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El VICIO, con mayúsculas.

George H. White – Gran saga de los Aznar, tomo 4

Hola, ofidios.

Había escrito un pequeño montón de palabras (exactamente 869) acerca de lo malo que es meter números en un libro: los números (y las fechas, que al fin y al cabo son otro tipo de números) esclavizan a un autor. La mayor parte de las veces pueden llegar a hundir un libro. En mi parrafada (de casi 900 palabras) hablaba de las fechas incluidas en la primera novela del libro (Salida hacia la Tierra), de los tiempos de viaje a velocidades relativistas (incluyendo referencias a las transformadas de Lorentz y a una calculadora de los resultados de las transformadas), de las edades de patriarcas casi bíblicos, de progresiones numéricas en cuanto a descendencia (cual conejos y Fibonacci).

Pero es que al releerlo descubrí que soltar todo ese rollo significaba una auténtica pérdida de tiempo: no sólo porque tengo muy oxidada la física, sino porque White tampoco da suficientes datos como para realizar un estudio serio.

Lo que sí quiero dejar claro es la impresión de error, de que algo no cuadra, con respecto al impás de casi dos mil años entre la partida y el regreso de los Aznar a la Tierra. Supongo que alguno con más conocimientos y más ganas ya habrá realizado los cálculos, así que no me voy a poner a ello. Sólo decir que 42 + (270-¿30?) + 30, por mucho que le apliques la dilatación temporal de viajes relativistas, muy (pero que muy) cerca de la velocidad de la luz debes ir para que dé casi dos milenios. Y eso arrastrando en el viaje de vuelta todo un planetoide de un material supermasivo. ¡Olé sus huevos!

También es un poco de coña (visto desde la perspectiva que da el tiempo y la realidad social actual, se entiende) ese sentimiento tan cristiano de tratar que la liberación coincida con la navidad. Algunos se quejan de lo patriótico y ridículo que es el filme de Roland Emmerich de Independece day, pero casi se diría que el «señor catástrofe» se basó en White.

Más de coña (puro pulp) parece la mezcla de técnicas obsoletas en tiempos tan avanzados como el año 4000:

  • ¿Ocultarse la flota tras un punto ciego? Pero si eso implicaría que el enemigo no tiene nada más que una base de observación. Así sucede lo que sucede, que les descubren a la primera de cambio.
  • Boya de dedona (quiero pensar que con una buena carga eléctrica asociada para que pueda flotar) conectada con un cable a una nave sumergida, y emitiendo una señal de radio pirata. ¿Desconocía Pascual los sistemas de triangulación?
  • ¿Y eso de que usaban una frecuencia que «el enemigo no solía usar»? Ese enemigo, ante la incursión de naves enemigas en su espacio cercano, ¿no se pondría alerta y desplegaría escáneres de frecuencia? ¿Tan tonto y confiado es?
  • El uso del láser como simple comunicación silábica y visual (a modo de morse) entre unidades, nada de paquetes de información.
  • La existencia de televisión casi igual a la que había en el siglo XX.
  • ¿Cómo cojones consiguen mover a velocidades relativistas la enorme masa de Valera? Cuanto más cercana a c es la velocidad mayor energía se necesita. En el gráfico energía/velocidad la velocidad de la luz marca asíntota a infinito. Vamos: intentemos mover toda la masa de un planetoide a velocidades relativistas y tendremos una masa relativista de tres pares de cojones. ¿Qué motor mueve eso?
  • En la novela (las novelas) se habla muchísimo del uso de torpedos blindados en dedona como método principal para la destrucción de objetivos. A mí, en mi ignorancia, y dado que tienen la posibilidad de crear naves esféricas (y sobre todo usando Valera) ¿no hubiera resultado más práctico en esas naves de corte circular colocar aceleradores de partículas y lanzar balas relativistas? Eso sí que sería más efectivo que los torpedos: ostiones relativistas en plan Brigadas del espacio sin duda superan en eficacia a bombas W o torpedos de dedona. Y sin duda usan una munición más fácil de conseguir: tienen para ellos todos los pedrolos del cinturón de asteroides. Y así no desperdician de material tan valioso como la dedona.

