Hola, culebrillas.
Tras acabar el agridulce Vampiralia me planté ante la estantería de La Pila y me dije ¿ahora qué? Este libro lleva años, pero muchos años en La Pila: desde que alguien me lo recomendó como ‘uno de esos libros que toda persona debe leer al menos una vez en su vida’.
Quería leer algo que poseyera calidad seguro. Y vi este librillo ahí, olvidado. ¿Por qué no?, me dije. Lo agarré no sin cierto miedo: nunca he leído novela negra. Ale, al fin tocaba entrar en el Santuario de William Faulkner.
Como quien dice, la primera en la frente. Joder con la frase inicial. Si la describo como forzada me quedo corto. ¿Problema de traducción? Mal vamos si hasta Espasa Calpe, editorial que considero grande y seria (no como otras, tipo La Factoría), usa traductores aficionados o no revisa las ediciones.
Pero el tema de la traducción empieza a oler mal cuando uno encuentra esto (página 43):
‘Venía encorvado, vistiendo un overalls (mono).’
¿Por qué narices pone overalls en cursiva y luego, entre paréntesis, la traducción? A raíz de esto me he hecho con una copia original del texto, en inglés claro. ¿Qué escribió Faulkner? Esto:
‘He was stooped, in overalls.’
Insisto. ¿Por qué cojones el señor Lino Novas Calvo (responsable de la traducción) ha dejado overalls en cursiva y de seguido la traducción entre paréntesis? ¿Estamos tontos o qué?
Aparte, ¿’venía encorvado’, ‘estaba encorvado’ o ‘era un jorobado’? Porque no es lo mismo, ni de lejos. ‘He was’ (era/fue) no tiene nada que ver con ‘He came’ (venía/vino).
Mi inglés básico al menos me sirve para saber cuándo me intentan engañar.
¿’Estaba encorvado y vestía un mono’? La frase en el original se me hace rara, lo admito (aunque al parecer esa forma de redactar entraba en ‘la marca de la casa’ de Faulkner) pero no veo de dónde sale el ‘venía’.
Leyendo más texto original y comparándolo con la traducción veo que el tal señor Novas Calvo debía estar borracho, drogado o las dos cosas a la hora de traducir. ¿Que cómo se me ocurre decir eso? A los ejemplos me remito:
Texto original | Traducción mía | Traducción de Lino Novas Calvo |
it was his bare feet which they had heard | eran sus pies desnudos lo que habían escuchado | eran sus pies descalzos lo que habían sentido ellos |
He had a sunburned thatch of hair, matted and foul. | Tenía paja quemada por el sol como pelo, enmarañada y sucia. | Tenía una barba de pelo quemado por el sol, sucio y desgreñado |
he was watching Popeye, with that expression alert and ready for mirth, until he left the room. | estaba mirando a Popeye, con esa expresión alerta y ansiosa de diversión, hasta que salió de la habitación. | miró a Popeye con aquella expresión alerta y pronta al regocijo hasta que salió de la cocina. |
Se trata de tres simples ejemplos de un único párrafo, también en la página 43 de la edición de Colección Austral.
‘Hear’ se convierte en ‘sentir’, ‘hair’ en ‘barba’, ‘room’ en ‘cocina’. No merece más comentarios a ese respecto.
Bueno, sí. ¡Qué narices! ‘Lo que habían sentido ellos’ a mis oídos (a mis ojos) suena horrible, peor que horrible. Por dios. Además el traductor se salta la puntuación (se zampa las comas) haciendo que algo descriptivo pero ‘distanciado’ acabe formando parte de la frase principal. ¿Estamos ante una traducción o una reescritura? ¿Novas Calvo quiso redactar su versión de Sanctuary porque la original de Faulkner no le gustaba? ¿Y dónde está la figura del editor para frenar esos desmanes que se cometen en la obra?
Joder. Joder. ¿No hay respeto al escritor y a su arte o qué? Está visto que ya no me puedo fiar ni de Espasa Calpe.
