David Brin – Arrecife brillante

Hola, culebras.

Por fin, la última reseña que me quedaba pendiente desde que estuve enfermo/off. Ha transcurrido casi un año entero de que terminé (escribo esto el día 27/12/2012), y ya era hora de terminar estos deberes pendientes. Así que aquí voy con Arrecife brillante, del futurista 😛 David Brin,

Que sí, que debería escribir una reseña de este libro pero… ¿que se puede decir de algo que queda completamente en el aire? Sí, en el aire: cuando empecé a este libro no tenía ni idea de que se trataba de la primera parte de una trilogía (desde hace años no leo los prólogos de Barceló). Pero además era una saga en estado puro: en este primer libro no concluye ni una sola de las historias que empieza, dejándote con cara de lelo. No es que haya paja, es que mete una, dos tres, cuatro historias, a las que hay que añadir toda una serie de descripciones de una sociedad compleja basada en la interacción de diversas razas extraterrestres, todas muy diferentes entre sí. ¿Estamos ante una maravilla como la saga de El planeta de la aventura, de Vance? Pues no, o como mucho (a falta de leer los otros dos volúmenes de la saga) nos encontramos ante una versión hipertrofiada y excesivamente detallista. ¿En exceso? Hay quien dirá que no, que todo detalle que sirva para dibujar el entorno es bienvenido; yo entiendo que hay límites, y necesitar de mil quinientas páginas (suponiendo que las otras dos partes tengan una extensión similar) para narrar una historia de una posible primer contacto de una sociedad proscrita con sus perseguidores me obliga a aplicarle un único adjetivo: sobredimensionada. O paja. O que el tío quiere rentabilizar una historia normal triplicando las páginas y pensando que así conseguirá el triple de ventas.

Vale que la biología de los extraterrestres sea interesante (sobre todo los conos gestalt y los que se propulsan con ruedas), o que el entorno misterioso y sus ruinas sugieran un pasado no revelado de poder y tragedia, o la incógnita que se esconde en la sima marina (si bien esa escena me recordó demasiado a Abyss, de Cameron): todo ello esta bien, pero queda eclipsado en cuanto a eficacia narrativa al compararla con El planeta de la aventura.

Por no hablar que el universo en el que esto se enmarca, el de la Serie de la Elevación, no me acaba de agradar: del mismo sólo he leído La rebelión de los pupilos, libro que me dejó frío, muy frío. Este Arrecife brillante tiene algo más de chicha, sí, pero sigue sin engancharme.

Y es que Brin no acaba de entrarme bien: tras leer este rocoso y lleno de claroscuros Arrecife brillante, a los que se suman Mensajero del futuro, Tierra, La rebelión de lo pupilos, creo que o algo me pasa con él, o que sencillamente no es un autor de mi agrado. No sé si habrá otra ocasión para darle una nueva oportunidad. Si no me equivoco no queda nada de él en La Pila, y dado que todo esto que he leído de él eran saldos… hasta que no me le topo en otro saldo creo que el señor Brin, futurista, se va a quedar por mí en las estantería de las librerías.

Bueno, que me olvidaba de ponerle una nota: un 6, si bien al tratarse de una saga inconclusa esa nota podría subir o bajar dependiendo del resultado final de la historia. Aunque leyendo lo que he leído de sus continuaciones pocas ganas me quedan

Chao.

Balance de lecturas 2011

Hola, ofidios.

De nuevo toca preparar un balance de lecturas anuales. En esta ocasión de 2011 (y esto lo hago muy tarde, ya entrado 2013, debido a que tras mi enfermedad de verano de 2011 se me fueron acumulando más y más reseñas, y más y más vagancia). Esto es lo que leí en 2011, y así lo valoré.