Ale, ya me estoy yendo por las ramas. Eso es bueno: el libro (de hecho la saga) me agrada tanto como para perder el tiempo en estas elucubraciones.

Salida hacia la Tierra, al igual que La conquista de un imperio, es una novela con una enorme ración de entreacto: trata de unir un hueco de los dos milenios, entre la huida de la Tierra (y llegada a Redención) y el regreso vengador. Como ya he dicho antes a mi entender no logra explicar la existencia de tan extensa brecha temporal, pero es mi opinión personal y como tal me la hecho a la espalda y sigo leyendo. Por otro lado me queda por sabe qué ha sucedido en Redención en todos esos años: dos mil años de historia son muchos años, más que nada cuando el primero (lo narrado en el tomo 3) resultó tan movidito.

¡Hemos venido a destruir el mundo! resulta entretenidillo con un único fallo, defecto que ya veo que es marca de la casa (de la saga): el apresuramiento. No ha transcurrido ni un año desde el final de la novela anterior cuando sucede lo que sucede en ésta. Vamos, que se ve que nuestro sistema solar (eso que Enguídanos se empeña una y otra vez en llamar erróneamente galaxia) está más concurrido que la línea 6 en hora punta. M.M. Cortina nos promete un mejor dibujo de lo nahumitas en próximas novelas: eso espero, porque de esta novela sólo saco unas pocas impresiones, y que encajan bastante con «comportamiento irracional». La novela se lee con facilidad, como el resto, y da pena el pensar que se trate de escritura rápida: qué hubiera salido de las manos del autor con más tiempo y, sobre todo, más páginas. Sin duda unas historias más elaboradas y más jugosas. Una pena.

Respecto a Guerra de autómatas decir que, como el resto, entretiene al tiempo que aporta nuevos fallitos al universo de Enguídanos, el mayor de ellos curiosamente tiene relación con La horda amarilla, una novela que sí me gustó. Lo que en Horda era desmesurado pero creíble, las cantidades ingentes de aparatos en combate aéreo, aquí resulta ridículo: se puede entender cientos de miles de drones combatiendo como locos sobre los cielos, pero movilizar cientos de miles de naves (mucho más voluminosas y que requieren un espacio de maniobra muchísimo mayor) en torno a un planeta decididamente no. Si se apiñan en un combate pseudoaéreo lo más probable es que nos encontramos con escenas tan penosas como las que aparecen en la película de Las brigadas del espacio (cuando las naves de la flota humana se chocan entre sí huyendo de los «pedos»); si por contra los alejamos a una escala de combate espacial, con decenas (si no cientos) de kilómetros entre nave y nave la cosa tal y como se describe en el libro no cuadra. Eso si no se tiene en cuenta que en algunos párrafos casi parece que Marte o Venus están ahí a lado, como para mandar refuerzos desde sus órbitas así porque sí, de forma casi instantánea.

Otro detalle que me parece un fallo es el que los redentores (tan listos como son) jugaron con el factor sorpresa de Valera tan mal: señores, colocan «el satélite» en una órbita externa a la de la Luna y atraen hace ese escenario a los malos. ¿Colocar a Valera en órbita a la Tierra, pero justo en u punto opuesto a la Luna? Eso para qué, ¿para joder todo el planeta ellos mismos con la fuerza de mareas?

Insisto: las ideas son buenas, graciosas y a veces incluso inspiradas, pero si se hubieran trabajado un poco más, si se hubieran reposado, el resultado final de las novelas hubiera mejorado muchísimo.

Valoración: 6.

George H. White – Gran saga de los Aznar, tomo 3

Hola, culebras.

Retomo la lectura de la saga de los Aznar con los tres volúmenes que me regalé a mi mismo en navidad (a saber, del 3 al 5). Supongo que me los leeré seguiditos para luego dar a la saga el oportuno descanso hasta que me compre otros tres en la siguiente navidad.

