Hola, culebras.
He tardado años en coger este libro de la pila, más que nada por la tontería de que es el cuarto de una colección de la que me faltan los tres primeros, pero aun así al cabo de más de diez años de espera, ha caído. Sólo conocía de Smith su Nostrilia, que leí hace unos siete años, y de la que tengo un muy mal recuerdo: aburrido y ñoño son dos palabras que me vienen a la cabeza ante ese libro. Pero dado que a veces una primera impresión engaña, le di a Smith esta segunda oportunidad. Así tomé en mis manos este volumen.
¿Qué me encontré?
En primer lugar debo hablar del núcleo del libro, la novela corta ‘En busca de tres mundos’. Se trata de una especie de epopeya en el que de nuevo sale a la luz la candidez y ñoñería del autor, con pasajes que se suponen líricos, llenos de supuestas alegorías del bien y el mal, del hombre, etc., pero que a mí no me han acabado de gustar. El protagonista no trasmite nada, diluido en una realidad y un trasfondo demasiado fantasiosos. Los escenarios a veces resultan tan irreales que no pueden llamarse ciencia ficción, y los personajes parecen sacados de una fábula infantil (para los amantes de ese género perfecto; para mí no). Sin embargo algunos, pocos, pasajes destacan, sobre todo el último: ‘Tres a una estrella’ constituye una pieza cargada de rareza y personajes alienados que me hicieron retomar el libro con ganas.
El resto de los relatos del libro, todos ellos independientes, los podría calificar como fallidos, por no decir ridículos (en eso destaca ‘La ciencia occidental es tan maravillosa’, una estupidez que sólo está ahí por haberla escrito quien la ha escrito).
En definitiva, una lectura que me deja mal sabor de boca, y que ya sume a Smith entre uno de los autores vetados de mis futuras compras.
Un saludo.