 

Fin lectura Autor Título Valoración Género

21/01/2011

John Brunner Rebaño ciego

9

Ciencia ficción

26/01/2011

Horace Walpole El castillo de Otranto

5

Fantasía

02/02/2011

Ramsey Campbell Cartas malditas

6

Terror

12/02/2011

Mathew G. Lewis El monje

8

Terror

21/02/2011

Mary Wollstonecraft Shelley Frankenstein o el moderno Prometeo

8

Terror

28/03/2011

Ángel Torres Quesada Los vientos del olvido

7

Ciencia ficción

04/04/2011

Gordon R. Dickson Nigromante

2

Ciencia ficción

14/04/2011

Charles R. Maturin Melmoth el errabundo

5

Terror

15/04/2011

A.A.V.V. Visiones peligrosas I

3

Ciencia ficción

26/04/2011

Robert E. Howard Conan el conquistador

8

Fantasía

02/05/2011

Robert J. Sawyer Starplex

6

Ciencia ficción

13/05/2011

Bret Easton Ellis American psycho

3

Terror

30/05/2011

AA.VV. Antología de ciencia ficción española 1982-2002

5,6

Ciencia ficción

16/06/2011

Haruki Murakami El Fin del Mundo y un despiadado país de las maravillas

5

Fantasía

27/06/2011

Daniel Rhodes La tumba de Lucifer

1

Terror

06/07/2011

Frank M. Robinson La oscuridad más allá de las estrellas

5

Ciencia ficción

08/07/2011

Clifford D. Simak Estación de tránsito

6

Ciencia ficción

14/07/2011

Robert Heinlein La luna es una cruel amante

9

Ciencia ficción

15/09/2011

Dan Simmons La soledad de Charles Dickens

8

Terror

26/09/2011

Dmitry Glukhovsky Metro 2034

4

Ciencia ficción

03/10/2011

Edgar Rice Burroughs Thuvia, doncella de Marte

5

Ciencia ficción

14/10/2011

David Brin Mensajero del futuro

6

Ciencia ficción

10/11/2011

Mark Faby Wyrm

3

Ciencia ficción

07/12/2011

Frederick Pohl Los años de la ciudad

5

Ciencia ficción

A modo de resumen, y comparando con el año anterior:

  • He leído un poquito, sólo 24 libros frente a los 29 del año anterior, y ahora no hay excusa de que haya leído sagas.
  • Todo eso hace que bajen las estadísticas: 8744 páginas leídas que hacen un muy triste promedio de 24,78 páginas diarias. Sí, estuve enfermo, pero aun así muy mal.
  • Otra vez predomina la cifi, seguida del terror.
  • La valoración media de lectura ha sido más penosa si cabe que el año pasado, con un triste 5.5. Mejor no entrar en los bodrios leídos. Entre las lecturas a destacar Rebaño ciego y La luna es una cruel amante, ambos dos inconmensurables.

Bueno, aquí acaba el balance de 2011.

Chao.

Frederick Pohl – Los años de la ciudad

Hola, ofidios.

He aquí la penúltima reseña con retraso (ésta con fecha del 23/12/2012), ahora de un libro de Pohl, Los años de la ciudad.

La novela en sí misma es una especie de fix-up de cinco relatos aparentemente independientes, pero que juntos dan una idea de la evolución de una ciudad, tanto a nivel social-cultural como arquitectónico. El Nueva York desde el tiempo actual hasta un siglo después. Historias de bandas, mafias, rebeldía, prisión, castigo y revolución, todo ello frente a lealtad, deber, responsabilidad civil, junto a una visión optimista del futuro y de los poderes sociopolíticos. Destacable el tratamiento de la revolución, un alzamiento popular a través de las redes (o el concepto de red visto desde esa época), y el que a través de esas mismas se genera un movimiento de responsabilidad civil. Muy en plan lo que me gustará ver en la realidad, vamos. Y que no veré, eso seguro.

La lectura del libro obliga a un ritmo lento, incluso en los muy contados momentos de acción. No destaca dentro de la obra de Pohl. Le otorgo un 5 y bastante me parece.

