la humanidad, tampoco tengo mucho de donde rascar. Se trata tanto de sitios por contenidos interesantes como de personas que una manera u otra interactuaron conmigo en una galaxia muy, muy lejana… digo, en un pasado lejano. O por otra razón que no pongo 😛

¡Esto es to…! ¡Esto es to…! ¡Esto es todo, amigos!

PD: Por dios, que se me olvidaba la web mi querido DisneyMan, paciente sufridor durante años de mi tirirí-tiriríBusco aliados ¡No me lo perdono! ¡Peniteciagite!

Bukus me ha nominado a un Liesbter Award

Hola, ofidios.

Liebster Award

Liebster Award

Pues sí, tal y como dice el titulo de esta entrada se me ha nominado a un Liesbter Award. La nominación parte de Bukus, portal de literatura, concursos literarios, búsqueda de libros, librerías… vamos, bastante completito.

Debo admitir que hasta que me nominaron no tenía ni la más remota idea de lo que era un Liesbter Award. He buscado un poco y ya me he enterado de qué va esa vaina. Eso me ha plantado en cierta tesitura que casi supone un problema: antes sí seguía blogs (de hecho leía demasiados, tantos como que me consumía más tiempo del recomendable). Pero ya no lo hago, en parte gracias a ese maravilloso acontecimiento que supuso el cierre de Google Reader. Eso y el haber acabado tan asqueado de cuanto me rodea. Supongo que como las reglas obligan a pasar la pelota a más blogs (un mínimo de, ¡dioses míos!, once) deberé recuperar alguno de los sitios de lectura anteriores. Puede que incluso tenga desenterrar viejos fantasmas (cosas de ser una asocial, misántropo y ermitaño convencido). Ahora que lo pienso, quizá eso de desenterrar cosas del pasado tenga su interés, por eso de ver cómo han pasado los lustros, las décadas.

No sé si tardaré veintitrés días (como el amigo de Bukus), más o menos, pero lo voy a intentar. Empezaré respondiendo a las preguntas, que ya es algo. Lo de elegir a otros once blogs… con el tiempo llegará.

Un saludo.

Asamblea global: un simple esbozo

Hola, ofidios.

Lo prometido es deuda.

Quien haya leído El juego de Ender y La voz de los muertos (lo siento, pero no pude con más) de Orson S. Card ya tendrán una idea muy clara de lo que a través de la red y con democracia (más oradores) se puede conseguir.

Pero claro, se trata de cosas leídas en libros de ciencia ficción, ese género para descerebrados adolescentes lleno de ‘naves volando por el espacio pegando tiros a monstruos siderales’…

¿Y? ¿Qué pasa si digo que ese sistema democrático que Card plasma en esos libros es posiblemente en un 90% factible ya mismo en esto llamado primer mundo? ¿Qué es una vacilada? Pensad: en el libro se habla de conexión a la red desde casa, de foros de opinión, de avatares, de discursos on line, de comentarios, de validación de usuarios.

Vamos, de cosas inimaginables.

Huy, perdón, que para acceder a esta web he entrado desde mi casa con un ordenador personal. Antes de publicar esto para que lo lea cualquiera que acceda en esta página web he estado en un par de foros informándome. En uno de ellos he usado un nick (léase avatar) y le he dado caña a otro elemento con el que no me llevo muy bien: le he soltado un discurso de tres pares de narices, algo que ha generado algún que otro comentario. Luego me he metido en una web ministerial y con mi certificado digital (único e intransferible, que me identifica como ciudadano de mi país) he realizado algunos trámites oficiales.

¿De qué hablaba antes? Ah, sí, de que lo que decían esos libros no resulta factible ni de lejos ahora mismo.

<clonck>Onomatopeya de sartenazo en toda la cabeza.</clonck>

¿Cómorl? Sí que es posible, como todos sabéis.  La ciencia ficción permite a su lector estar un paso por delante de los no lectores en algunos aspectos. Y éste es uno de ellos, sin lugar a dudas: llevo soñando con ese ideal de democracia real cibernética desde que leí esos libros hace… mucho. Y el momento de verla hecha realidad puede haber llegado: los medios están aquí, y la indignación contra la casta política puede servir de detonante.

¿De qué manera se puede cumplir ese sueño? Pues con algo que, estoy convencido, nos dieron los políticos sin saber el verdadero poder que ocultaba: el certificado digital y a posteriori el D.N.I. con chip. Eso, unido a la infraestructura apropiada, permite hacer recurrente (sin gastar dinero en papeletas, urnas, etc., etc.) y accesible el voto universal. Un voto que se puede realizar tantas veces como se vea necesario sin gasto económico, más allá del de almacenamiento en servidor y tráfico.