Traductores traidores. Hasta ahora no había llegado a comprender cuán grande y cruel puede hacerse ese dicho.
Nota: ya sólo falta que la editorial, o los dueños de los derechos de Faulkner o de la traducción, me denuncien por transcribir parte del texto sin su permiso. Que lo hagan: a ver si sale otro ejemplo de efecto Streisand puro.
Me están entrando ganas de no leer nunca más algo traducido. Al menos, si me la clava un autor que lo haga él mismo, no un sicario escondido en las sombras. Acabaré aprendiendo inglés y mandando a tomar por culo a las ediciones traducidas.
Bueno, dejo este tema. Creo que ya ha quedado muy claro, diría que cristalino, mi punto de vista.
Sigo.
Como decía, al cabo de unas pocas páginas la sensación de estar leyendo algo ‘raro’ se intensificó. A los giros extraños, construcciones sintácticas forzadas y uso de la pasiva poco menos que retorcido se unía un tratamiento de las escenas y los diálogos que me desconcertaba.
Además uno se encuentra con notas a pie en el más puro estilo didáctico. No se sabe si las ha puesto el autor (se me hace muy raro), el traductor (¿dónde está el consabido ‘N. del T.’?) o el editor. ¿Nadie se hace responsable de ellas?
Y eso que cuando escribo esto apenas acabo de leer el capítulo I.
¿Cómo que se tiran dos horas sentados uno delante del otro ante el manantial? ¿Por qué se va con Popeye así, a las bravas, alguien que dice que está de paso? ¿Y se mete en un casa (o mansión medio ruinosa) así por las buenas y cena entre extraños? Pero… ¿no decía que se iba? ¿Qué tipo de mentalidad tiene esa gente? Increíble me parece poco.
Supongo que otra persona que encontrara semejante desbarajuste, tanto formal como de fondo, hubiera lanzado el libro a la basura (el tiempo es oro). Pero yo (tooooooooooooooonto que soy) voy a seguir adelante hasta acabarlo. A ver si resulta que esa primera impresión ha resultado equivocada y de verdad me encuentro ante un libro memorable.
Sigo leyendo… aich.
En la página 83 mi paciencia se ha acabado. La gota que ha colmado el vaso tiene la siguiente forma: ‘Yo tengo que hacer para rato aquí esta noche’. Joder con la frase. El texto original dice: ‘I’ve got to get done here some time tonight’. Me dicen que la traducción la ha hecho Google y me lo creo. En serio, ¿en su tiempo pagué más de mil pelas por esta mierda? Mucho Espasa Calpe, mucho clásico, y me espantan con una traducción deleznable.
A ver si yo, en mi ignorancia, consigo una traducción menos artificial. Voy: ‘tengo mucho que hacer para esta noche’. Otra: ‘me queda mucha tarea pendiente para esta noche’. O incluso: ‘tengo mucho pendiente por hacer esta noche’. Seguro que si me pongo me sale alguna más. Pero todas legibles, no esa mierda artificial.
¿Por una frase me rindo? Lo juro, he seguido unas cuantas páginas más pero no puedo. Si el problema se limitara a una frase… Me he visto obligado a leer a paso tortuga porque, más que ‘leer’, este jodido texto me está obligando a ‘adivinar lo que puso el autor’, pura ingeniería inversa: tomar la frase horrible e imaginarle un sentido menos retorcido. Y así no. Como ya he dicho en otra ocasión, mi tiempo es oro. Una cosa es que lo ‘pierda’ con textos de novatos o aficionados, como la lectura anterior: en ellos se puede encontrar joyas, o se les puede hacer ver los errores para que mejoren. Otra muy diferente perderlo con alguien como Faulkner, que ya ni va a mejorar ni va a perder a ni uno sólo de su legión de fans.
No voy a perder más tiempo con este Santuario. ¡Que le den por saco! El señor Lino Novas Calvo ha logrado lo que ningún otro en más de quince años: que abandone una lectura. Medalla para él y, por supuesto, para Espasa Calpe: han conseguido que un lector se aleje de Faulkner y, lo que quizá más le interese a la editorial, de su Colección Austral.
