Hola, culebras.
Retomando la pila desempolvo este tocho (el calificativo va por lo del tamaño del libro, nada más) de otro español, en este caso Rodolfo Martínez.
De Jormungand puedo decir que es un libro de lectura rápida, si bien con algunos defectos estilísticos y de forma que demuestran que nos encontramos ante una novela primeriza. Antes que esta había leído La sonrisa del gato, un ciberpún que se me hizo agradable… lo que significa mucho, teniendo en cuenta que es un subgénero que no me gusta nada.
En esta novela nos presenta un mundo prisión en el que suceden cosas que se escapan al control original de los guardianes. Por un lado posee imágenes poderosas, como el paso de la luna sobre el planeta deformándolo con su fuerza de mareas; y por otro cagadas descomunales, como el uso en viajes de ida (bien) y vuelta (¿comorl?) de esas mareas lunares (lo siento, pero si bien comprendí a la perfección la huída siguiendo el flujo de la marea jamás comprendí el uso de esa marea para ir en sentido contrario, en su contra).
Me fastidió la manera en que desaprovechó el personaje que presenta la novela, una criatura interesantísima e infrautilizada. Y que la verdad es que durante una buena parte de la novela creía que se iba a convertir en el protagonista, pero no. Una pena. A lo mejor en otras novelas del ciclo de Drimar lo usa más.
Tras acabar la novela tuve la impresión de haber leído una de esas en las que el autor quiso abarcar más de lo que supo o pudo expresar.
Bueno, se lleva un seis.
Ta lugo.