Y es que con esos dos medios (realmente se trata de uno sólo, pero con y sin envoltorio físico) se puede conseguir a la perfección el sueño de la democracia real. Y ¡ya!

El certificado digital permite la utilización de sesiones individuales validadas a través de las cuales alzar nuestra voz.

¿Cómo? De la manera que se me hace más lógica (todo ellos desde mi humilde experiencia laboral en desarrollo y testéo de aplicaciones con firma electrónica para organismo ministeriales).

Pasos previos que básicamente sólo se deben realizar una vez:

  • Concesión a Internet del carácter de derecho constitucional, universal o el adjetivo legal oportuno, con tal de que todo ciudadano pueda acceder libremente a internet. Se entrada, y tras la #spanishrevolution, bien que me imagino a los políticos colocándose en contra de esto. Ya se sabe, internet es igual a información y coordinación de ‘gente libre = subversiva’, luego es algo malo.
  • Reparto gratuito (o a precio simbólico) de lectores de D.N.I. electrónico entre los ciudadanos que ya tienen ordenador, conexión y desean votar desde su casa. Esto ya se hizo hace unos años, pero se puede repetir.
  • Habilitación en ayuntamientos, centros cívicos, juntas de distrito, etc. de ‘salas de voto’ para quienes no tengan conexión en casa.
  • Desarrollo de una plataforma de voto mediante a través de web D.N.I. electrónico. La plataforma debería estar auditada las veces necesarias y por las entidades necesarias como para tener la absoluta certeza de que el voto es secreto, fiable y no manipulable. Ahí, en la auditoría, veo el mayor escollo: ¿quien le pone el cascabel al gato? ¿Quién nombra los auditores, y quién se fía de sus resultados?

Pasos posteriores y a usar en cada votación:

  • Se presenta un propuesta a votar.
  • Durante un tiempo quienes quieran/puedan informan de las opciones/consecuencias de la misma (vulgo campaña). Uso de foros, redes sociales, radio, televisión, boca en boca… lo que sea.
  • Elección de una ventana temporal de voto en el que poder ejercitarlo
  • Un ciudadano, un D.N.I. electrónico, una sesión de navegador, un voto y un periodo de x horas (la susodicha ventana temporal) para ejercerlo.
  • Recuento de votos.
  • Medida aprobada o rechazada.
  • Y punto. A la siguiente.

Esto podría aplicarse a las I.L.P. . Otra cosa muy diferente, con ese componente caótico y espontaneo tan recurrente en internet, sería el lanzamiento de iniciativas ciudadanas a través de webs no gubernamentales, como ya se hace ahora. Algo intermedio (una web no gubernamental que supuestamente servirá para alojar I.L.P.s, pero no iniciativas ‘espontaneas’) ha empezado su andadura, MiFirma. Quiero pensar que de aquí en un tiempo permitirá recoger firmas de manera menos estricta… y si no que surgirán otras web que sí que permitan trabajar de una manera más dinámica.

No soy experto en nada de esto de ‘organizar un país’, ni pretendo serlo, y seguro que lo que digo al fin y al cabo son simples sandeces, pero de alguna manera hay que mandar a tomar por culo a los chorizos que nos gobiernan.

Mientras toca seguir esperando.

Un saludo.

Y al final caí en Twitter

Hola, culebras.

Hoy es un día fatídico. Un día en el que uno de mis principios desde hace años se ha venido abajo. Hoy es el día que… he empezado a usar Twitter 😛 Si bien nadie puede negar que Twitter no se trata realmente de una red social (como la innombrable), sino más que nada informativa, un sistema de flujo de mensajes.

Pero bueno, a lo que iba: pozí, ya tengo cuenta de usuario e incluso he twitteado un mensaje. Aquí está el fatídico gesto de sumisión a la ya nada nueva red 2.0:

Mi primer mensaje a Twitter

Vale, admito que me he metido en esto debido a que es la única manera de estar informado de una manera más a pie de calle de la revolución, mucho mejor que con los medios informativos ‘normales’. Y admito de igual manera que la noticia de mi mensaje que en los dos días transcurridos desde que ha salido seguro que ya les ha llegado a los DRY, pero por si acaso me aseguro.

¡Qué cosas tiene esto de la revolución, que incluso a mí me vuelve algo social!

Un saludo.