Este tercer volumen consta, al contrario que los anteriores, de sólo dos novelas cortas. Según se cuanta en las notas se trata de una revisión por parte del autor de las novelas, revisión que en el caso de las incluidas en este volumen se trata de una prácticamente de una reescritura. Así la novela que cerraría esta trilogía, Dos mundos frente a frente, desaparece.

¿Que nos presenta Enguídanos en esta ocasión? La conquista de un imperio es una novela que sigue presentando los mismos defectos que las anteriores: apresuramiento narrativo (todo sucede demasiado rápido) y una prosa recargada y a veces incluso arcaica. Pero precisamente ese apresuramiento, ese querer que todo suceda ya, hace que la novela se vuelva de lectura agradable adictiva (salvando incluso las situaciones a veces excesivamente forzadas). Si hay un defecto argumental en esta novela, algo que para mí supone un fallo de concepto enorme (pero que no sé si se explica más adelante), ese es la supuesta dieta de las criaturas de silicio: ¿criaturas con base de silicio comiendo a otras con base de carbono? Joder, y nosotros comemos arena, sí señor. Supongo que en novelas posteriores tratará de explicar esa soberana metedura de pata, más aún si lo que tengo entre manos son revisiones con textos y tramas mejoradas.

Otro defecto (aunque realmente no lo es, sino una simple necesidad argumental dentro de una arco tan grande), de La conquista de un imperio consiste en su condición de entreacto: se inicia partiendo de una situación extrema por desesperada y concluye con la estabilización en otra mucho más prometedora. Toda la novela se reduce a ese cambio de status de los protagonistas. Ni más ni menos. Como digo, no se trata de un defecto sino de una lógica necesidad argumental, algo que en una novela más extensa hubiera supuesto buena parte del «segundo acto».

Por el contrario con El reino de las tinieblas ya nos encontramos con el arco argumental de nuevo desplegándose. Las cosas suden de manera apresurada, sí (de hecho la acción principal se reduce a días), pero de esta vez con un inicio y un fin de etapa claros: el establecimiento en Redención de la colonia y la eliminación de los competidores. No puedo evitar destacar con un poco de sorna el antropocentrismo tan brutal que demuestra el autor en esta novela: si bien los Aznar buscan el entendimiento y el acuerdo con el resto de seres humanos (y no deja de hacerme gracia la excesiva y forzada convergencia evolutiva entre planetas tan remotos, al punto de que en Redención no sólo hay humanos genéticamente compatible con los de la tierra, sino que además es un criadero de tías jamonas), con los «hombres de silicio» no se realiza ni el menor intento de diálogo. Para ellos sólo cabe el exterminio y la muerte por diferentes. Vamos, quien golpea primero golpea dos veces. Y si del golpe matas al potencial enemigo, pues mejor que mejor.

Pero bueno, no todo tiene porqué ser juego limpio. Y en eso los españoles no nos quedamos atrás. Así que habrá que seguir leyendo las andanzas de estos Aznares. ¿Saldrá algún pendenciero Jose Mari entre ellos?

Valoración: 7

Isaac Asimov – El hombre del bicentenario

Entré de lleno al mundo de la ciencia ficción gracias a Isaac Asimov y su  trilogía de la fundación, en parte debido a una edición cuya portada me llamó la atención. Así empezó mi etapa «asimoviana», devorando todo cuanto encontraba del viejo doctor, con resultados dispares: la trilogía (luego descubrí que en realidad se trataba de una pentalogía) de la Fundación me encantó; las precuelas decididamente no; los cuentos unas veces sí, otras no; novelas sueltas como Némesis o Los robots del amanecer no me hicieron mucha gracia (vale, la de Los robots del amanecer no es una novela sola: pero es que tampoco me agradó la saga en sí de Elijah Baley). Con el paso del tiempo, a medida que descubría otros autores, se me fue calmando la ansiedad por leer más de Asimov.

Años después, con el viejo ya casi olvidado, leí El fin de la eternidad y me dije «nunca más leo algo de este señor».

