Archivo mensual: abril 2010

Rafael Marín – Mundo de dioses

Hola, culebrillas.

Pues ya hubiera sido mejor leerme el Illium de Simmons, sí, a santo de lo que dije en el anterior comentario. Poco (o nada) de lo que he leído de Rafa Marín me ha gustado (todo relatos). Y este Mundo de dioses tampoco: demasiado juvenil, demasiado lleno de guiños a Marvel. Sí se le puede agradecer el que se trate de una lectura de obra rápida, muy rápida. Pero por otro lado nos encontramos ente un libro totalmente prescindible. Me leí Psycho (la joya de Robert Bloch) en apenas dos días y tras cerrarlo sólo lo podía definir como obra maestra, libro redondo; este me ha durado tres días y me ha dejado igual que como me quedé, buscando otro libro.

Acerca de la historia: se puede resumir en un guión de comic marveliano llevado a formato novela. No he leído ninguna de las novelas de Chris Claremont pero me da que si el resucitador de la patrullosa creara novelas mediocres, crearía exactamente esto.

Todavía espero la justificación de la fama de Rafa Marín… ¿o será que supo estar en el sitio oportuno, en el momento idóneo, y poco más?

Ah, sí, claro: un 4 y va que chuta.

Dan Simmons – El terror

Hola ofidios.

Regreso a Dan Simmons tras muchos años sin leerlo. Lo último que leí de él fue Fases de gravedad, un libro que me supuso un chasco, más que nada porque esperaba una cosa (idea preconcebida) y me encontré algo realmente diferente. Tras esa lectura no me recomendaron leer la saga de Endymion, y la saga de Troya no me atrae absolutamente nada (y menos aun por la forma en que la han publicado aquí en EsPPaña). Pero tras haber leído hace poco El lobo de mar este libro me llamó la atención.

He de aclarar que compré el libro con un poco de resquemor: está incluído en la colección de ‘histórica’, con lo cual eso me esperaba, una novela realista más o menos acertada. ¿Qué me he encontrado en El terror? Pues una joya que no llega a la categoría de obra maestra por poco. Una historia magnífica, absorbente. La presencia del frío, del polo, como un personaje más, dibujado como una personalidad propia e implacable, el auténtico protagonista de la historia. La lucha entre el hombre y la naturaleza. Y la derrota (con trazos de gloria y patetismo) como otro miembro de la tripulación.

Entre medias, acechando en torno a toda esa desolación, algo. Mientras las páginas avanzan uno se ve más y más inmerso en un paisaje, en una ambientación, que ya la hubiera firmado el mejor HPL (del que veo que todavía no he metido ninguna reseña en la nueva encarnación del blog: cosas de haberme leído casi toda su obra). Las páginas vuelan y al tiempo que quedan atrás uno descubre algo más: la criatura no importa, casi es lo de menos: lo que realmente interesa radica en la lucha entre el hombre y ese entorno inmisericorde.

Por desgracia en la última sección el libro se desinfla con una innecesaria explicación, una parrafada que ensucia el resto de las páginas. Todo ese rollo jippi sobra por completo.

Pero lo peor, sin duda, es el editor… o la ausencia del mismo. ¿Quién tiene la culpa de ese estilo tan horrible? ¿Simmons y su editor yanqui, o el traductor y el editor español? Lo ignoro, pero la falta de unas galeradas, de una corrección de estilo, ensombrece el libro por encima de todo. Otro detalle que habla mal, y en esta ocasión el culpable sin lugar a dudas es el editor español, es el de colocar este libro dentro de ‘histórica’. Sin duda el encargado de esta clasificación no se he leído el libro (ni siquiera las primeras cien páginas) y no se ha dejado orientar por alguien que sí lo haya leído. Se trata de un libro de terror, y más concretamente rayano al concepto de horror cósmico de Lovecraft. Sí, usa personajes históricos, unos hombres cuya epopeya (por cierto, ovejas eléctricas es lectura obligada) sin duda supone material para una obra realista, pero no es realista: el libro entra del género de lo fantástico.

Aun con todo, sólo por el fondo (sin tener en cuenta la forma), recibe un muy meritorio 8.

George H. White – Gran saga de los Aznar, tomo 5

Hola, culebras.

Quinta entrega de la saga de los Aznar y ya se confirma lo que sin duda es el estilo de la prosa del señor White: no me extraña que se mantenga de aquí al final de la serie. Pero vamos a lo importante, lo leído.

Rendición no contesta tienen como premisa primera el anhelado regreso a rendición, un viaje que se torna en pesadilla debido a la reaparición de  los hombres de silicio. Estos han vuelto para asolar todo lo que había en el planeta, y planteando un nuevo y gran problema a los viajeros de Valera. La novela entretiene si bien adolece de los mismos defectos de las anteriores historias (diálogos exagerados, personajes planos y tópicos, escenas forzadas) que suponen la marca de la casa. El nuevo final con boda ya empieza a oler mal. Los cristalitos resultan ser un clon de los japoneses de postguerra: copian las tecnologías sin acabar de comprenderlas, mucho menos mejorarlas. Esta actitud copiona llega al colmo del ridículo en el caso de copiar las naves no sólo en forma, sino incluso en la disposición interna de los mamparos, pasillos y salas. También hay que destacar de nuevo la cerrazón del autor para la «solución final«; sólo cabe una manera de solventar el problema con los extraterrestres no antropomorfos: el exterminio del no humano. Se pierde la oportunidad de un enriquecimiento entre especies tan dispares pasando a la cavernícola disyuntiva de ‘o tú o yo’.

Mundo siniestro. Cuarto ejemplo de la atrayente (sin duda para el autor) teoría de la evolución convergente, llevada al extremo con ejemplos de compatibilidad genética y reproductiva. El escenario resulta ridículo (incluso con un fuerte sentimiento de deja vú de Star Trek) ya de manera extrema en lo que se refiere a los detalles físicos: por ejemplo el que en una superficie cubierta en casi un 100% de agua luego resulta que es la superficie de una esfera hueca con un sol interno y con gravedad dentro de la misma. Joer, la caña del space opera, pero totalmente en contra del concepto de campo en física. En lo que respecta a la trama, de nuevo todo de bastante forzado, encontrándose justo con los personajes oportunos en el momento oportuno. Entretenida y poco más.

División Equis. Números enormes, ejércitos mastodónticos. Todo a lo grande, como debe ser para poder recuperar Redención, para poder exterminar a toda una raza inteligente distinta del hombre. Hagamos que Hitler, Himmler y Göring sean simples aficionados. Ya no se sabrá nada más de ellos, ni de su historia, ni de sus logros, ni de su psicologia. Todos al paredón y punto. Eso sí, entre medias otra boda. Digamos adiós a los silicatos, adiós a las tramas profundas. Vamos, una nueva apología del holocausto.

Bueno, que sí, que lo pongo regular, pero en el fondo es divertido… salvando el de Mando siniestro que definitivamente no me gustó.

Veredicto: un 6 es lo que se merece.

Adiós.