PD: Soberana tontería de entrada, dios mío.

PD 2: Primera mención o retweet (aún no tengo muy claro si esto que me han hecho es una cosa, la otra o las dos) que me hacen 😛

Historia de terror de ya.com

Hola.

Curiosa historia de terror que me he encontrado 😛 navegando por ahí. No conozco 😛 a la persona que lo ha escrito, y como no sé si durará mucho o poco en esa web, lo dejo también aquí.

Nuestra penúltima, que lamentablemente no última, experiencia con ya.com empezó un día que descubrimos que nos habían cortado la línea telefónica. Nosotros teníamos contratada la línea de voz con timofónica (cinco años de antigüedad) y la de adsl con ya.com (otros cinco años de antigüedad). Así, el día en que todo empezó, no notamos nada dado que no nos están llamando a todas horas, y lo sí usamos casi de continuo (la adsl) funcionaba sin problemas.

Sin embargo al mediodía intentamos llamar y vimos que la línea de voz estaba muerta. A mi mujer (la que estaba en ese momento en casa) se le ocurrió llamar desde su móvil a nuestro número de fijo. Y alguien la respondió: una voz masculina, mayor, la pregunto el típico ‘¿Quién es?’. Sorprendida, algo asustada y muy cabreada, llamó a timofónica y les explicó lo sucedido. La respuesta de la operadora resulto tan clara como preocupante: ya.com se había de nuestro número de fijo y se lo había vendido a otra persona, cortándonos la línea. Desde timofónica nos dijeron que subsanarían esto, restaurándonos la línea de voz y entrado en contacto con ya.com para informarles de la incidencia.

Así, al cabo de unas horas ya teníamos de nuevo la línea de fijo. Pero con eso empezó la pesadilla: la línea de adsl se murió. Tratamos de llamar atención al cliente. Primero con un número gratuito que nos dieron con el alta y que, por supuesto, no funcionó. Luego con uno de marcación normal sacado de internet, que tampoco funcionó. Al final acabamos llamando al 902 de turno, y tras veinte minutos de musiquita y ‘manténgase a la espera’ colgamos.

Cansados, asqueados y extremadamente cabreados iniciamos el proceso de alta con otra empresa. La otra empresa se supone que ya se encargaba de darnos de baja de esta panda de desgraciados, pero mientras eso ocurría (para colmo) nos llegó nuestra factura de ya.com y ¡la del nuevo abonado! No sólo nos robaban el número y nos cortaban la línea, sino que además ¡nos pasaban el cargo de la línea del señor ese!

Acudimos al banco para anular el cargo adicional (la del banco se rió un poco cuando le contamos nuestra situación, sobre todo porque ella también había tenido problemas de facturación para darse de baja de ya.com).

Un mes después empezaron a llegar las cartas: que les debíamos una factura y que, por favor, ingresáramos el dinero en la cuenta X, so pena de acabar demandados y en lista de morosos. Cartas como esas nos llegaron tres.

Luego llegó la de la gestoría que se supone se hacía cargo de nuestra ‘deuda’. Viendo que ahí ponía un número ‘normal’, llamamos, más que nada ya para reírnos un poco y patalear. Resultó cómico: el chaval (porque por sui voz debía ser un yogurín recién salido de ¿derecho, económicas?), cuando le contamos lo que había ocurrido, sólo pudo empezar a ponerse nervioso, a subir el tono, repetir de que ‘ese no era el problema’ (según se ve, que nos cortaran la línea y que nos llegara la mensualidad duplicada no le parecía algo grave), sino que debíamos pagar la factura ‘debida’, y punto. Luego (cuando vio que por ahí no colaba) se sacó de la manga el que, para darnos de baja debíamos pagar una factura adicional ‘de compensación’, que eso se hacía así ‘por ley’, y que la factura que debíamos era precisamente esa. Por supuesto, no pudo concretar de qué la ley hablaba. Entre cabreados y divertidos (por haberle hecho perder los estribos al mindundi de turno) colgamos.

Ya así seguimos, esperando ver qué pasa.

Que se sepa lo chapuzas y mafiosos que son estos desgraciados de ya.com.

Un saludo.

PD: Casualmente veo que, en esta enésima encarnación del blog, este es el post número 100. Pos fale, pos mu bien.

Opinador vs ‘muchos otros’

Hola, culebras.