Pero hete aquí que en la pila encontré esta recopilación de cuentos y me dije «habrá que darle otra oportunidad al viejo doctor». Alguno de los relatos ya los había leído hacía mucho, como el que abre la antología («Intuición femenina») y el que da título al volumen, con lo que pensé que se merecía la oportunidad.

¿Resultado de la lectura? Pues que, sin lugar a dudas, ya no soy fan de Asimov. El doctor pertenece a una época de mi vida literaria que ya ha pasado. Leyendo estas páginas he encontrado demasiadas sombras: «Intuición femenina» me ha parecido tramposo, «Tromba de agua» insulso, «Qué es el hombre» una historia que no se ajusta a la premisa que se supone trata de explicar (el título), «Cuando los santos» es una demostración de que llegado un momento publica sólo por su apellido (aunque escriba basuras como ese relato).

Pero no se reduce todo a sombras: nos encontramos con algunas luces como «La criba» (un relato poseedor de una dureza nada acorde con la línea general del autor), «El hombre del bicentenario» (más directo y menos ñoño que la película) o «Un sistema anticuado» (nada original -de hecho adiviné el resultado a las pocas páginas- pero goza de un aire clásico que me gustó).

Libro con altibajos, que los fans de Asimov disfrutarán; los que ya no formamos parte de ese grupo, pues no tanto.

Valoración: 5

Brian Lumley – Demogorgo

Durante años he estado viendo en las estanterías las Crónicas Necrománticas de este hombre, Brian Lumley, y siempre me han dado un poco de repelús. Algo en ellas me decía que la calidad de los textos no iba a ser precisamente buena. Pero cuando hace unos años vi este libro de salto por dos duros dije «¿por qué no?», y lo compré.

Ahora que lo he leído he de confirmar mis primeras, e injustificadas, impresiones: la calidad no encaja ni de lejos con los mínimos que suelo exigir. Se puede describir Demogorgo como una novela adolescente poseedora de la calidad justa como para que un editor mediocre la publique. O eso o una novelización de una campaña de La Llamada de Cthulhu, una campaña no muy buena, ya sea dicho de paso (entre cómica y ridícula).

De hecho la resolución de la primera escena da un poco vergüenza ajena. La novela prosigue presentándonos los diversos protagonistas, a cual más vacío y tópico. A medida que lo he ido leyendo se me hacía más y más claro que lo que tenía entre las manos era un juego de rol novelizado, una partida larga y no muy divertida pasado a formato de libro. Y esa impresión final se ha convertido en realidad al leer el final (el primer final, para ser más exacto): el colmo del ridículo, lo patético y lo vergonzante. Una paliza habría que darle al editor por permitir que se publique eso.

No puedo decir que leer este libro significa una pérdida de tiempo: muy al contrario, dado que no conocía al autor este libro me ha servido como aviso para no volver a leer más de él. Además, por fortuna, la tarea de acabármelo no me ha llevado prácticamente nada.

A por el siguiente.

Valoración: 3

PD: escribiendo esto he recordado que Lumley tiene varias novelas ambientadas en Los Mitos. A ver si a través de nuestro señor Cthulhu este tío va a recibir una segunda oportunidad…

Jack London – El lobo de mar

Hola culebras.

Supongo que alguno estará por ahí, aunque Google quiera evitarlo. Y si no la verdad es que poco importa: ellos se pierden mis sabias palabras 😛

De nuevo descubro un autor, que en esta ocasión se trata de todo un clásico en la literatura de aventuras: Jack London. Sobre todo conocido por sus libros Colmillo blanco y La llamada de lo salvaje, gran parte de su obra se basa en la propia experiencia.

El libro que he leído, El lobo de mar, sin duda alguna algo de personal debe tener dado que con la edad de diecisiete años se embarcó en un barco con el mismo destino que el Fantasma, Japón. Ignoro si también se dedicó ese barco a la caza de foca, pero con toda seguridad en la travesía debió entrar en contacto directa o indirectamente con el mundo retratado en el libro.

