Joe Haldeman – Compradores de tiempo

Hola.

Pues de inmortales a inmortales, y tiro porque me tocan las morales. O dicho de otra manera: dado que me había leído un libro de inmortales que no me acabó de satisfacer, le di una nueva oportunidad al subgénero con otro libro que tenía en La Pila. Y un nuevo chasco, si bien este menos gordo. Compradores de tiempo (de Joe Haldeman) llevaba en La Pila años, pero una buena pila de años (creo que lo compré por correo a Miraguano, en esos pedidos que casi compraba los libros por decenas , y eso implica que todavía vivía en Santander), más que nada debido a que lo que ponía en su contraportada no me atraía mucho. No mucho, o más bien nada (lo mismo sucede con El engaño Hemingway, del mismo autor y que lleva posiblemente igual cantidad de años cogiendo polvo). Debido a eso el que tras leerla la novela no me gustara no me ha supuesto ninguna sorpresa.

Compradores de tiempo es un libro que encaja en ese subgénero llamado ciberpum, un estilo que jamás me ha dejado satisfecho: eso de las conspiraciones entre corporaciones en las que se ve envuelto de repente un don nadie (mindundi pero que sin embargo está lleno de recursos) para ir sufriendo a lo largo de las páginas diversas calamidades (y que entre medias se encuentra con una chica casi guapa pero triste por los palos que le ha dado la vida) para luego, a los dos tercios de páginas, descubrir que las corporaciones en realidad son gigantes con pies de barro, y allí está el para aplicar la manguera… pues como que no.

Coño, si acabo de contar toda la novela. Una molestia menos. Bueno, voy a decir algo más: en esta novela el malo, muy malo, se hace despreciable, sí, dan ganas de darle una paliza ‘a culo visto’ (como dirían en la familia de mi mujer), pero… coño, que el objetivo final de la Stillman es bueno: hacer de cortafuegos de los ricos que están pagando los rejuvenecimientos. ¿Quiere Haldeman una basura social como la descrita por Anderson en el último episodio de La nave del millón de años? Por dios, no. El hombre por definición, por naturaleza, debe ser mortal. ¿Un mundo lleno de hijos de puta como los de ahora, pero con una esperanza de vida de milenios? No hijo, no. Si es que los idealistas de los asteroides desconocen lo que se esconde tras el concepto de ‘explosión demográfica + naturaleza humana’. ¿Dónde está un Tuf cuando se le necesita? Lo que le hace falta a este planeta es una mezcla de Atila, Hitler, Pol Pot, Stalin y demás trabajando a escala mundial… vamos, la vista de un czarniano.

El título de Compradores de tiempo casi describe a la perfección la esencia de lo que el autor busca con el libro: has pagado por el libro, lo has leído, el dinero ha acabado en las manos del autor, y tú estás deseando coge el siguiente.

Vamos, que le pongo un cinco raspado, por eso de que no entra dentro de lo claramente malo, pero nada más.

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