Abandono. Estoy harto de encontrarme construcciones sintácticas forzadas, que los personajes no escuchen nada sino que todo ‘lo sientan’, que los cuartos o habitaciones sean ‘piezas’. Eso leyendo sólo el texto traducido. Si a uno se le ocurre leer el original ya le dan ganas de llorar: ahí se puede comprobar cómo el traductor hace y deshace, destrozando el texto y asesinando el estilo del autor.
Un simple ejemplo de cómo se inventa la puntuación.
Original de Faulkner:
[…]Then, the coat clutched to her breast, she whirled and looked straight into Tommy’s eyes and whirled and ran and flung herself upon the chair. «Durn them fellers,» Tommy whispered, «durn them fellers.» He could hear them on the front porch and his body began to writhe slowly in an acute unhappiness. «Durn them fellers.»
When he looked into the room again Temple was moving toward him, holding the coat about her.[…]
Bastardización del señor Novas:
Luego, con la chaqueta sujeta contra el pecho, giró en derredor y miró de frente a los ojos de Tommy; volvió a girar, echó a correr y se dejó caer de golpe en la silla.
–Partida de canallas –murmuró Tommy–, partida de canallas. –Él les oía en el soportal anterior, y luego su cuerpo comenzó a retorcerse de nuevo con una aguda zozobra–. ¡Partida de canallas!
Cuando volvió a mirar al interior de la pieza, Temple se dirigía hacia él, sujetando la chaqueta en torno a su cuerpo.[…]
Se carga el estilo salvaje y rápido, poco menos que mental, de Faulkner poniendo comas donde no las hay: a la mierda ese ‘and’, ‘and’, ‘and’ y ‘and’ que sumerge al lector en una vorágine de sucesos. Luego se inventa un punto y aparte donde no lo hay (o al menos no lo hay en la versión que he conseguido). Sigue convirtiendo el último «Durn them fellers.», sin más entonación (basta con la repetición para darle todo el significado y sentimiento), en una exclamación.
Eso es creatividad y lo demás cuento. Y de paso cargarse el arte del escritor.
Sólo se me ocurre decir esto: me cago en Lino Novas Calvo.
Pero no todo lo malo viene del traductor. El autor también tiene sus pecados, y no pocos. Diálogos sin sentido, escenas confusas en las que ni siquiera se tiene claro quien interviene ni lo que hace, comportamiento de personajes que dista mucho de la lógica. Todo ello me da la impresión de artificial, de forzado.
A ver, ¿es un país lleno de matones asalvajados y borrachos? Y además que se meten, o se dejan meter, así por las buenas en una casa que parece sacada de La matanza de Texas (leyendo este libro da la impresión parece que la obra maestra de Hooper encaja más en el biopic/documental que en la pura ficción).
Pero, ¿qué se puede esperar de un autor que tiene ese concepto de la sociedad en la que vive? ¿De verdad los EE.UU., al menos los de los años 30, eran un país en el que si uno salía de sus círculos conocidos podía encontrarte a la primera de cambio con unos gañanes que te pegan dos tiros? ¿Tal inseguridad había? Siempre me ha llamado la atención cómo Hollywood insiste en mostrarnos unos EE.UU. llenos de psicópatas, donde la vida humana apenas importa y en los que, ya venga de manos del asesino o el empresario de turno (nótese que apenas diferencio entre unos y otros, y lo hago con plena consciencia de ello), tu vida puede acabar convertida en una pesadilla sin comerlo ni beberlo. Una puta mierda de sitio, la verdad.
Bueno, creo que le estoy dedicando demasiado tiempo (y palabras, más de mil ochocientas) a un libro que no he acabado. Y como no lo he acabado no se lleva puntuación alguna… aunque me tienta ponerle un 0 por la traducción.
A ver qué me leo ahora que me deje un sabor de por lo menos decente.
Adiós.