Hola, culebras.Como tengo ganas, voy a soltar un poco de esa mala baba (realismo lo llamo yo) que los conocen saben que poseo. Dado que son temas que en el trabajo no los puedo hablar sin que me tachen de tremendista (o algo peor), y que en casa ya está bastante hablado, lo suelto aquí. Quien no quiera leer la chapa que viene ahora, una de esas chapas de viejuno quemado y algo amargado de este asqueroso mundo lleno de humanos dignos de un exterminio masivo (‘quién soportará a éste de viejo…’, C.G.B. said), puede escuchar un poco de buena música, a la espera de que actualice los otros blogs literarios (en stand-by por una lamentable falta de tiempo. No sé de dónde lo saca este fenómeno).
¿Preparados? A la de una, dos, tres… ¡voy!
Hace unos días uno suelta que había que empezar a pensar en dar caña a los banqueros. Al rato uno de los jefes de ese ‘bocazas’ le desdice: no, no les podemos hacer esos a los preciosos banqueros. Les aguantamos todo, y más.
Ahora, el banquero padrino, el capo de capos, con ese aire chulesco típico del que se sabe dueño de toda una comunidad autónoma (y ya de paso de medio país), dice que no, que su dinero es suyo, sólo suyo, y que se le prestará a quien le dé la gana. Vamos, que ese dinero que el malvado estado le dio hace unas semanas el sector de la banca ya lo ha fagocitado, digerido y metabolizado, asumiéndolo como propio.
La relación banca-sociedad, visto lo visto, pasa de ser una forzosa simbiosis a un horrible parasitismo.
Entre medias, los empresarios que sin duda se están regocijando con las cifras del paro, que suben y suben. O al menos eso parece, ya que están deseando despedir a más y más gente. Ya se sabe ese viejo adagio, conocido por todos los economistas y los empresarios: ‘no hay mejor comprador que un parado’. A ver si a fin de año la cifra del paro llega al 20%. Sin duda así las empresas (y en general la economía del país) irán mucho mejor: menos carga de empleados y más volumen de potenciales clientes. Si es que a los pobres empresarios el cerebro no les da para más, qué le vamos a hacer.
Ahora empiezo el modo ‘puro cotilleo’.
Decir que ‘el hermano de una compañera de trabajo de mi cuñada’ (suena a chiste, la verdad) trabaja en el Parlamento Europeo, allí por el norte de Europa, donde la gente cobra mucho más y los precios son casi como los de aquí (así, que me acuerde, me hizo mucha gracia ir a París [apestosa ciudad llena de jodidos gabachos] entrar en un Ed, la versión gabacha del Día, y ver que los precios eran prácticamente iguales a España). Bueno, que el hermano-de-la-compañera-de-trabajo-de-mi-cuñada dice que allí, entre los euroDIPUTAdos, a España la ven muy mal, pero que muy mal. Horrible. Y que nuestro querido gobierno está maquillando con palabras más o menos bonitas lo que visto desde Bruselas Estrasburgo es una debacle.
Se acabó el modo ‘puro cotilleo’ (nótese que no hay ni una sola fuente, como en todo cotilleo que se precie. Eso clarifica su nivel credibilidad).
¿Qué va a ocurrir ante todo esto? No lo sé. En mi porra revolucionaria dije que este mes que viene era el crucial. Viendo el panorama (resignación de muchos, incredulidad de unos pocos que insisten en vivir en su Matrix particular, irritación de los demás) me parece que no voy a acertar. Aquí, en este país, la gente no tiene mucha costumbre de quejarse. Bueno, se quejan de cosas estúpidas que no nos afectan, como que uno judíos maten a unos árabes, o que en un país de tradiciones distintas a las nuestras siga esas tradiciones suyas, centenarias, y lapide a alguien que conociéndolas las infringe… Vamos, mirar (y actuar) mucho para fuera y poco para dentro. Así nos va.
Pero gracias a las declaraciones del gran políglota (ese discurso suyo, que ya ha traspasado las puertas del mito, es la perfecta demostración de que sin idiomas, pero sí con un papá millonario, se puede llegar muy lejos) las cartas empiezan a descubrirse. Y a mí me han revelado un abismo negro, muy negro. No hay dinero para nadie más que para los banqueros… y para los que ya lo poseen. ¿Habrá fiesta caníbal en las altas esferas cuando vean que los pobres (ya casi ‘pobre’ y ‘normal’ son sinónimos) no compran, no consumen, ‘no mantienen el mercado’?
He visto el abismo. Su color negro deslumbra repleto de escenas de hambre y sufrimiento, de colapso e impotencia, de pobreza y rabia. Espero que de él salgan Cthulhu, Nyarlathotep, Tsathoggua, Shub-Niggurath junto al resto de Ancianos y devoren en cuerpo y alma a todos estos asquerosos humanos de una puta vez. Así llegará, al fin, la paz definitiva sobre la Tierra, el Olvido.
Ale, culebrillas. Ya podéis respirar… si es que la hipoteca os deja.