Pero vayamos a que nos importa: el libro. Nos encontramos ante un relato de aventuras, una narración en la que el personaje protagonista se puede decir que sólo es testigo de lo que sucede, constituyendo el auténtico centro de la historia ese lobo de mar que moldea a sus hombres como si de figuras de barro se tratara. Un personaje brutal al que resulta imposible coger cariño, ni siquiera en el duro final. Las aventuras se disfrutan aunque el interés sufre altibajos (ni de lejos nos encontramos ante historias tan adictivas como las de Gordon Pym o Jim Hawkins, por poner dos ejemplos), pero en general se hacen agradables… salvando los surrealistas diálogos que mantienen el protagonista y Larsen. Esas conversaciones quedan por completo fuera de lugar, recordándome ese bodrio que es La delgada línea roja, con sus soldados poetas. Se peude obligar al lector a entrar en la suspensión de credulidad, pero otra muy diferente es poner a un lobo de mar como un filósofo materialista y fatalista, y peor aun suponer que en un ambiente tan duro como la cubierta de un baro gobernado por el terror se llegue a debatir la naturaleza del alma humana, de la inmortalidad y de la esencia del hombre. Salvando este gran pero la novela se hace agradable.

O quizá tenga que decir que la lectura hubiera debido ser agradable: he sufrido una horrible edición, con una traducción pésima (tanto que no aparece indicado el traductor por ningún sitio). Sin duda ello ha contribuido a que no disfrute de la obra tal y como una buena labor editorial podría haber logrado.

Datos de esta edición:

Editorial Akai

ISBN: 84-7600-146-0

Evitar a toda costa si quieres disfrutar de la lectura de El lobo de mar. A veces los saldos los pagas de manera muy cara.

Valoración final: 6

Neil Gaiman – Objetos frágiles

Compré este libro hace menos de un mes por puro impulso: supongo que se sumó el bajo precio del libro y la posibilidad de conocer un autor nuevo para mí (dotado de relativa fama, ganador de varios premios e idolatrado por parte de la comunidad del cómic). Sea por lo que fuere, lo compré y -más raro aun- lo empecé leer a los pocos días, saltándome todo lo que había en la pila desde hace años. El volumen consiste en una compilación de relatos cortos, mi estilo favorito, lo que lo hacía así de antemano atractivo y de presumible fácil lectura. Sin duda esos factores me animaron aún más a tomarlo entre manos.

Lamentablemente el resultado de la lectura de este Objetos frágiles ha resultado pobre, muy pobre. Neil Gaiman me recuerda en parte a Stephen King, llenando sus historias de detalles y anécdotas que dan profundidad a sus personajes. Pero, al contrario que King, Gaiman se queda ahí: no narra historias, limitándose a recrear situaciones. Juega con atmósferas, da pinceladas de tramas, pero nada más: me da la impresión de que sus relatos se limitan a un muy bien ornamentado marco, pero sin la pintura del centro. La marquetería es una muy digna profesión, pudiendo crear verdaderas obras de arte, pero un marco preciosista no justifica la ausencia del cuadro. Gaiman no pinta cuadros; a lo sumo da un par pinceladas y deja al lector ahí, esperando más. Y eso cuando directamente no cierra la historia a las bravas, como en el injustamente premiado ‘Estudio en esmeralda’ (una nueva demostración de lo basuriles que son muchos premios de estos). Para mí, Gaiman representa el perfecto ejemplo de que la forma no lo es todo: forma sin fondo no sirve para nada.

No todo es malo en este libro, y tres narraciones merecen salvarse de la quema (en parte porque se trata de historias, cuentan algo): ‘Alimentadores y alimentados’ (clasicista y previsible pero que aun así se disfruta), ‘Goilat’ (gracioso con su toque a lo Dick), ‘El pájaro del sol’ (aventurita con un aire que no sé porqué me hizo recordar a HPL, si bien no tiene nada que ver con él) y ‘El rey de la cañada’ (que no está nada mal, pero que tiene como defecto el que huele demasiado a una mezcla de Moorcock y Barker).