La verdad es que mi misantropía me suele impedir implicarme en los juegos de estas criaturas despreciables llamadas humanos. Sin embargo de unas semanas acá asisto a un penoso intercambio de comunicados (penosos en parte por lo escandaloso del tema, y en parte por la relevancia que está adquiriendo cuando hay otros -léase el paro- muchísimo más preocupantes ante los cuales no hay ni comunicados globales interneteros, ni reuniones con el ministro de turno ni nada e nada) entre dos bandos.

Entre los del ‘otro’ bando hay uno que me hace mucha gracia porque en esto parece lo único que desea es subir en google, mejorar su pagerank. Hoy me ha dado por satisfacerle un poco. Ahí va una chorrada cortita, en plan twitter, para que su ego crezca una infinitésima más.

Érase una vez un opinador ignorante. Opinaba de lo que otros hacían, y/o de cómo lo hacían. Hasta que uno de ellos mostró otra manera de actuar. ¿El opinador se callará, enterándose de verdad de qué va el asunto? ¿Rectificará? Habrá que esperar su próximo movimiento.

Espero que el opinador se sienta satisfecho por estos milisegundos de gloria que desde este antro internetero se le ha dispensado (si agarra subida de sueldo quiero mi parte, por infinitesimal que ésta sea; si le dan alguna colleja sus mecenas, mejor que se las quede todas él).

Ale, adiós.

Por qué Spotify conmigo no triunfa

Hola, culebras.

Tras haber usado durante un par de meses Spotify veo que no me agrada. Pero nada. Lo seguiré usando durante un tiempo indefinido, seguramente hasta que me harte de él. ¿Qué ha pasado? No, la culpa no la tienen los anuncios (se me apaga el cerebro al oírlos). No la culpa de ello se halla en las propias tripas de la aplicación, en su modelo de servicio. Pero antes de explicar la situación hagamos un poco de historia, que hoy estoy charlatán (total, para quienes me van a oír).

De unos años para acá se está poniendo de moda el llamado streaming, ya sea para audio o para vídeo. Éste consiste en abrir un canal de descarga y, desde tu ordenador (o aparato capacitado) obtener en vivo datos en formato audio o vídeo: escuchas y/o ves un contenido pero no lo almacenas, quedando obligado a volverte a conectar si deseas verlo de nuevo. En pocas palabras: o tienes una conexión viva y lo suficientemente rápida o ‘no te comes nada’.

En nuestro país cada vez hay más gente con conexión (si bien no con datos boyantes, o puede que ni de lejos boyantes), sobre todo con cable o ADSL (y no precisamente gracias a que tales líneas tengan precios muy accesibles, no, pero ese es otro tema). Poco a poco, y mientras la crisis lo permita, los españolitos se van uniendo a esa arma de destrucción de gobiernos (aunque no lo hagan para temas más serios que el cierre de webs)… perdón, a internet.

Bueno, que me voy por las ramas. Estaba hablando del streaming: el engendro que te obliga a tener una conexión para ver o escuchar cualquier cosa. Existen ya modelos de TV usando streaming, siendo en España el más famoso del Imagenio de timofonica (así escrito, tal y como les gusta a ellos: sin tilde). Los sistemas ‘pedestres’ de streaming, sin pagar una pasta a una multinacional, para la mayoría de los mortales implican ‘estar sentado delante de la pantalla del ordenador’. Vamos, el colmo de la comodidad.

Pero no me voy a extender en el tema vídeo, dado que tengo que admitir que no soy consumidor asiduo del mismo. Vayamos a la música, algo que consumo: paso horas en casa delante del ordenador, y durante años he disfrutado del binomio música-ordenador con mis artistas favoritos sonando primero a todo trapo (cosas de vivir solo) y luego con cascos.

Al principio la música provenía directamente de mi cadena musical, ya de cintas, vinilos o, más tarde, CDs. Luego aparecieron las tarjetas de sonido (supongo que este detalle, el ‘luego’, sorprenderá a algún lector yogurín. Sí, hubo una larga época en la que no existían las tarjetas de sonido, y cuando aparecieron hubo un periodo en el que comprarte una te aseguraba horas de quebraderos de cabeza para conseguir que tu equipo la reconociera bien), y con ellas los ripeadores de CDs, los mp3 y mi fiel winamp. Así, con megas y megas de mp3 (primero sacados de mis propios CDs, luego obtenidos gracias al intercambio en mi primer curro vía ftp con gente de todo el mundo), llené años y años de música. Los CDs de canciones empezaron a volar de manos de un colega a otro: en el mundo hay demasiada música para sólo oír lo que te compras. De hecho llegó un momento en el que sólo compraba lo que sabía de fijo que me iba a gustar, o aquello que ya había escuchado y que me satisfacía como para invertir en ello (a alguno ya le valdría darse cuenta de una vez que en esa manera de actuar se encuentra el futuro de la música; esa y los conciertos, claro).