Adiós.

Mark Faby – Wyrm

Hola, culebras.

Minirreseña de Wyrm, de Mark Faby. La he escribo el 8/12/2012, con más de un año de retraso.

Wyrm es un libro oportunista (editado en 1997 y habla de ordenadores, internet y efecto 2000), pero de resultado fallido. Muy fallido. Aunque a saber si hay algún libro que con esas premisas hubiera conseguido algo digno. En resumen: un megademonio informático consigue alterar la realidad a base de memes y de difundirse en la red mundial de ordenadores. Contra él luchan una pandilla de programadores, jugones y expertos en seguridad. ¿Cómo? Pues metiéndose en una especie de mega MMORPG: el juego de juegos, un único interfaz de juego capaz de unir a todos los juegos bajo ese único interfaz y someterlos en las… ejem, estoy mezclando conceptos de una obra maestra con una basurilla.

Na, Wyrm se reduce a un pasarratos. Y si sabes algo de internet, de redes, de servidores, de informática bancaria, de juegos online, etc. te demuestra porqué individuos como Iker Jiménez siguen por ahí pululando y haciéndose de oro. ¿Cómo? Diciendo chorradas sin sentido, sin pies ni cabeza, pero que al común de los mortales (ignorante de qué va la vaina e incapaz de discernir el buen discurso de la más vacía charlatanería) le suenan bonitas, se las cree e incluso paga por ellas.

Eso es Wyrm, aventurillas que al más mínimo estudio serio se caen solas, pero que han permitido a Faby editar el libro e incluso sacar dinero del mismo. Por fortuna no hay nada más de este tío por ahí para leer, así que no se lleva ni una miserable etiqueta en mi blog, ja, ja, ja. Algo similar ya le pasó a Maturin tras leerme el tocho de Melmoth: no quiero leerme nada más de ese cura ya que, si Melmoth es lo mejor, no quiero ver cómo es lo peor.

Se lleva un 3 y va que chuta.

Adeu.

David Brin – Mensajero del futuro

Hola, culebras.

Otra reseña muy tardía (escrita el 23/12/2012) y ultracorta, en ésta ocasión de Mensajero del futuro, la famosa novela de David Brin, el ‘futurista’ (tal y como lo describen en la serie de TV Profetas de la Ciencia Ficción). Tanta fama alcanzó la novela que Kevin Cosme de Todos los Santos rodó una adaptación cinematográfica. Ya había visto varias veces la película, una historia romanticona que tiene la ciencia ficción más como escenario que como elemento de peso y, si bien se deja ver, no está precisamente entre mis favoritas del subgénero postapocalíptico.

Pero vayamos al libro y dejemos en paz la película.

¿Qué hay en el libro? Una historia de supervivencia, protagonizada por un solitario en un mundo forzosamente solitario y desconfiado. A través de la novela rezuma una mezcla de optimismo y fatalidad. De un lado están los núcleos de población que intentan hacer resurgir (o al menos no olvidar) la civilización de preguerra; del otro los tan americanos asilvestrados locos de la independencia y las armas. Y entre medias un fantasmal organismo de Correos, pergeñado a modo de justificación de que el protagonista vista un abrigo de ese cuerpo (único parecido con la película).

La novela carece de un ritmo que enganche, yendo a trompicones de interés y falta del mismo. Pero eso no acaba de suponer un problema dado que le da realismo: ese mundo devastado es una suerte de ruleta rusa, un continuo desengaño donde mantener la esperanza es sin duda el mayor reto. Y así, a base de ostias, de chascos, avanza el protagonista a lo largo de novela. Que nadie espere una epopeya ni un texto épico: se trata de una historia de un solitario que a duras penas soporta la carga que conlleva portar ese abrigo.

Por todo ello le pongo al libro un 6.

Chao.

PD: Para los que sepan inglés, ahí les dejo el comentario que el propio autor de la novela dedica a la película.

