Hola, culebras.
Siempre he pensado que este sistema político en el que vivimos en vez de llamarse democracia debería recibir el nombre de timocracia, porque durante unos días una panda de falsos venden la moto, se les llena la boca de promesas, y en cuanto están en el poder ‘donde dije digo digo Diego’, y si te he visto no me acuerdo (y para demostrar la manera en que esto ha calado en la sociedad que vean el anuncio creado para el juego ‘Quien soy electrónico’ de Diset. Pena que no lo encuentro por ningún lado para enlazarlo).
No alabo el sistema anterior, ni de lejos, pero al menos en él se sabía de sobra lo que había: ordeno y mando, y si no te gusta o te jodes o te largas del país. Aquí y ahora es lo mismo durante cuatro años menos cuatro semanas de campaña. O quizá incluso peor: al menos antes podías echarle la culpa de cómo estaba todo de mal al tipejo cuyo careto venía en todas las monedas; ahora, por mucho que despotriques del de las cejas, quienes mandan de verdad en esta timocracia son unas cosas llamadas mercados y lobbies de poder. Vamos, que ya ni siquiera el culpable es un canijo con mala leche, un hijo de puta patrio. Ahora la mierda que nos dirige, la bazofia que nos acerca cada vez más a una calidad de vida similar a la del vecino del sur, nos llega importada ya desde Bruselas (algo que hasta cierto punto veo incluso lógico), ya desde el planeta bursatil, la galaxia banquera, o incluso desde el país hipócrita por excelencia.
¿Y qué ocurre cuando la gente intenta mover el culo de la reducida manera que puede, a modo de pequeña revolución digital? Pues suceden cosas como estas: un impresentable (vía teleoperador) que se cree que la gente no puede llamar a su grupo político para saber qué van a votar. La actitud de ese subnormal (pena que no se descubra su nombre y apellidos, y se le despida de manera fulminante) sirve como indicativo preocupante de lo que sucede con este sistema. Eso y que otros se dediquen a juguetear con el ordenador en las sesiones. Vergüenza siento al saber que ocupan el sitio que ocupan, cobran lo que cobran y ostentan el poder que ostentan analfabetos y prepotentes como estos. Vergüenza ajena, por supuesto, que no suya: ellos no la tienen al hacer lo que hacen, al decir lo que dicen, al prometer lo que prometen para luego olvidar lo que olvidan. Total hasta dentro de tres años y medio pueden hacer lo que les da la gana, y que ningún currito les chiste.
Mención aparte merecen los hipócritas (veo que en esta entrada esta palabra se va a repetir ‘un poco’ 😛 ). Me parece de risa que el duermeovejas éste hable de dictadura cuando él apoya un sistema antidemocrático como del que hablo, la timocracia, más que nada porque se trara de uno de los que pierden el culo la hora de sacar su dinero del país, todo sea por acaparar más y más, y si evitar ayudar al país, mejor que mejor. Al menos sabemos de qué lado están, del de algunos de los lobbies que tratan de manipular gobiernos e imponer leyes. Por cierto, leo que con eso mismo ha saltado el caranimal. Venga, ahora que esos lobbies, ricachones defraudadores o directamente expatriados voluntarios para evadir impuestos sigan presionando a ver si cuela en otra ocasión. Y saldrá, seguro, pero para entonces espero que la burla que descubierta para mucha más gente.
Ellos lo llaman democracia; yo lo llamo timocracia, un nuevo modelo de despotismo ilustrado lleno de hipocresía.
Jodidos humanos de mierda. Pena de Martillo de Dios que os caiga a todos encima… aunque sea por navidad.