Pero un día entro en mi vida (no he podido evitar usar esa memez de expresión) el streaming musical. Como si de radio se tratara, algunos colgadillos ponían su winamp en modo emisión y lanzaban a la red sesiones propias de música. Sí, se petaba si había no mucha gente conectada, pero no dejaba de ser una manera de escuchar música de otros, según los gustos de otros (pero previamente ya te asegurabas de que quien ‘pinchaba’ tuviera un perfil acorde al tuyo).

Luego descubrí, hace cosa ya de siete u ocho años, un programita llamado Pandora (nada que ver con la cagada que ahora está de moda). Modesto y no muy llamativo en lo que a la estética se refiere, este software usaba una serie de ‘conceptos’ para catalogar y vincular la música: valoraciones de estilo, tempo, melodía, armonía, ritmo, instrumentación, etc. A través de ellos, y en base a una búsqueda inicial, el programa te iba dando sugerencias que creía que te podían agradar. ¿Qué una canción te gustaba? Se lo decías y él más tarde te ponía una similar, o del mismo grupo; si no te gustaba la ‘marcaba’ para no volverla a pinchar. Así de sencillo. Poniendo Pandora y empezando por grupos que me gustaban me ponía temas de otros (conocidos ya por mí) que también me gustaban… y de otros que desconocía pero que igualmente a veces me sorprendían gratamente. Por desgracia con el paso del tiempo quedó evidenciado que el repertorio de temas no era muy variado: los temas se repetían demasiado, incluso varias veces por sesión, quizá debido a que mis gustos no coincidían con la mayoría.

Ya adicto a este sistema de música online, y sobre todo a la posibilidad de descubrir (eso sí, de forma vaga) nuevos grupos, me mudé a algo similar y que tampoco llevaba mucho tiempo: last.fm. De funcionamiento similar a Pandora, permitía marcar temas como ‘amados’ o como ‘odiados’, lo que en función de las etiquetas vinculadas al tema y al grupo permitía al sistema colarte nueva música acorde a tus gustos. Lo punto flaco en este sistema estaba en que las etiquetas las colocaban los propios usuarios, y eso a veces llevaba a confundir al sistema con clasificaciones demasiado genéricas o incluso de broma. Pese a ello seguí usándolo en casa para oír música mientras enredaba con el ordenador. A lo largo de los años de uso Last.fm me brindó sorpresas muy agradables: descubrí a The Azoic, Panzer AG, Down of Ashes, Wintersun, Agalloch, Funeral (y de paso a Ahab), por nombrar sólo unos pocos. Todo ello aderezado con una reproducción aleatoria que muchas veces casi podría definir como jugosa.

Mientras tanto Pandora seguía a lo suyo, emitiendo música según su algoritmo, hasta que lo cerraron para los no yanquis. Pandora murió como opción para mí.

Sin embargo de un año y poco a acá algo empezó a fallar en last.fm: detecté las mismas deficiencias que me habían sacado de Pandora. Además, al tiempo, avisaron de que el servicio se volvería de pago. Obligatoriamente de pago. Y un día se acabó: me obligaban a pagar. Eso en plena época de crisis, con el Euribor por las nubes. Vamos, el momento ideal para pedir dinero por algo que no es vital: a borrar el usuario y seguir con mis discos.

Al cabo de unos meses ‘descubrí’ (la verdad es que  ya lo conocía de oídas, pero no me había molestado en instalarlo por pura vagancia) esto llamado Spotify. Me lo instalé y me encontré con algo de aspecto ligeramente parecido al horrible iTunes. Bueno, me dije: una cosa es el aspecto y otra el funcionamiento. Puse un grupo de prueba, Feindflug, y la cosa ya empezó a pintar mal: había poco, muy poco. Mejor dicho, nada. Seguí tirando del hilo a cosas más ‘comerciales’, me creé unas pocas listas y le di al [play+random]. La musiquilla agradable empezó a sonar por mis cascos. Bien, bien.

Pero el ‘bien’ no duró mucho. Por más que las listas tuvieran una variedad que me parecía suficiente como para generar al sistema una idea de mis gustos, sólo se me reproducían temas que yo ya había introducido antes, nada nuevo: no había sorpresa, no había esa novedad que me encantaba en last.fm o en Pandora, sólo la lista de lo que yo ya había buscado y marcado antes. Y, para acabar de cagarla, la reproducción aleatoria iba horriblemente mal: las canciones del mismo grupo se encadenaban casi una tras otra (a veces sin el ‘casi’), los grupos se repetían.