Edgar Rice Burroughs – Thuvia, doncella de Marte

Hola, culebras.

De nuevo una reseña escrita muy a posteriori, concretamente el día 28 de octubre de 2012.  En esta ocasión me toca este texto del creador de Tarzán, Edgar Rice Burroughs, que nos vuelve a llevar a ese Marte imposible y romántico suyo.

Thuvia, doncella de Marte es una obra desenfadada, directa y simple, sin sorpresas ni especial misterio, llena de malos muy malos (preferiblemente feos) y buenos muy buenos (a ser posible guapos y fortachones). Vamos, un texto para apagar el cerebro y escrito también así, con el piloto automático para atraer a un lector sencillo, nada exigente. En definitiva, un guión simplista, de los de ‘todo para adelante y mascadito para el protagonista’. Muy pulp, muy de la época. Muy mal envejecido. En su momento no digo que esta novela tuviera buen aceptación; leerla ahora te obliga a implantarte con fuerza el chip de ‘lector de los años 20’, que si no no la disfrutas.

En cuanto a los detalles del contenido hay que decir que de nuevo nos encontramos ante una obra que tiene mucho más de fantasía que de ciencia ficción, perceptible sobre todo en lo relativo a los poderes personales de alguno de los protagonistas. El amigo Carthoris es mucho más que un superhombre: el elegido del destino, al que todo le sale bien, o incluso mejor. La pobre Thuvia se resume en un bonito maniquí manipulado de un lado para otro, que ve cómo su paladín va detrás de ella a todo lo largo del planeta.

Qué decir de la edición… pues mala (incluso en la elección de la tipografía), con errores de ortografía y fallos de maquetación, como por ejemplo el mal uso del guión largo en los diálogos. El conjunto crea un aspecto general de aficionado; lo mismo podemos decir de la traducción, poco menos que descuidada. Pero es que en ese aspecto sigue al resto de libros de la colección Omean.

En definitiva, le pongo 5 y bastante me parece.

Adiós.

Dmitry Glukhovsky – Metro 2034

Hola, ofidios.

Ahora me toca hablar del segundo libro que leo de Dmitry Glukhovsky, igualmente segundo libro ambientado en el exitoso universo de un postnuclear metro de Moscú.

Nota: esta es otra reseña redactada muy a posteriori de la lectura del  libro. Éste lo he redactado el día 27 de octubre de 2012, y tengo que admitir que el libro tiene tal calidad que apenas puedo recordar nada de su trama, al contrario que de la de Metro 2033. Eso ya habla mucho de él y de su calidad.

Metro 2034 retoma ese lúgubre, interesantísimo (en principio) y a medias esbozado reducto que es el suburbano de la capital rusa. En esta ocasión el libro, en contraposición con el primero, se intenta centrar en la taciturna, lacónica y monolítica figura del brigadier Hunter. A Hunter ya le conocimos casi de pasada en el volumen anterior, Metro 2033, dando el aspecto de ser una especie de máquina de matar un poco ida de olla, a saber si por su propia vida de antes de la hecatombe o por lo que se había obligado a ver y sufrir a posteriori. Ese carácter chocaba y resaltaba más o menos bien con el del otro protagonista, un imberbe que empezaba a descubrir los horrores del metro.

En este Metro 2034 se repite el esquema, con la salvedad de que la figura de Hunter toma más preponderancia. Pero en lo básico es lo mismo. De hecho, resulta demasiado parecido.

La estructura del libro insiste en el mismo esquema de acontecimientos que el anterior,tanto que parece un calco: nos introduce en la desesperada situación de una estación, la falta de recursos y el estar acosada por criaturas provenientes del exterior (vamos, el mismo esquema que en Metro 2033, y uno muy semejante a muchas películas de zombis, ya de paso). A partir de ese momento se inicia otro viaje por las entrañas del suburbano moscovita, un recorrido que se hace anodino y confuso por momentos: quizá un moscovita sea capaz de captar todo, pero yo admito que he notado en varios fragmentos como que algo falta, alguna referencia.

