Hola, culebrillas.
La saga de Mordant, de Stephen R. Donaldson, vendida en España como cuatro libros separados, realmente se trata de un solo libro enorme dividido en cuatro. No hay manera de leerlos independientemente… y lo acabo de padecer. Hace un par de años empecé con el tomo uno. Al acabar con él no me entraron ganas de seguir, por lo que lo dejé. Mala elección. Al continuar la saga pensaba encontrarme con una entradilla resumen de lo anterior, pero no: ale, todo para adelante, como los de Alicante.
La saga encaja en ese género de historias de intrigas que a algunos autores, como Herbert, les encantaba. A mí me aburre un poco-bastante, pero en vista de que estaba con las manos chungas y quería leer algo largo (por eso de no tener que preparar a posteriori chorrocientas reseñas, algo que al final sí ha sucedido), pues seguí con ella.
La obra es de ritmo muy lento, con una narración basada en la introspección. Pero en una introspección extrema, al punto de que toda la saga se basa en las elucubraciones de un solo hombre. La ‘prodigiosa’ mente de ese personaje es capaz de predecir, incluso a años vista, los movimientos y las reacciones de sus amigos y enemigos. En definitiva, increíble e imposible. Magnífica base para escribir un tocho equivalente a cuatro novelas.
Dado que toda la trama se basa en este forzado deus ex machina la lectura acaba siendo bastante aburrida: siempre habrá algo que demuestre que el listo ha sido muy listo y ha predicho lo que va a ocurrir.
Salvando las distancias La necesidad de Mordant recuerda a Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin, pero con personajes mucho más planos, sin mala leche y vacío. Sin duda Martin ha sabido sacarle partido al concepto del folletín de intriga medieval mucho mejor que Donaldson.
La lentitud se vuelve casi pastosa en los tomos 2 y 3, y el resto de acontecimientos que se narran en el tomo 4 no justifican lo anterior. Pero es que la imagería como recurso mágico de poder no queda bien demostrado en ningún momento de la saga.
La saga de Mordant no es una de esas lecturas que recomendaría a nadie, pero si estás como yo, con mucho tiempo libre por delante, puedes intentar leerla: puede que incluso te guste.
Un 5 raspadito. Nada más.
Aaaaaaaaaaaaadiós.