Hola, ofidios.
Sigo con los comentarios exprés. Digo lo mismo que en el anterior: si cometo faltas por el apresuramiento lo siento. ¡Ale!
Las tierras baldías, tercer volumen de la saga de LTO, se queda a medio camino entre el primer volumen y el segundo. En este la acción se centra sobre todo en el Mundo Medio, pero aun así King no abandona del todo nuestro mundo: debe cerrar la paradoja. Pese a ello el libro tiene un componente mucho más lineal y descriptivo que el anterior. Tenemos un grupo de personajes que van más o menos ‘directos’ hacia la resolución del texto. Eso hace que la novela pertenezca de lleno al género de la aventura, careciendo de ese componente de creación de personajes que tanto me gustó en el anterior volumen. Bueno, sí: se sigue adentrando un poco en su mentalidad, pero salvo los pasajes dedicados a Jake de una manera bastante tangencial. Hablar de Jake significa hablar en buena medida del motor de la novela: todo gira en torno a él, junto a su extraña relación con Rolando. Y de hecho él empieza a dar claves de ambientación que (creo, espero, deseo) tendrán importancia en las siguientes novelas. Entre ellas la rosa y el color rojo.
Al tratarse de un texto más ligero (de más o menos aventura pura, entremezclada con algo de terror) para mi pierde un poco de interés. No quiero decir que esté mal, sólo que no se me ha hecho tan intenso como el anterior. Aquí los personajes ya están dibujados: apenas se nos presentan recuerdos y detalles como los que gozamos en la anterior entrega. Como sustituto a ello en esta novela ganan presencia las descripciones del mundo de Rolando. El Mundo Medio se convierte en un personaje más, desde sus paisajes a su historia, pasando por sus habitantes. En ese sentido hay pasajes de gran interés. Y no me refiero sólo a lo que se ve en las propias tierras baldías, muy lovecraftiano. Muchos otros hacen volar la imaginación del lector sembrando toda una serie de preguntas. Un puñado de ellas, pero no las únicas, llegan de la mano del avión, del oso, de la naturaleza mecánica del Haz, de lo que hay bajo Lud… La relación entre nuestro mundo y el de Rolando me levantan sospechas. Al igual que cuando leí la creación de Arda en el Silmarillion –hace casi veinticinco años– pensé de manera automática en un mundo postnuclear (tengo que volver a leer ese inicio del libro para ver si sigo pensando lo mismo), leyendo este Las tierras baldías no puedo evitar pensar en La Tierra Moribunda. ¿Alguna vez King ha confesado ser admirador de Vance? Porque eso respondería a algunas cosas.
Como detalle decir que al parecer no soy el único que ha visto una relación entre cierto pasaje de la novela y determinada película.
En cuando al estilo, para mi desgracia, he seguido encontrándome con el mismo defecto que en el anterior. No lo voy a repetir: que se lea quien quiera la otra entrada.
King sigue mezclando bien los de estilos de lenguaje: sencillo y directo para el narrador, coloquial y de argot para algún personaje (Eddie en especial) o refinado e incluso culto para Rolando, lo que ayuda a mantener la credibilidad del texto.
Para no extenderme mucho más: el libro decae en comparación con la intensidad del anterior, lo que hace que los defectos en su redacción se hagan más notorios. Como consecuencia de ello le debo poner sólo un 6 de nota.
La primera vez que me adentré en el camino de LTO me quedé aquí: no pude comprar el siguiente libro, Bola de cristal. Cuando empezaron a aparecer el resto me los compré, pero para entonces Bola de cristal como tal había desaparecido, sustituido por el Mago y cristal que leeré a continuación. ¿Qué me encontraré en los siguientes volúmenes? ¿Una jodida historia de amor, como me dijo Ludo hace años hablando de Bola de cristal? Lo ignoro. Solo deseo una cosa: King, por favor, espero que no la hayas cagado con el final.
Adiós.