A medida que avanza la novela toma especial relevancia otro personaje que ya apareciera en la anterior obra, Homero. Éste trata de convertirse de verdad en un cronista de cuanto sucede en el metro. O más bien un intento de, porque no lo logra. Al autor trata de darle a este personaje una profundidad narrativa (hacerle realmente un Homero relatando una odisea) que sin embargo no logra. Junto a él una chica, una huérfana y perdida que ve cómo toda su vida anterior se hunde, y busca un asidero al que aferrarse (sí, hay pseudohistoria de amor), y un chico extraño y desconcertante, supuestamente poseedor de cierto conocimiento que se resiste a compartir. La extraña pareja se acaba convirtiendo en un trío gracias a la presencia (semejante al Guadiana en la zona de los Ojos) de Hunter, nunca mejor dicho, no acaba de cuajar, y a lo largo de las páginas vemos cómo toman y pierden el protagonismo del texto.

Así, con ese conglomerado de personajes, Glukhovsky intenta hacer una especie de novela de personajes, si no coral, pero sin lograrlo en ningún momento. Las vidas de los protagonistas no acaban de resultar atractivas, lo que dicen y hacen tampoco, el entorno que se describe se deja en exceso difuso y poco detallado. ¿No queriendo implicarse? ¿Dosificando adrede información para futuras secuelas?

Y es que a estas alturas de la película (con una novela anterior casi calcada) Metro 2034 carece del gancho de la novedad que sí que tenía la anterior. Sí, se describen más estaciones, revelando algunos detalles que hasta el momento no se conocían respecto al funcionamiento de esa sociedad troglodita, pero el conjunto general no satisface, con altibajos en el ritmo y el interés de lo que se cuenta.

Vamos, que no creo que compre el futurible Metro 2035. Porque este se merece un muy escaso 4.

Un saludo.

Dan Simmons – La soledad de Charles Dickens

Hola, culebras.

Aunque en esta reseña aparezca una fecha de 2012, todas las que hay entre este libro y el de La carretera han sido perpetratas a finales de 2012: está en concreto en fecha de 7 de Octubre. Sí, lo admito, se han ido quedando pendientes porque en primer lugar por aquella época estaba malo, y luego porque no disponía de mucho tiempo para ellas. Por esas razones, así como por lo remoto entre la lectura y el comentario, estas reseñas van a ser un poco bastante ligeras.

Empiezo este viaje al pasado (en lo que se refiere a lecturas) con La soledad de Charles Dickens de Dan Simmons. Tras leer la magnífica El terror cogí este nuevo relato ‘de época’ con muchas ganas, intrigado en saber cómo extraía Simmons una buena historia de horror de un personaje tan histórico y conocido como Charles Dickens.

Pues bien: La soledad es sobre todo un relato de personajes, y en ciertos pasajes de ambientes. Pero poco más. O quizá suficiente.

El estudio que ha realizado Simmons de las figuras de Charles Dickens, de Wilkie Collins y sus respectivas familias y entornos ha resultado poco menos que magnífico: no sólo el lienzo familiar e interpersonal es por completo creíble, sino a veces casi demasiado casi real, casi fotográfico y en extremo descarnado.

La figura de Dickens aparece retratada como un obsesivo y tozudo perfeccionista, acostumbrado a que los hados se porten con él y todo le salga bien. Llevado por esa forma de actuar se lanza de cabeza en proyectos visionarios y a veces incluso alocados (como por ejemplo las sesiones de lectura/interpretación de sus obras, culminadas por los intentos de hipnosis masiva). Dickens verá toda esa seguridad en entredicho ante las casi catastróficas consecuencias de un accidente de tren, y el subsiguiente encuentro con un personaje oscuro y desconcertante: Edwin Drood. La malsana y ambigua presencia de Drood, junto a la obsesiva relación de Dickens con sus creaciones y su excesiva confianza en sí mismo, le harán le llevarán a una espiral de autodestrucción.