Detalle aparte merece la manera extraña en la que introduce a los personajes en algunas ocasiones, con excesiva brusquedad. Lo he notado en unos cuantos relatos: inicia una escena interactuando el protagonista con alguien y sólo al cabo de varios párrafos dice quién es ese alguien. No me ha gustado nada, pero supongo que se trata una impresión personal.

Intentaré darle una segunda oportunidad con una novela, a ver si mejora, pero no las tengo todas conmigo: habrá que pasar tiempo para que llegue ese segundo intento.

Valoración final: 4.

Alfred Bester – Las estrellas mi destino

Hola, culebras.

Un hombre humilde que sufre una traición, la soledad y el abandono. La impotencia ante un destino cruel que no se merece. La oscuridad. Sentirse manejado por personas que encarnan poderes más allá de su comprensión. Un encarcelamiento injusto en una mazmorra y bajo unas condiciones inhumanas. Un inesperado compañero que sirve de apoyo a nuestro protagonista a lo largo de esa nueva prueba. Una huida a través del agua (con un inconfundible simbolismo iniciático) hacia una inmensa fortuna que le aguarda, escondida. La aparición triunfal de un personaje histriónico, dilapidando lujo y extravagancia, ampulosidad y misterio. El nuevo bufón de la corte aparece en… pues no, no se trata de París.

Porque no estoy describiendo de la primera parte de El Conde de Montecristo, el inmortal clásico de Alejandro Dumas. No, señores: este argumento que apunta a plagio descarado pertenece a la primera mitad (ojo, que hablo de toda la primera mitad del libro) de Las estrellas mi destino, el clásico de Alfred Bester, el supuesto referente o revulsivo de la ciencia ficción de los cincuenta… que en el fondo no de deja de ser un plagio a un clásico decimonónico. Eso demuestra lo digna de confianza que es la crítica ‘estándar’, tanto americana como no americana. Han ensalzado a eso. Si este plagio se merece el calificativo de clásico de la cifi, que venga Cthulhu y devore las almas de quienes lo defienden.

En definitiva, nos encontramos ente un libro de lectura inevitable para detestar la crítica profesional, para seguir yendo por libre, sin implicarse en ese mundillo cerrado y endogámico que responde al nombre de ‘fandom’ (mundillo en el que, como en el de los negocios, hay demasiado de ‘yo te como el rabo si tú me lo comes a mí’ con el simple objetivo de subir, de crecer. En resumidas cuentas: humanos).

Por lo demás, si quieres leer un libro basado en la idea de la evolución de un personaje, de la nada al todo, mejor aprovecha tu tiempo en la novelita de Farmer El hacedor de universos. Al menos de Farmer se sabe que siempre fue un gamberro, un iconoclasta y plagiador/homenajeador.

Eso sí, todo esto sólo hablando del tema del plagio, ya que dentro de la novela hay fallos argumentales (como el escandaloso de ‘la aparición’ y explicación del jaunteo) que son para darle de gorrazos al autor por tratar de subnormales a los lectores. Pero ponerme a hablar de ellos significaría dedicarle más tiempo y esfuerzo del que se merece este enorme chasco. Menos mal que me lo he leído en muy poco tiempo, con lo que ya mismo me pongo con otro para intentar quitarme el mal sabor de boca. ¿O abría que decir mal sabor de ojos? 😛

Adiós.

David Brin – Tierra

Hola, culebras.

Lo último que leí de David Brin fue La rebelión de los pupilos, una historia ñoña y menor. Ahora le toca a Tierra, un mazacote que empecé a leer hace casi nueve años. Bueno, para ser sincero no puedo decir que lo empecé: sólo leí las primeras dos páginas y lo dejé debido a su peso (estábamos en verano y no estaba el tiempo para ir cargando con lastre).

