Archivo mensual: noviembre 2008

AA.VV. – UPC 2001

Hola, culebras.

De nuevo estoy aquí, otra vez para comentar un librito. En esta ocasión  se trata de Premio UPC 2001. Empecemos con la minirreseña de cinco palabras:

Buenos relatos, pero mala selección.

Y ahora, dejando esa frase en apariencia inconsistente, al tema.

Uno abre el libro y empieza a leer la conferencia de Aguilera siete años después de que saliera a las pantallas Stranded, y todas las palabras preciosas que dice se las lleva el viento. No he visto la película, no he leido el libro de Edu Vaquerizo (no puedo evitar saludar a esa bellísima persona), pero por todo lo que me han dicho, y no pocas personas, mejor ni me molesto.

Seguimos con el relato de Carlos Gardini El libro de las Voces. Éste ilusiona, sobre todo las primeras sesenta páginas. Bien escrito, con un ritmo que huele a clásico, todo apunta a que nos encontramos con una muy buena obra. Dotado de un escenario típico de la edad de oro, acompañamos al protagonista a lo largo de una viaje iniciático a lo largo de un mundo devastado y misterioso. Sin embargo, a medida que nuestra lectura llega a su desenlace la historia se deshinfla: el escenario final es de todo menos original, y destroza toda la atmósfera que ha creado a lo largo de las páginas. ¿Y esto es todo?, se pregunta uno al acabar.

Con ese sabor agridulce uno inicia El mito de Er de Javier Negrete. De nuevo se ilusiona con una historia que promete, una ucronía que para los aficionados a la historia es de lo más atrayente: qué hubiera hecho Alejandro Magno de no haber muerto en Babilonia. El relato nos transporta a través de una Europa primitiva que los romanos no han llegado a dominar, un viaje hacia el norte inexplorado y salvaje. El premio al viaje es un escenario sobervio, sencillo pero de nuevo con una aire de clasicismo magnífico. Y justo entonces el condenado final, que te hace sentirte engañado. Y más engañado aun cuando lo comparas con el del relato anterior. ¿Es un coincidencia? Esperas que no y empiezas con el siguiente texto.

En Tiempo muerto de Jose Antonio Cotrina nos olvidamos de la historia antigua o de planetas lejanos para sumergirnos en una historia actual… pero al mismo tiempo viajando a los largo de esa cuarta dimensión relativista. La protagonista, poco creíble (sobre todo por la manera en que la describe el autor), se va adentrando en una trama de intriga que, dios mío, tiene de nuevo características similares a las otras dos historias del libro: las condenadas organizaciones, corporaciones, organismos diplomáticos o como quieras llamarlo. ¿Qué pasa aquí que parece que todos los relatos tienen un patrón común? ¿Qué jurado ha escogido estas obras? ¿No les ha llegado un solo escrito con una temática diferente, en el que no salgan poderes organizativos de fondo como causentes/desencadenates de la historia? Acabas el relato de Cotrina sin saber muy bien qué narices ha pasado con el dichoso tiempo muerto (eso tras una serie de explicaciones pseudocientíficas, al inicio y a mediados de la historia, cogidas muy de los pelos) y de nuevo cagándote en las condenadas corporaciones que parecen centrar la compilación (a lo mejor me he perdido algo por no leer la introducción de Barceló, pero es que me niego a leer introducciones de ese destripahistorias).

El último relato de la coleción (Entre algodones, de Nauglin) ya le coges con miedo, temiendo otra historia de malísimas corporaciones y ¿qué te encuentras? Por dios, exáctamente eso. Sí, mucho debaneo acerca de un dios, una nave alienígena (que el propio autor descarta de manera inexplicada al poco de ponerla en escena) y un final apresurado que deja claro que al autor se le escapó la obra de las manos. Y, como no, todo con organizaciones, corporaciones y similares.

Vamos, que el volumen podría titularse ‘Premio UPC 2001 Inc.’ XD En definitiva una compilación que prometía mucho, que contiene algunas obras ‘muy buenas si las quitamos las últimas páginas’. Habrá que ver qué tal la edición del 2002, aunque si de nuevo la hacen temática que lo avisen en portada.

Al menos no ha sido una pérdida de tiempo.

Algis Budrys – Michaelmas

Haca tiempo, no sé si unos meses o más, un amigo me comentó que se estaba poniendo ‘de moda’ hacer reseñas de cinco palabras. Reseñas de libros, de películas, de cualquier cosa que se te ocurriera. No voy a decir que voy a tomar esa costumbre dado que reducir un comentario de una obra a ella lo veo injusta y tendenciosa. Pero sí que voy a ir comentando (a modo de recuerdo para mí mismo) los libros que caen entre mis manos y que disfruto o sufro leyendo.

Así, por riguroso orden, voy a empezar esta sección con el libro que he terminado hace escasos minutos: Michaelmas, de Algis Budrys (Ultramar). De ese autor ya leí antes El laberinto de la Luna, que no me me dejó ningún recuerdo, ni bueno ni malo. De éste, y siguiendo la filosofía esa de las cinco palabras, puedo decir:

Una auténtica perdida de tiempo .

El principal defecto que le veo al libro está en el personaje central. No se debe a su inverosímil como individuo, sino tan absolutamente increíble que en ningún momento de la novela acabas enganchando con él. Ni siquiera con la ayuda de Domino acaba de ser viable. A partir de eso, y que al fin y al cabo se trata de la base se la novela, el intento de llevarnos a lo largo de una conspiración muy en plan guerra fría sólo consigue embrollarnos. El protagonista junto a su ‘calculadora’ es tan listo, tan omnipotente, que resulta anodino. Las páginas se suceden comprobando cómo es de guay el amigo, o su máquina, tan listo que se adelanta a todo y a todos….menos al final, un desbarre sin ton ni son, un deus ex maquina del copón, que sorprende al lector por su arbitrariedad. Pero, claro, al protagonista no: casi se limita a enarcar una ceja nada más. Cosas de ser tan guay.

Aun con todo el libro tiene algo bueno: el adelanto en algo que tan de nuestros días como la red. En la novela, sin llamarlo así, existe una red de comunicaciones global, con sus bases de datos y sus servidores, que bien podría considerarse un esbozo de la actual Internet. Pero es que libro tiene fecha de 1977. El señor Budrys se anticipó varias décadas a la realidad, aunque no puede evitar la tentación de incluir válvulas de vacío, cables (algunos incluso de espiral), cintas de datos, y teléfonos de marcación por rueda. No se puede acertar un 100%.

Para quien se atreva con el libro, ánimo. Para mí ha sido un tiempo perdido. Y todavía tengo pendiente de ese autor Quién. No sé si algún día me atreveré…

PD: Por supuesto, libro leído entero, nada de dejarlo a medias. Eso es de cobardes incapaces de dar una última oportunidad al autor.

Un nuevo compañero de camino

Hola, culebras.

Pase lo que pase, con mayor o menor lentitud. el sitio sigue adelante. Ahora se nos ha unido un nuevo blog: El púlpito, un lugar que tiene como cabeza visible a El predicador. ¿De qué hablará? Todavía no se sabe, pero quizá el lema de su web sirva de pista:

Un dios de metal. Cuatro profetas de Birmingham.

Habrá que esperar a ese primer sermón para saber qué nos prepara. ¿Religión en txisko.com? Veremos.

Hasta entonces un saludo.

Cuenta atrás hacia un magnicidio

Barack Obama ha ganado las elecciónes en los EE.UU. Preparémonos a revivir el show de Dallas. ¿Cuanto tardarán en organizarse bien, buscar alianzas y perpetrarlo? Hagan sus apuestas, señores.