Con igual detalle se describe la sombría presencia de Wilkie Collins, un individuo taciturno y muchas veces falso, víctima de su adicción a la morfina. Collins, imagen del desgraciado cuyos intentos de fama quedan eclipsados por el coloso ególatra de su amigo, a lo largo de la novela demuestra un comportamiento esquivo, falso, envidioso y retorcido, una manera de ser que se vuelve tan comprensible como despreciable. A ello hay que añadir una sexualidad por momentos ambigua, oculta en una extraña manera de entender las relaciones hombre-mujer.

Junto a estos dos amigos y antagonistas, y completando el trío central de la novela, nos encontramos a Edwin Drood, una suerte de avatar oscuro del mal, o quizá pobre desgraciado surgido de las catacumbas de Londres. Su extraña y siniestra presencia, a veces de corte vampírico, acabará obsesionando a los otros dos protagonistas.

En torno a este trío fatal se despliega una panoplia de personajes tan variopinta como triste. Las familias de Dickens y Collins, así como sus amantes; la alta sociedad y las élites del artisteo londinense; los agentes de policía, en activo o ya retirados, impregnados de corrupción muchas veces forzada por la necesidad; los miserables de los barrios deteriorados de Londres…

Y la propia ciudad, Londres, sus barriadas decrépitas y sus catacumbas, escenarios lóbregos y enfermizos que sólo pueden albergar a gentes igual de desastradas, Dickens y Collins entre ellas.

Todo junto compone un lienzo tan oscuro como colorista, rico en detalles morbosos y decrépitos, una historia preñada de historias que le hace a uno leer y leer sin parar. Las páginas se suceden mientras te sumerges y contemplas la decadencia moral y física de los dos escritores, cómo sus relaciones familiares y sociales se van deteriorando o transmutando algo… diferente. El juego de personajes y de situaciones, así como el magnífico tempo de las historias, nos hacen recordar a un inspirado Stephen King.

Bien, sí: tenemos personajes, las relaciones entre ellos, pero ¿y el horror? Ahí es donde el libro falla. Hay tensión en un porcentaje alto del libro, pero el horror que se esperaba no existe sino en unos contados pasajes, perdido entre páginas y más paginas de retratos sociales. La figura que se espera resulte como catalizador del horror, Drood, acaba difuminada a lo largo de las páginas, diluyéndose en algo brumoso e impreciso, demasiado vago, al final de texto. De nuevo, como en El terror, Simmons defrauda con un final no acorde a las expectativas del texto.

Aun así, por todas las páginas transcurridas descubriendo los tejemanejes de Dickens y Collins, con esos viajes a los barrios purulentos y drogadictos de Londres, la lectura merece la pena.

Le pongo al libro un 8, que ya es bastante.

Un saludo.

Eduardo Vaquerizo – Danza de tinieblas

Hola, ofidios.

Hace mucho que lo leo una novela patria, e iba tocando. Y además con alguien al que conozco en persona de cuando me movía por el fandom de Madrid, Eduardo Vaquerizo.

Danza de tinieblas es una novela agradable, sin pretensiones. O mejor dicho, con menos pretensiones de las que yo mismo le daba en un principio: me esperaba algo enrevesado y bizarro en plan Las Puertas de Anubis (de Tim Powers), o incluso cercano a ‘Setenta y dos letras’ (del inefable Ted Chiang, del que ya hablé –o mejor dicho puse a parir por baboso y paulocoelhoso– en la anterior versión de éste blog). Pero no: Danza de tinieblas usa el steampunk lo usa a modo de maquillaje para introducirnos en una historia dotada de una importante carga social. No diré que reivindicativa pero no carente de con cierto aroma a eso. Los detalles mágicos, o de steampunk, quedan en lo menos. Sin embargo esa ausencia no se echa de menos ante las tribulaciones del protagonista, una especie de Marv (el juggernaut de la historia inicial de Sin City, el soberbio cómic de Frank Miller) de ese siglo XX extraño y oscuro.