¿Qué se puede decir de este Tierra? Pues que, a grandes rasgos, consiste en mezclar Todos sobre Zanzibar con una trama ciberpum. Sí, puede sonar a descripción sesgada y maniquea, pero no falta a la verdad. Mezclamos los ingredientes de la novela: como ingrediente básico unos rollos en plan grin-pís catastrofitas/buenrollistas, a manera de aglutinador un concepto de red ligeramente relacionado con el de Gibson; aderecemos todo ello con un poco de hard (la presencia de ‘beta’) y unas pizcas de magufada (la cavitrónica, el concepto de gazer [que literalmente se le va de las manos a medida que la novela avanza] y la basura global del final). Mezclamos los ingredientes con páginas y páginas de paja, un exceso de personajes (que por más que hable de ellos no acaban de quedar creíbles, y alguno de ellos directamente sobra, como el trío de babuinos-humano y su maestra, o el los críos gilipollas pobretones, o el ‘ingeniero indígena papú que regresa a la jungla de sus antepasados’) y no sale este mostrenco de más de seiscientas páginas.

Seiscientas páginas para contar algo que en la mitad de extensión se hubiera contado sin problemas. Seiscientas páginas de las cuales algunas directamente me las he leído por encima y rápido (buena parte de los textos de los personajes antes citados). Seiscientas páginas que van entre las ganas de saber qué pasa con ‘beta’ (los episodios hard sin duda constituyen lo mejor del libro) y el más soberano desinterés. Y todo ello finalizado con una horrible escena de diálogo por la que dan ganas de matar al autor: vaya manera de revolverse en el barro.

No, definitivamente Brin no es Benford ni Bear. Por mucho que se hable de ‘las tres Bs’, no señores, no: hay diferencias, grandes diferencias.

Como se puede deducir, no puedo describir a Tierra como un libro muy recomendable: no es un duerme ovejas pero apunta maneras.

Un saludo.

John Varley – Y manaña serán clones

Hola culebras.

Este que ahora voy a comentar es uno de los primeros libros que me compré la llegar a Madrid. Santi L. Moreno me llevó a una librería perdida en lo que me pareció el culo del mundo (más adelante lo asocié con el barrio de Tetuán) y allí, entre estanterías repletas de los más variados libros, adquirí este viejo y desgastado ejemplar. De entrada tiene de verdad un mal aspecto, con las páginas completamente amarillentas y las primeras cuarenta páginas cayéndose del lomo por falta de cola, pero tratándolo con cuidado se deja leer. Y el contenido satisface, sí señor.

De Varley ya había leído Blue Champagne (enternecedor ‘El Pusher’, magníficamente triste y patética ‘La guía telefónica de Manhattan (abreviada)’, acojonante ‘Pulse Enter []’), que sólo puedo calificar como muy buena.

Este Y mañana serán clones no pasará a la historia de mis lecturas, pero al menos ha resultado entretenido y, sobre todo, sorprendente: resulta alocado al tiempo que gracioso ese caos de personajes, diferentes unos de otros pero que en el fondo no dejan de ser los mismos. No voy a destripar esta frase por muy extraña que suene dado que en comprenderla radica uno de los puntos interesantes del libro. En eso y en la línea de emergencia de Ofiuco: auténtica protagonista de la novela, una circunstancia que en un primer momento no se aprecia debido a la pésima traducción del título (el original es, cómo no, The Ophiuchi hotline).

Porque con el paso de las páginas lo que viene de Ofiuco se convierte en la clave de todo para llegar al final a un desenlace que, si bien no puede considerarlo efectista, grandioso ni sorprendente (casi podría calificarlo como gris), sí deja buen sabor de boca. Y con patada en los cojones a la humanidad incluida de regalo, cosa muy de agradecer.

Dado que el libro me lo empecé a leer con una idea ‘a’ (predispuesto por el título y los acontecimientos narrados de los primeros episodios) y al avanzar me encontré con un resultado ‘y’, totalmente inesperado, no voy a decir nada en esta reseña de su trama. Quien quiera leerlo de manera ‘virginal’ que lo haga, y quien quiera zamparse unos spoliers que lo haga en otro web, pero que sepa que si destripa la trama no se hará ningún favor. Palabra de misántropo.

