Archivo diario: 02/07/2012

Iain M. Banks – El jugador

Hola, ofidios.

Segundo libro de La Cultura que me leo, y tercero de este autor, Iain Banks. Pensad en Flebas no me gustó mucho, la verdad. Y por desgracia este El jugador le sigue a la zaga, pero con un mayor defecto: a lo largo de la mayor parte del libro creí estar ante un remake de El juego de Ender, de Osito Card. Con ese regusto fueron pasando las páginas y las páginas de un libro que se reduce al más puro artificio: jamás uno llega a sentir el famoso juego. Se nota que el autor se toma el tema del juego y el que el protagonista sea un jugador profesional como una mera anécdota: hubiera escrito el libro de igual manera si hubiera elegido un burócrata y el hilo de la novela se tratara de un intrincado enredo burocrático. O un panadero y la mega barra de pan. O un barrendero y el reto de la enorme mancha de chicle pegada al asfalto.

La inconsistencia de la trama base del libro (la práctica del juego y la relación de su desarrollo y resultados con la vida socio cultural de los Azad) es clamorosa: el autor non intenta dar pruebas de esas premisas, limitándose a mostrar la importancia mediática de los jugadores y que el que gana se convierte en el emperador. ¿A eso se limita el juego, a un ‘Sálvame, Azad’ y una elección del portador de la Corona? ¿No se supone que definía de manera absoluta la política y gestión interna del imperio azadiano, creando con todo ello un sistema político único y sorprendente? Porque nada de eso se ve en la novela.

Sí, dirán que Banks escribe muy bien y todo eso, pero a mí me parece un tío incapaz de profundizar en los conceptos, que se queda en los detalles efectistas. Escribir una novela en torno a ‘el juego definitivo’ exige sumergirse en ese juego, poder palparlo, vivirlo y, si cabe, sufrirlo. Por lo que he leído Banks no ha jugado jamás a nada (ni juegos de tablero, ni de cartas ni similares), o no ha sido capaz de demostrar su experiencia en ello. Lo dicho: si Banks hubiera escrito la novela como El panadero y su reto ante ‘la barra de pan cósmica’ puede que le hubiera salido algo mejor. Porque supongo que, al menos, sabrá cómo se elabora el pan.

Vamos, todo el libro es una pérdida tiempo. ¿Cuál es su objetivo, más allá de la fallida experiencia de juego? Quizá describir una sociedad alienígena exótica, pero no llega a las alturas de Vance. O como choque cultural entre humanos y una civilización con una sexualidad muy distinta y temperamento salvaje… ah, que para eso ya tenemos La paja en el Ojo de Dios, de NivenPournelle. O como nuevo chapuzón en ese universo llamado La Cultura, pero es que en la obra poco se describe de ella.

En definitiva: El jugador es un fiasco todo él.

Me he acabado el libro y sigo sin saber si ha merecido la pena (al parecer esa es la opinión general de la gente) o, como me da la impresión, he perdido unas cuantas horas de mi vida con él. Y además habiéndolo pagado. A partir de ahora si vuelvo a leer algo de La Cultura lo haré a través de préstamo de biblioteca: le va a pagar a Banks por uno de estos libros su padre.

La nota, la nota… un cuatro y va que chuta.

Adiós.