Hola, culebras.
Esto de al lado me lo encontré ayer mientras leía el gReader. Se trata de una maravillosa y sintomática muestra de la situación estúpida, surrealista y balcánica de este país, una tierra que realmente ya nadie puede llamar ‘suyo’ sin miedo a recibir ladridos desde alguna oscura esquina.
Mientras unos (el nuevo poder en uno de los dos territorios más ‘quiero ir a mi bola’) intentan que la realidad lingüística se ajuste a la puta-olvidada-y-recordada-según-venga-en-gana, otros (aquellos cuyo gentilicio allende este país ha sido sinónimo tanto de ‘lo nacional’ como de palurdo y estúpido) se ofenden por el uso en sus cortes de la supuesta lengua común.
Este país de la pandereta dentro de unos años, Cthulhu mediante, se convertirá en una panda de reinecillos taifas: algunos harán de madera (triste y llena de añoranza), otros de tripa (el quiero pero no puedo hacer el ruido de antes), unos pocos de grapas (luchando por volver a aglutinar lo que ya no se puede aglutinar) y el resto de escandalosas chapas (dispuestas a seguir con la juerga que nunca dejaron sea como sea).
Y que yo lo vea.
Humanos, asquerosos humanos…