Compra, lee y no te arrepentirás. Y, si no lo has leído aun, ya tardas en conseguir Blue Champagne.

Adiós.

Balance de lecturas 2009

Hola, ofidios.

Nuevo año, nueva entrada, en esta ocasión a modo de resumen de las lecturas del año anterior. Aquí desgloso mis pobres lecturas (pobres por ser sólo 23 libros: ni siquiera uno por semana, cosas que pasan por sólo leer en los traslados al trabajo). A continuación, el resumen:

Fecha fin lectura Autor Título Valoración Género
28/01/2009 AA.VV. Mares tenebrosos 8 Terror
10/02/2009 Oliver Sacks Un antropólogo en Marte 6 Ensayo
17/02/2009 Michael Moorcock El programa final 3 Fantasía
23/02/2009 AA.VV. Visiones 1999 5 Fantasía
17/03/2009 Norman Spinrad La canción de las estrellas 6 Ciencia ficción
01/04/2009 C.S. Lewis Perelandra 4 Ciencia ficción
17/05/2009 Stephen King Apocalipsis 7 Fantasía
30/05/2009 George R. R. Martin Los viajes de Tuf 7 Ciencia ficción
10/06/2009 Cordwainer Smith Los señores de la instrumentalidad IV 5 Ciencia ficción
02/07/2009 AA.VV. Maestros del horror de Arkham House 7 Terror
25/07/2009 AA.VV. El peón del caos 6 Fantasía
07/08/2009 AA.VV. Lo mejor de la ciencia ficción soviética II 6 Ciencia ficción
15/08/2009 Karel Čapek La guerra de las salamandras 4 Ciencia ficción
23/08/2009 Javier Negrete La mirada de las furias 6 Ciencia ficción
05/09/2009 Sheri S. Tepper Despertar 8 Ciencia ficción
18/09/2009 Robert Bloch El que abre el camino 7 Terror
01/10/2009 George H. White La gran saga de los Aznar, tomo 1 5 Ciencia ficción
13/10/2009 George H. White La gran saga de los Aznar, tomo 2 7 Ciencia ficción
21/10/2009 James Herbert Aullidos 5 Thriller
29/10/2009 Theodore Sturgeon Venus más X 3 Ciencia ficción
27/11/2009 John Brunner Todos sobre Zanzibar 7 Ciencia ficción
06/12/2009 AA.VV. Visiones macabras 7 Terror
16/12/2009 Arthur C. Clarke La ciudad y las estrellas 9 Ciencia ficción
24/12/2009 AA.VV. Conan el bucanero 7 Fantasía

Las lecturas no han tenido la variedad que yo hubiera deseado (menos preponderancia de la cifi y más del terror) pero como lo que manda en estos años es sobre todo La Pila, pues hay que atenerse a ella y a su ciencificiosa realidad.

Ahora juguemos un poco con los números.

En total han sumado 9773 páginas leídas este año, lo que hace una media de unas 27 páginas por día. Pobre, muy pobre, lo admito. Pero quizá eso se debe a que de los veinticuatro libros leídos he sacado una media de satisfacción que no llega al seis (en concreto un 5’73).

El género que este año mejor sabor de boca me ha dejado es el de terror (con un 7’23 de promedio), pero esto no puede sorprender dado que sólo he leído cuatro libros del mismo, frente a los trece de cifi, con una media de satisfacción del 5’67.

Por palo de creación, el que más resultados positivos me ha brindado es (para variar) el de relato corto, donde me encuentro con un promedio de 6’37. Por el contrario, el que peor resultado me ha dado ha sido para mi sorpresa la novela corta, circunstancia sin duda debida sobre todo a causa de ese El programa final, que lastra las demás. La novela estándar no destaca, con un mediocre aprobado alto (exactamente un 5’7).

A ver si este año que ahora entra consigue que se disperse un poco más los géneros y se eleven las medias de satisfacción por lectura.

Ale, se acabó esta entrada pedantilla y sin sentido aparte del meramente masturbatorio.

Hasta luego, culebras.