¿Cómo, con una lista en la que posiblemente hay un centenar de grupos, se repite un mismo intérprete tres veces en apenas veinte temas?

Mal, está muy mal trabajado el cálculo aleatorio de los temas.

¿Resultado de todo ello? Las listas  de reproducción, aun habiendo sido enriquecidas con mucha variedad de temas y grupos, a veces aburren. Ha muerto Pandora para los no yanquis, se ha suicidado last.fm (al menos para mí), y Spotify no me da lo que busco: música de mi agrado  pero que me sorprenda, novedades. En definitiva, añoro lo que ya no tengo. Jodido inconformismo.

¿Hay algo (no de pago) que se parezca a Pandora o a last.fm? Habrá que investigar un poco…  Pero mejor otro día: hoy estoy muy vago.

Un saludo.

De nuevo Euro6000 tratando de timar a la gente

Hola, culebras.

Esto tiene la pinta de convertirse en un clásico navideño, como Ra-Pa-Él y Hola-soy-Edu-Feliznavidad. La red de embaucadores de Euro 6000 vuelve a lanzar un campaña engañosa… pero engañosa sólo si no te lees la letra ahora no-tan-pequeña. Prometen un descuento del 10%, pero con un máximo de devolución de 20€. Vamos, que de nuevo lo del descuento se queda en agua de borrajas, desleído en unas fechas en las que se gasta bastante más. Se agradece que en la web lo dejen claro (ver el flash embebido), así como en las condiciones de la promoción (leer la sección segunda, que tiene coña la lista de exclusiones).

Al menos en esta ocasión tiene la decencia de no imponer un gasto mínimo (yo no he llegado verlo indicado por sitio alguno). En esta ocasión no es tan engañoso como la otra vez, lo que no implica que resulte atrayente, al menos para mí.

El timo de Euro6000 y el 10% de descuento con El Corte Inglés

Hola, culebrillas.

El otro día vi en la tele un interesante anuncio de la cadena Euro 6000. La primera impresión al visionar es: ‘coño, que me dan un 10% de descuento en las compras de El corte inglés. Con eso ya se hace rentable ir a esos careros’. Y así, tan felices, vamos a la web de Euro 6000. En ella nos encontramos con una ilustración identica a la que aparece en el anuncio, con los mismos deditos dibujados. Entramos en la página principal y ahí está, el formulario para inscribirse… y junto al anuncio del 10% de descuento se ve la primera cosa rara, muy rara:

El timo de Euro6000

Solo tienes que hacer un gasto de al menos 300€ con tu tarjeta Euro 6000, en cualquier comercio entre el 21 de noviembre y el 7 de enero de 2009. La bonificación máxima por cliente será de 15€ y se realizará a partir del día 29 de enero en tu tarjeta.

Así leido suena bastante raro. sí: te obligan a pagar un mínimo de 300# euros para cobrar luego un máximo de 15, y eso puesto al lado de una enorme ‘Apúntate y te damos un 10% en el grupo El corte ingles’. Raro, raro, raro, que diría un cadáver… La trampa está clara en la letra pequeña:

Segunda.- Premios

Los premios de la presente promoción consisten en la devolución de un 10% de sobre los 150 primeros euros de gasto en las operaciones “de compra” realizadas con tarjeta(s) EURO 6000

Vamos, que de 10% ‘global’ nada: te devuelven un 10% sobre los primeros 150€, y el resto queda exento de descuento alguno. Y es que además te obligan a gastar por lo menos el doble, 300€. Vamos, obtendrás a lo sumo un 5% de descuento, y eso si no gastas más de los 300€ primeros. Si compras más no es que no te descuenten más pelas, sino que el 5% de descuento se va reduciendo progresivamente.

Jamás, jamás se tiene el 10% real de descuento.

Si con estas medidas pretenden que en tiempos de crisis la gente compre más en navidad, lo que deben de tener bien claro es que quien pique, cuando se dé cuenta del engaño, se va agarrar un cabreo de primera… y puede que deje de ser un ‘fiel cliente’ para buscarse los ‘chollos’ en otro lado. Vamos, que pierdan clientes.

Lo dicho: un timo.

Jodidos humanos. Y peor aun: comerciales. Qué bien estaría la humanidad con todos ellos muertos.