El resultado final de la historia es satisfactorio, si bien no explosivo. Además cuenta con el aliciente de estar ambientado en algo aproximadamente cercano, ese Madrid a medio camino entre la modernidad y el siglo de oro.

Pero la obra padece de un defecto enorme, y provocado no por el autor sino el editor: todo indica que no ha habido revisión, ni galeradas, ni corrección de estilo. Nada de nada. De ser así (he leído muchos Minotauros y no recuerdo haberme encontrado con algo similar) demostraría una absoluta falta de respeto del editor para con el autor. Parece que se ha llevado a imprenta el texto original (a Edu le conozco y sé de qué pie cojea) y por ahorrarse eso, o por despiste, o a saber qué razón más o menos peregrina, el editor ha permitido que salga a la luz el texto en bruto, dando al público lego una imagen mala del autor. Creo que ya le sucedió a Edu algo similar con la novelización de Stranded. Vergonzoso. Si yo estuviera en su sitio tendría un santísimo cabreo ya que por esa desidia la que paga es su fama entre los lectores. O entre algunos: yo voy a seguir leyendo lo que me caiga de él.

Resumiendo, por todo ello se lleva un justito 6.

Chau.

Robert Heinlein – La luna es una cruel amante

Hola, culebras.

Otro libro de Heinlein, si no recuerdo mal mi segundo de este autor tras La puerta al verano. Esta novela, La luna es una cruel amante, ha resultado ser una deliciosa pieza de relojería. Estamos casi ante lo que se podría describir como un estudio histórico novelado de una revolución. Una revolución en un tiempo futuro, en un entorno ahora mismo demasiado remoto en lo relativo a su plausibilidad, pero narrada de una manera tan detallista, tan pormenorizada, tan humana y dotada de tal cercanía que parece envolverle a uno. Una delicia. Tan creíble resulta (o al menos así me lo ha parecido) que me pregunto si soportará un análisis serio, sobre todo en lo relativo a la trama política y a los aspectos tácticos. ¿Qué diría Sun Tzu si lo leyera?

Un detalle de lo más interesante, y muy bien hilvanado, es la descripción de la mentalidad selenita. Especial relevancia merece el tratamiento de la familia lineal, que aparece descrita de una manera tan soberbia que incluso resulta creíble. Teniendo en cuanta que está integrada por miembros de una sociedad tan liberal que roza el extremo opuesto: el anarquismo. Una sociedad así ahora mismo es muy difícil de imaginar en La Tierra. Y a este comentario debo añadir un ‘por desgracia’ seguido de un sonoro suspiro.

A veces el discurso político se vuelve un poco cargante, si bien aparece resuelto de una forma lógica para propiciar el avance de la novela.

Uno de los defectos, que sin embargo acaba por no chirriar demasiado, es el del protagonista no humano. De una precisión casi increíble, casi se diría que lleva de la mano a los protagonistas, lo que depara en cierto determinismo. Un detalle de ese semidios que no me resultó del todo agradable es su misterioso y no explicado origen. Más aun si se tiene en cuenta la arcaica tecnología usada, algo que ha envejecido muy mal. Pero esos defectos se pasan por alto ante el resultado final del conjunto, soberbio.

Curiosamente el final de la novela defrauda: todo lleva a él de una manera predecible y esperada (casi diría que anhelada), y cuando llegas te preguntas ‘¿y no hay más?’. Leyendo esta novela sólo puedo decir que tengo ganas de tener entre mis manos otra de Heinlein.

Esta maravilla de la literatura se merece un indudable 9. El 10 me lo reservo todavía para cuando lea algo… especial.

Adiós.